En días alarmantes para la industria, la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) reportó el miércoles una caída de la producción del 40,2% en junio versus el mismo mes de 2023, ahogada por el derrumbe de la demanda interna, el descenso de las exportaciones, los problemas para importar piezas y el agregado del impacto local de las inundaciones en el sur de Brasil.

En todo el mes, las terminales trabajaron solo 15 días, y seis de las 12 fábricas suspendieron la producción varios días.

Aunque el comunicado de Adefa pretendió bajarle el tono al panorama, el impacto de los números está lejos de ser un tema coyuntural y entre las razones más poderosas está la orientación económica del gobierno de La Libertad Avanza, rechazada en bloque por empresarios y trabajadores.

La postura conjunta es habitual en el mundo automotriz. En esta oportunidad, lo que llamó la atención fue el tenor de las advertencias que hicieron, un día más tarde del informe de Adefa, el referente empresarial Daniel Herrero, ex presidente de Toyota, y el secretario General de Sindicato de Mecánicos (Smata), Ricardo Pignanelli, en un evento organizado por el municipio bonaerense de Pilar.

Los dirigentes coincidieron en la crítica al derrotero económico de la administración nacional, hicieron foco en la reciente Ley Bases y proyectaron sombras sobre el cumplimiento de los plazos previstos en el Plan Estratégico de la Industria Automotriz 2030.

El plan, presentado en diciembre de 2019 por las empresas del sector y Smata, fue la base de la Ley 27.686, creadora del Régimen de Promoción de la Industria Automotriz-Autopartista y de su cadena de valor.

En la presentación de 2019, la industria se comprometió, previa aprobación de la ley, a llevar las inversiones de los U$S 5000 millones del período 2017-2020 a U$S 28.000 millones para 2030.

Objetivos adicionales eran cuadruplicar la producción llevándola de 330.000 unidades a 1,8 millones anuales para el mismo año, y disparar la contratación de personal para alcanzar una dotación total a 1,3 millones de trabajadores.

El combo incluyó un horizonte de US$ 46.000 millones en exportaciones y un aumento de la participación en el PBI del 6,6% al 14%, lo que terminaría de darle fisonomía a una industria estratégica, a la altura de las más importantes de la economía nacional.

Pero en 2023 pasaron cosas y el plan automotriz, como todos los demás, transita desde entonces un desierto de dudas que tienden a profundizarse. Las empresas, lejos de toda expansión, sacan cuentas para ver de qué manera salvan un año con números de catástrofe y el gremio, que ya sufrió 12 mil despidos, considera la posibilidad de que el número llegue a 70.000 este año, según declaraciones de dirigentes sindicales a los medios.

El cimbronazo no se limita a las terminales. La precipitación arrastra a la industria de las autopartes, que cayó un 3,4% en el primer cuatrimestre; a la de neumáticos, que perdió un 15,2% en el mismo tramo; y a la producción de combustible, que se contrajo otro 9,5% entre enero y abril.

El último dato de Adefa hace prever que el arrastre pudo haber sido importante en las industrias satélite también en mayo y junio.

Coincidencia

El jueves 4 de julio, en un panel del evento IndustrializAR, en Pilar, Herrero y Pignanelli disertaron sobre la relación histórica de Toyota y el Smata, y aprovecharon para opinar sobre la actualidad económica.

El empresario aconsejó dirigir las decisiones a una preparación del país para los cambios tecnológicos que se vienen en la industria, un escenario que está contemplado en el plan estratégico.

De lo contrario, planteó: “Va a ser muy difícil que la podamos sostener. Todo el proyecto de Toyota se hizo sin ninguna reforma laboral, solo con diálogo, confianza mutua y usando adecuadamente el convenio colectivo de trabajo”.

Pignanelli destacó el programa 2030 como resultado del trabajo conjunto con Herrero, y lamentó que los objetivos que contemplan el acuerdo multilateral y la ley: “difícilmente se van a cumplir” en el contexto de la Argentina gobernada por LLA y sus aliados.

Concepciones

El marco conceptual del panel en el que hablaron Herrero y Pignanelli estuvo a cargo del moderador, el director de Celulosa Argentina y ex UIA José Urtubey, quien descargó contra la concepción de libre mercado del gobierno y reclamó protección para las cadenas de valor: “para una inclusión de las mayorías y evitar que se generen más división, pobreza y exclusión”.

El salteño remató con una defensa de un Estado que atraviese las políticas públicas “para generar un tránsito de la macro a la microeconomía: estamos de acuerdo en combatir la inflación, pero toda la política pública no puede estar concentrada en la macro”, consideró.

Urtubey apuntó finalmente al RIGI cuando se definió de acuerdo con los regímenes de inversiones con la condición de que respeten las jurisdicciones provinciales, por ejemplo, en materia tributaria. También pidió que se contemple la llegada de inversiones a los pequeños jugadores del mercado. «