Este martes 6 de octubre será recordado como una jornada histórica para el deporte argentino. Bien temprano, la rosarina Nadia Podoroska dio la sorpresa al vencer a la ucraniana Elina Slitovina (5° del mundo) por 6-3 y 6-2, para meterse en las semifinales de Roland Garros. Pasado el mediodía, y luego de batallar durante cinco horas ante el austríaco Domic Thiem (3°, último campeón del US Open), Diego Schwartzman se metió entre los cuatro mejores del abierto francés tras imponerse por 7-6 (7/1), 5-7, 6-7 (6/8), 7-6 (7/5), 6-2.
No se daba una actuación así para el tenis argentino desde 2004, con Paola Suárez en semifinales por el cuadro femenino y Gastón Gaudio, Guillermo Coria y David Nalbandian por el lado masculino. Aquella edición terminó con Gaudio como campeón tras vencer a Coria. En esta todavía queda historia por escribir y tanto la Rusa como el Peque tienen aún sed de gloria. Emblemas del deporte nacional le dedicaron sus felicitaciones a ambos tenistas: desde Manu Ginóbili hasta Gabriel Sabatini, pasando por Gabriel Batistuta, Luciana Aymar y Paulo Dybala.
Si el deporte durante la pandemia generó generó sorpresas de todo tipo en la distintas disciplinas, la performance de Podoroska y de Schwartzman aporta su capítulo. La rosarina de 23 años llegó a la Qualy parisina como 131 del ranking y saldrá, al menos, entre las mejores 50. «Sé que hay mucha gente en la Argentina viéndome, es mucho el apoyo que estoy recibiendo. En la Argentina se está pasando un momento muy difícil por la pandemia. Para mí es un honor poder darles esta alegría», dijo emocionada tras la contundente victoria que la ubicó entre las cuatro mejores.
Los ocho triunfos que lleva acumulados en el polvo de ladrillo francés le valieron casi medio millón de dólares, más de los 301.547 que había ganado en toda su carrera. Para la tenista que tuvo que cambiar Rosario por Alicante, España, para gastar menos dinero en los viajes a los torneos y las giras no se trata sólo de números: es un cambio de vida, un nuevo futuro que con torneos WTA en lugar de futures. Sin embargo, lo que la mueve por estos días es otra cosa. «Después de esto mi idea era jugar unos ITF en Estados Unidos. La realidad es que no tenemos claro lo que hacer. Quiero terminar el torneo y con la cabeza más fría organizarlo bien», afirmó tras vencer a la ucraniana en cuartos de final. Lo que sí tiene claro es el horizonte. “Los sueños se mantienen, no cambian”, respondió cuando le consultaron por sus declaraciones de 2011 y de 2017, en las que Podoroska afirmaba que su sueño era ser la mejor jugadora del mundo.
Lo de Schwartzman, en tanto, es menos sorpresivo pero igual de contundente. El porteño de 28 años llegaba con un nivel esperanzador a Roland Garros, donde accedió por primera vez a las semifinales de un Grand Slam, después de haber llegado hasta cuartos en Us Open 2017 y 2019 y también en Roland Garros 2018. Con su gran triunfo ante Thiem ya se aseguró ser top ten a partir de la semana próxima: es apenas el 12° argentino en la historia en lograrlo. En semis se cruzará ante Rafael Nadal, gran favorito, a quien venció dos semanas atrás en el Master de Roma, también en polvo. Para el Peque de 1,70 metros fue un partido durísimo, aunque estuvo delante en el marcador casi todo el partido falló en momentos claves del segundo y tercer set, al punto que parecía ido del partido. “Estoy desquiciado. Ayúdenme con algo”, llegó a pedir a su entrenador Juan Ignacio Chela, que miraba desde la platea. Pero pudo volver. Y avanzar a las semis. «Fue un partido muy importante para mí, es la tercera vez que juego los cinco sets en la Philippe Chatrier, nunca gané, esta vez sí merecí ganar. Dominic es uno de los mejores jugadores del mundo. Estoy feliz, no solo por estar en semifinales sino porque es un gran paso para mi», declaró Schwartzman, que apoyó mucho del triunfo en su buen estado físico.
Thiem, semifinalista en las cuatro ediciones anteriores de Roland Garros, estuvo en tres ocasiones a dos bolas de llevarse el partido en el cuarto set. A eso se repuso el Peque, que ahora deberá batallar nada menos que contra Rafa Nadal, la leyenda viviente en el polvo de ladrillo parisino. Pero nada detiene el sueño del Peque. Ni siquiera Nadal. Y menos en una semana donde todo parece fluir para el tenis argentino, cuando Schwartzman y Podoroska juegan para la historia en París.