Afortunadamente aunque no siempre, los educadores podemos tener una mirada crítica sobre las fracturas que subyacen en nuestra identidad y permitirnos dudar sobre los discursos educativos que vienen en su antiguo formato “manual”. Como la vida no se trata de recetas, lo mismo ocurre con el sistema educativo, la clave es en adentrarnos y mirar más allá. El legado cultural existente consiste en poder encontrar el antídoto para revelar la historia, recorriéndola una y otra vez con diferentes direcciones que nos permitan tomar distancia de las inminencias presentes y no automáticamente pre-establecido como si se tratase de una rayuela que nos impone el camino a recorrer.
El abordaje debe ser histórico en términos de reafirmar nuestra posición como sujetos de conocimiento para poder proyectar nuestro rol como transmisores de saber, una identidad que no tergiverse los acontecimientos históricos que matizan nuestra realidad.
Las dificultades para lograr una mirada que objetive nuestra realidad histórica como nación independiente, consisten en agudizar los sentidos por sobre la relatividad con la cual históricamente se han desdibujado nuestro más sentido identitario, lo cual trajo aparejado diversas causas de violencia, exclusión e injusticia social.
En su proceso de integración por intentar reorganizar e integrar diferentes dicotomías de la vida política y social hemos escuchado términos tan condescendientes tales como: “Civilización o Barbarié”, “Cabecitas” y últimamente “Choriplanners” como si se tratase de un término pop que pone de manifiesto lo que un sector específico quiere deliberar.
Así, resumiendo décadas hemos visto quiebres en el proceso de homogeneizar un Estado plurinacional con diferentes etnias nativas e inmigrantes internacionales y del interior del país que habitan y co-habitan a lo largo y ancho del territorio nacional. El término homónimo justamente pretende vislumbrar una Nación inconclusa como si se tratara de una palabra que tiene origen distante al que realmente debe pretender. El camino a recorrer y con la incorporación de las lenguas extranjeras en los planes de estudio y en un contexto globalizado, hacen poner en jaque la búsqueda de una identidad propia y nacional.
Una Rayuela Encrucijada por no imposible
Desde el punto de vista estructural, el sistema educativo sarmientino pretendió vincular los programas de las escuelas con un fin meramente productivo. Está política de Estado trajo aparejada el desarrollo de un sistema transmisor dictatorial, puesto que poco se lo cuestionaba y en la actualidad se observa la inconsistencia colectiva y una resistencia de los mismos grupos de poder para aceptar una identidad latinoamericana.
El sentido de los procesos “civilizatorios” es cargar de sentido a la cultura arraigada en el territorio nacional y prepararla para legar esa reproducción en las generaciones siguientes. Superar diferentes grietas en el territorio nacional presupone un trabajo consciente de sus políticas democráticas que aspiren a sobrepasar críticamente la mirada colonial y tengan otra perspectiva más integradora y prospectiva, estableciendo vínculos con los nativos y acordando puntos orgánicos y nodales para un único relato histórico e identitario.
A la luz del panorama histórico argentino, las políticas lingüísticas con la ley 1420 y la ley 24.125 han tenido una legislación laissez faire en materia de regulación más a favor de los medios de comunicación y empresas de índole privada tales como editoriales y otras multinacionales. En este marco institucional, el neoliberalismo tuvo un fuerte impacto a través de la maquinaria escolar organizado y garantizado por el Estado pero a fines de intereses específicos sectoriales la regulación de contenidos curriculares, prevaleciendo un control empresarial de circulación de saberes.
Con le ley 26.206 se tiene una mirada más inclusiva respecto a que favorece en su propuesta una educación que contempla y respeta la interculturalidad de diferentes rincones recónditos del país, mantiene en vigencia el inglés como en la ley anterior e incorpora el portugués para darle más ímpetu a los acuerdos en el mapa latinoamericano, teniendo en cuenta el Mercosur.
La Rayuela, un final al antagonismo
Como han de coexistir en un mapa tan diverso diferentes lenguas “arrasadas” en su mayoría por un colonialismo depredador, estos grupos minoritarios en esta actualidad se merman con un galopante aire europeo que impone desde tiempos remotos para sublevar lo euro centrista como sinónimo de superioridad.