Las primeras horas del período de sesiones ordinarias que Javier Milei inauguró el 1° de marzo en el Congreso desnudaron las correlaciones de fuerza que se estan gestando alrededor del oficialismo para la etapa que se avecina. Ni el presidente (ni el gobierno) cuentan todavía con una dimensión certera del impacto que generó su primer discurso de apertura. El viernes pasado retomó la iniciativa, pero los gestos protocolares que prodigó para distender la tensión corren el riesgo de deshilacharse tras las amenazas veladas que lanzó en la feria anual de Expoagro donde dijo que si los legisladores no aflojan «les cierro el Congreso». La confesión contrasta con el Milei que buscó mostrarse conciliador ante la Asamblea Legislativa para trazar una hoja de ruta hasta fines de mayo. Un primer examen se vivirá este viernes, cuando la mayoría de los gobernadores vuelva a la Casa Rosada para escuchar al jefe de Gabinete, Nicolás Posse. No se espera un encuentro de protocolo para la foto sino una mesa privada donde los invitados esperaban verlo a Milei para preguntarle de todo a partir de su anuncio. En su lugar estará el ministro coordinador y deberá contar qué quiere hacer con la Ley Ómnibus y responderle a los mandatarios si pretende tropezar con las mismas piedras de febrero y si reabrirá la negociación fiscal para evitar que el Congreso que lo escuchó el viernes pasado se transforme en un pantano cenagoso durante los próximos dos meses, considerados los más criticos del shock de ajuste que aplica el Gobierno.
Salvo el PRO, los demás bloques que en febrero fueron dadores de cuórum y de votos para la Ley Ómnibus ya no piensan lo mismo que calculaban después del 10 de diciembre. Por esos días se cocinaba el comienzo del verano y del mandato presidencial del economista de ultraderecha. Ahora que está a un paso de cumplir sus primeros 90 días y falta un parpadeo para la llegada del otoño, esos mismos espacios le tienen menos confianza al presidente. Para no quedar a merced de su agenda y mucho menos de sus amenazas, desde este miércoles comenzaron a cerrar filas para marcarle la cancha al gobierno desde uno de los recintos legislativos que, según dijo Milei, quisiera paralizar. No hace falta que se lo diga a los agroexportadores a viva voz, en el Congreso piensan desde febrero que el nuevo presidente tarde o temprano tensará mucho más la soga con el poder legislativo.
El bloque macrista, que conduce Cristian Ritondo seguirá entre la inestable relación con La Libertad Avanza, las ofertas de construir un interbloque, y la próxima elección de presidente partidario. La fuerza que fundó el expresidente Mauricio Macri hace 20 años volverá a sus manos a partir del 19 de marzo y quizás desde la sede porteña de la calle Balcarce conduzca una nueva etapa de acercamiento con Milei. El bloque amarillo quizás le haga caso y concrete en los hechos el acercamiento que en la Casa Rosada retacean a regañadientes. El precio del PRO ha bajado desde que Milei busca un acuerdo nacional mayor, pero todo puede cambiar en la medida que los anuncios no pasen de los gestos. Si la negociación con los gobernadores este viernes sigue en cero, es posible que el PRO se quede más solo en el Congreso y que los demás bloques redoblen la apuesta que ya fue planteada esta semana.
El germen ya fue sembrado esta semana por el bloque Hacemos Coalición Federal. Lo preside Miguel Pichetto y además contiene a la Coalición Cívica, al cordobesismo, a Margarita Stolbizer y a Ricardo López Murphy. También a ex macristas como Emilio Monzó y Nicolás Massot, además de Oscar Agost Carreño, que preside el PRO cordobés, pero no está dentro del bloque que comanda Ritondo.Convencidos del «metaverso» de Milei, en 48 horas presentaron dos pedidos de sesión especial para tratar dos temas que reunen a buena parte de los malheridos del Gobierno. Tienen sólo 23 voluntades pero quieren debatir el próximo miércoles un proyecto de la Coalición Cívica para aumentar las jubilaciones e impulsar una fórmula que aplique el índice de precios al consumidor a partir de abril y sumarle un aumento del 20% en enero.
Milei dijo en su discurso que iba a mandar una nueva fórmula jubilatoria luego del fracaso de la negociación de febrero, pero el pedido de sesión especial confirma que no lo van a esperar y que van a obligarlo a negociar. Si no lo hace, le demostrarán que los 23 votos pueden sumar aliados esquivos, como la UCR, e incluso a Unión por la Patria, que tiene 99 integrantes. De un lado podría quedar el PRO y LLA, del otro el bloque de Pichetto y «quienes quieran sentarse a buscar una forma de que los jubilados sigan perdiendo brutalmente por la falta de una nueva formula», según aseguran en HCF. Hay varios proyectos en danza, incluso uno de la exgobernadora María Eugenia Vidal que propone aplicar el IPC desde abril y sumarle un ajuste en marzo de cada año basado en el 30% de la variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE).
Un día después de mover la ficha por el tema jubilatorio, el mismo bloque presentó otro pedido de sesión especial para el miércoles de la semana siguiente. Propusieron debatir otro tema incómodo para el Gobierno: la continuidad del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) que la Nación dejó de pagar en enero junto a los demás aportes federales para la educación en las provincias. Un guante muy importante para el panperonismo, que ya presentó sendos textos para reinstalarlo. El más importante lleva la firma de Máximo Kirchner y encierra similitudes con otros impulsados desde latitudes muy lejanas al peronismo, como el que propuso Stolbizer.
El bloque de Pichetto no quiere mostrarse negociando con el kirchnerismo. Sus integrantes sostienen que pagan un alto costo en sus provincias porque sigue vigente el efecto «mancha venenosa» que le adjudican al continente kirchnerista en el Congreso, pero el puente está abierto y no habrán reuniones secretas. Se verán el martes en el recinto y debatirán cuando llegue el momento de votar y puedan medir hasta donde tienen margen para juntar votos que le marquen la cancha al Gobierno, aunque piensen muy distinto.
Las bengalas que lanzaron los de HCF no pasaron inadvertidas para el bloque panperonista que conduce Germán Martínez. Si bien no coinciden con armar dos sesiones especiales, están dispuestos a explorar darle más contenido a la del martes. Recién se sabrá el martes si van a dar cuórum, pero ya dejaron sentado que podrían hacerlo si se amplía el temario del próximo martes. Más allá del debate jubilatorio, quieren adelantar el debate por el FONID y sumarle la institucionalización del Fondo Compensador salarial que equipara los salarios de las provincias que pagan por debajo de la media nacional. Además buscan incluir el debate del boleto de colectivo y sostener el fondo para el transporte público del interior que Milei también frenó.
A ese menú el panperonismo también pretende sumarle la reactivación de otro tema que interesa a intendentes y gobernadores de todo pelaje. Antes de navidad, Kirchner presentó la creación del Fondo para el Desarrollo Argentino, que busca financiar obras de baja y mediana escala como lo hacía el Fondo Federal Sojero (FoFeSo) creado por Cristina Fernandez de Kirchner en su primer mandato para darle una afectación específica a una parte de las retenciones y sumar el respaldo de las provincias. Fue anulado por Macri y su entonces ministro del Interior, Rogelio Frigerio, después de volver a introducir al FMI en la Argentina y contraer un crédito inédito.
Los gestos legislativos son discretos y sin negociaciones a cielo abierto. Por afuera del Congreso el hormiguero peronista sigue en movimiento. Pichetto sigue mostrándose en público con el gobernador formoseño Gildo Insfrán y con el excandidato Guillermo Moreno. En el bloque panperonista que conduce Martínez no están escandalizados por esa foto y, en vísperas de la reunión del PJ, creen que también aporta a la histórica lógica frentista del justicialismo.
Este jueves, el bloque HCF volvió a mover sus fichas. No estuvo Pichetto sino López Murphy y Agost Carreño que presentaron un ambicioso proyecto que propone cambios y mejoras al paquete fiscal que tenía la Ley Ómnibus. La propuesta incluye cambios en el IVA, introduce el impuesto a los ingresos personales, impulsa un cambio en el subrégimen de promoción industrial de Tierra del Fuego y propone gravar a los juegos de azar con una ampliación del Impuesto a las Ganancias para coparticipar esa recaudación. Una iniciativa que pretende anticiparse al encuentro con los gobernadores y mostrar que hay otras alternativas para evitar que el ajuste siga recayendo en los sectores más débiles de la sociedad.
Casi un movimiento de pinzas que podría cristalizarse a partir de la semana próxima, cuando haya bajado la espuma de la controversia por el aumento del 30% en las dietas de los legisladores, en un momento donde el Congreso sigue condicionado por la agenda del ajuste que impulsa Milei.