Las últimas noticias del papa Jorge Mario Bergoglio sobre la relación esquiva que tiene con Argentina no provienen del Vaticano sino de Viedma. En la capital de Río Negro sigue resonando la sorpresa de la comitiva que viajó a Roma hace 20 días para saludar al pontífice por la canonización del santo patrono de esa ciudad, Arquímedes Zatti, en una ceremonia a la que viajó la gobernadora Arabela Carreras y el intendente de esa ciudad, Pedro Pesatti.
Cuando concluyó la ceremonia, Francisco salió a la Plaza San Pedro e hizo el tradicional besamanos. Cuando concluyó ese recorrido encabezó un breve apartado con la mandataria, el intendente y los funcionarios argentinos que estaban presentes. Según confiaron a Tiempo desde la ciudad patagónica, la gobernadora mantuvo un bajo perfil del encuentro y no difundió fotos porque el Papa la recibió muy friamente. “Gobernadora, con todos los problemas que ahora tiene en su provincia, está acá en Roma”, es la frase que le adjudican a Bergoglio cuando recibió el saludo de Carreras, que se encargó de viajar exclusivamente para estar presente en esa jornada, cuya misa iba a ser la noticia más importante en la provincia.
Sin embargo, el evento se realizó pocos días después del desalojo de la comunidad Lafken Winkul Mapu, que estaba en unos terrenos de Parques Nacionales a la vera del Lago Mascardi. La operación tuvo a Carreras como una de las mayores impulsoras y contó con el respaldo del presidente Alberto Fernández y de su ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. El operativo se desató el 4 de octubre y cuando se concretó la canonización de Zatti la crisis por la represión realizada no había aflojado. En ese contexto Bergoglio concretó la ceremonia que estaba prevista con anticipación, pero no pudo ocultar su malestar ante la presencia de Carreras. Cuando la mandataria se acercó a saludarlo, el pontífice le sacudió con una frase que buscó ser guardada bajo siete llaves.
Dentro de 47 días Bergoglio cumplirá 86 años. Desde el 17 de diciembre, cuando celebre su cumpleaños en la intimidad de Santa Marta, comenzará a transitar los cuatro meses previos a cumplir sus diez años del papado que comenzó el 13 de marzo de 2013. Poquito antes, en los últimos días de febrero, también se cumplirá una década desde que dejó Buenos Aires por última vez para subirse al avión de Alitalia que lo llevó a Roma. Se fue para participar del cónclave que dos semanas después lo nombró como el sucesor del alemán Joseph Ratzinger, que había presentado la renuncia poco antes.
Desde entonces no volvió y no tiene previsto regresar a su país. No deja de estar informado sobre lo que sucede en Argentina, pero prefiere no hablar al respecto con los pocos coterráneos que recibe. Cada vez llama menos a Buenos Aires y el telefonazo más conocido se concretó el 2 de septiembre, pocas horas después del intento de asesinato que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Bergoglio recibió un aviso del sacerdote Juan Carlos Molina y se comunicó con ella a la mañana siguiente. Cuentan que quedó horrorizado y preocupado. Se desconoce el nivel de comunicación que mantiene con la titular del Senado, pero parece ser más fluido que los contactos que tiene con el presidente Alberto Fernández, a quien no tiene previsto recibir. La última vez que se reunió con él fue en mayo de 2021 y no aparecen chances de que se concrete otro encuentro antes de que comience el año electoral. Algunos especulan que habría una posibilidad durante el viaje que Fernández concretará del 9 al 11 a París, Francia, para participar de la cumbre por la paz que organizó el presidente galo Emmanuel Macron, pero las fuentes oficiales consultadas lo consideran improbable, porque el presidente luego seguirá viaje a Indonesia para participar de la cumbre del G20 que se realizará en Bali.
Aunque no tiene previsto verle la cara al presidente ni tampoco viajar a la Argentina sigue pendiente de los hilos del poder eclesiástico en su terruño. Dentro de un mes, a partir del 29 de noviembre, deberá nombrar al reemplazante del arzobispo de Buenos Aires Mario Aurelio Poli. El sacerdote también es el cardenal primado de la Argentina, es decir, el único representante de la iglesia local que tiene voto en el colegio cardenalicio que elige al Papa. Poli cumple los 75 años el próximo 29 de noviembre. Es la edad en la que cada prelado tiene que presentar su renuncia jubilatoria. En este caso Bergoglio la aceptaría de inmediato y buscará cerrar el malestar que tiene desde que una auditoria del Vaticano detectó irregularidades para decidir la venta de propiedades del arzobispado. El sacerdote se defendió de las acusaciones. Para las fuentes eclesiásticas consultadas por este diario Poli no continuará luego de la renuncia de rigor y hay una gran expectativa sobre su sucesor. Uno de los más nombrados es Jorge García Cuerva, obispo de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, que desde esta semana está en el Vaticano y fue recibido por Bergoglio. «