«Así murió». Esas dos palabras tal vez sean lo más rotundo que aportó la primera jornada del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, que se desarrolla en los Tribunales de San Isidro. Estuvieron a cargo del fiscal Patricio Ferrari, quien presentó una imagen clave como prueba contra los imputados, ante el estupor de la audiencia, incluidas Dalma y Giannina. Foto en mano, hablaba de «negligencia extrema» en los cuidados del exfutbolista.
Antes de pasar a cuarto intermedio por la tarde, pasaron cosas: “El equipo médico de Maradona era formado por Luque y Cosachov”, señaló el abogado defensor de la médica Nancy Forlini, y que ella “no cumplió ni cumple un rol médico asistencial”. Rodolfo Baqué, abogado del enfermero Ricardo Omar Almirón (el que informó de las 118 pulsaciones del Diego ese miércoles), sostuvo que para su cliente “era un honor cuidar” a Maradona y que “no tenía ningún móvil para matarlo”, aunque acotó: «No tengo dudas de que acá hubo un plan criminal para matar que Diego. Pero falta ver quienes fueron parte de él. Todos sabían cuál era el estado de Maradona. Verónica Ojeda pedía llevarlo. Las hijas querían internarlo”.

El abogado del psicólogo Carlos Díaz habló en la apertura de lineamientos y destacó: “La primera vez que lo vio, lo recibió Maradona a Carlos con un vaso de vino». Y que la segunda vez que su cliente vio al ex futbolista, “estaba fantástico”. Según dijo, fue Díaz quien “prohibió que haya alcohol en la casa” y que Maradona «murió sin alcohol ni drogas en sangre».
Vadim Mischanchuk, abogado de la psiquiatra Agustina Cosachov (una de las principales apuntadas por el público al llegar al tribunal), informó en su lineamiento que va a solicitar la absolución de su clienta: «no hay relación de causalidad probada entre la actuación de mi cliente y la muerte de Diego Maradona, que ocurrió por un evento cardíaco que no se ha podido probar después de cuatro años, qué lo causó”.
Y Mara Carla Digiuni y Julio Rivas, abogados de Leopoldo Luque (médico personal del Diego desde 2019), manifestaron que la muerte de Maradona fue por un “evento cardiológico impredecible. Luque no participó en ninguna de las circunstancias que se le imputan”.
Mientras, Fernando Burlando, abogado de las hijas del Diez, afirmó que Maradona “fue asesinado” y que se trató de «un plan inhumano que resultó eficaz. La internación domiciliaria fue una manera de condenarlo a muerte».

Para el abogado, el ex futbolista “podría estar vivo” si las personas juzgadas hubiesen realizado aunque sea «un llamado telefónico. Ninguno de los acusados hizo lo que tenía que hacer, porque no querían hacerlo. Ese fue el deseo, quitarle la vida”. La fiscalía definió esos últimos días de internación domiciliaria del Diego: “Teatro del horror”.
Eso fue adentro del Tribunal, afuera había otro mundo paralelo.
El pueblo maradoniano
Desde las primeras horas de la mañana, banderas, pancartas, camisetas de Argentina, Nápoli y Boca Juniors, Newell’s y Gimnasia se vistieron con los colores que Diego inmortalizó, como jugador o DT. Los cánticos no tardaron en sonar: «La mano de Dios» y «Si yo fuera Maradona» acompañaban los redoblantes y las trompetas que le ponían ritmo a la jornada. Bengalas encendidas daban un marco de mística, mientras el grito «Justicia por Diego» se repetía como un mantra en la multitud.

«Esto no es solo un juicio, es un acto de justicia por nuestro ídolo», decía Agustín, un maradoniano de 39 años que desde temprano se sumó a la convocatoria. «Nosotros creemos que este es solo el puntapié inicial, porque acá se está juzgando a los responsables directos, pero hay otra gente que también debería estar en el banquillo», agregó en referencia a figuras como Matías Morla y Víctor Stinfale.
Poco antes de las 10 de la mañana, la llegada de Dalma y Gianinna, acompañadas por su abogado Burlando, generó emoción entre los presentes. En la calle, los seguidores de Diego seguían sumándose. Julio Moreira, alias «Limón», oriundo de Villa Hidalgo, expresó con contundencia: «Esto fue un asesinato y no se puede tratar como si fuera la muerte de una persona común. Diego era un embajador en el mundo y merece justicia». Su mensaje reflejaba el sentir generalizado de quienes no solo buscan una condena para los acusados, sino también que se investigue a quienes se beneficiaron con la herencia y el legado del astro.

«Podían salvarle la vida»
El juicio, que llega tras 1.567 días de espera, tiene en el estrado a siete acusados y se desarrolla en el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro. Aunque la causa está caratulada como homicidio simple con dolo eventual, Burlando adelantó que la investigación podría cambiar su curso. «No tengo dudas de que lo que le pasó a Diego fue un asesinato«.
Siguiendo esta línea, afirmó que la muerte del 10 estuvo atravesada por la negligencia de los acusados: «Más allá del trato inhumano que le dieron, está claro que fue asesinado. Diego se salvaba con un teléfono, un llamado de un médico o coordinador o quien sea. Se lo llevaba a cualquier guardia y podían salvarle la vida».
Burlando subrayó que hubo un engaño desde el inicio: «La intervención domiciliaria seria nunca existió. Le dieron medicación como a un animal, no como a un ser humano. Engañaron a la familia, les dijeron que era mejor internarlo en su casa. Ni siquiera lo iban a ver. Diego estaba rodeado de desconocidos. Lo que más quería era tener a su familia, y no lo dejaban verla».
El abogado adelantó que los audios que se presentarán como prueba serán estremecedores. «Diego podía vivir años, lo mejor era internarlo en una clínica. Aquí, los audios que van a estremecer a quienes los escuchen son las pruebas que contradicen todas las versiones anteriores. Lo bardeaban, no lo atendían. Esto es creer o reventar», afirmó.
También deslizó que hay un trasfondo económico en la situación: «gente que se quiso beneficiar post-muerte de Diego. A medida que transcurra la prueba veremos si se cambia la carátula. Lo que está claro es que el abandono de persona está presente y se intenta llevar esto a la mala praxis».
Entre la multitud que se congregó en las puertas de Tribunales de San Isidro, Micaela, llegada desde Rosario, tomó la palabra y expresó el sentimiento compartido por quienes exigen justicia: «estamos desde temprano acá junto a un grupo de maradonianos y maradonianas que venimos de todas partes del país para acompañar a la familia y para seguir exigiendo que este juicio prospere y que se haga definitivamente justicia por Diego«.

Con firmeza, agregó: «Estamos seguros de que este es el principio del fin para todos aquellos que llevaron a Diego a un escenario tristísimo de abandono, de aislamiento y después de muerte. Mientras ellos acá adentro se están peleando para echarse culpas y evadir responsabilidades, tenemos en claro que tiene que ser justicia».
«Sabemos que hay una justicia divina, pero queremos que todos estos responsables estén presos con la máxima cantidad de penas que puedan recibir. Lo que hicieron es negligencia médica y no vamos a permitir que sea gratuito –sentenció–. Queremos que la justicia actúe y si no, la condena será social. No van a poder caminar tranquilos en ninguna parte del país».
Mientras en los Tribunales se presentaban pruebas y se debaten responsabilidades, en la calle el pueblo sigue haciendo lo que mejor sabe: bancar a su ídolo incondicionalmente. «No hay que dejar de seguir este proceso, porque Diego no era solo un jugador, era parte de nuestra identidad», resumió Agustín, con la certeza de que la lucha por justicia recién comienza.

El proceso, que se espera extenso, marcará un antes y un después en la historia judicial y deportiva del país. Con cánticos, banderas y la convicción de que la verdad debe salir a la luz, la primera jornada del juicio deja en claro que Maradona sigue más presente que nunca en el corazón de su pueblo.
Micaela señaló a los responsables que aún no están en el banquillo: «Exigimos a cada uno de los fiscales y jueces que impartan justicia y que además condenen a Matías Morla, que llamen a un nuevo juicio para que el actor intelectual de todo este escenario catastrófico pueda pagar». Con un mensaje contundente, advirtió: «Nosotros vamos a seguir acompañando cada una de las medidas, vamos a seguir apoyando a la familia, a las hijas, a los hijos, a las compañeras que tuvo Diego en su vida y queremos realmente que haya justicia efectiva». Sus palabras salían con pasión y dolor. Casi como una metáfora de la vida de su ídolo.