Si hacemos un recorrido por las últimas décadas, cada uno de los sectores sociales coinciden que la decisión política de la administración PRO en la Ciudad es coherente, y gira en torno a una política de abandono gradual tanto en el sujeto como en el objeto. La falta de políticas habitacionales y la carencia de soluciones concretas y definitivas para las personas en situación de calle van de la mano con la desidia sobre el patrimonio histórico de cientos de edificios porteños.

Los ejemplos son muchos y quizá el edificio Casa Anda sintetiza la desprotección patrimonial en toda la Ciudad de Buenos Aires. Vecinos y vecinas, junto a agrupaciones locales especializadas en el cuidado patrimonial, organizaron una jornada para visibilizar la situación de desidia y abandono que sufre el inmueble situado en Av. Entre Ríos 1081 en el barrio de San Cristóbal. Ante la ausencia estatal, una legisladora libertaria presentó un proyecto de Ley para descatalogar la protección de este edificio y avanzar con su demolición.

El pintoresco caserón de tres plantas, fue construido a principios del siglo XX por obra del reconocido arquitecto de época Virginio Colombo. Un edificio que se destaca entre los inmuebles de la zona, incluso con su actual estado caótico producto de la ausencia de políticas necesarias para salvaguardar su infraestructura. Ventanas abiertas, vidrios rotos y mampostería que cae a la vereda, producto de un importante deterioro, es la imagen que queda en aquellos que transitan por el barrio, alzan la mirada y se encuentran con el llamado «mirador del ahorcado» (ver recuadro).

“Casa Anda es un modelo ejemplar de la desprotección patrimonial en CABA, ya que la persona propietaria de este inmueble hace más de una década que la tiene sumida en el abandono a propósito, dejando abiertas las ventanas para que la intemperie haga su trabajo, sin ningún cuidado y con un gobierno de la ciudad que para estas cosas siempre mira para otro lado”, resumió en diálogo con Tiempo Fabio Márquez, licenciado en Diseño del Paisaje y Director de proyectos de la Asociación Cultura Abasto.

En el marco de los 140 años del natalicio del arquitecto Virginio Colombo, autor de distintos edificios representativos en la zona del Abasto, Balvanera y San Cristóbal, varias organizaciones realizan una caminata hasta Casa Anda para reclamar políticas urgentes para su cuidado

“Más allá de cualquier norma que pueda obligar o no a su protección, el GCBA carece de la convicción por preservar, conservar, sostener el patrimonio cultural arquitectónico de la ciudad, como parte identitaria del paisaje porteño. Esta edificación puede restaurarse, puede refuncionalizarse y solo requiere de decisión política”, agregó Márquez.

La jornada de reclamo que se llevará a cabo este lunes a las 16;30, fue organizada por la Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal, por la Junta Comunal 3 y la asociación Cultura Abasto.

“Este año una vecina del barrio hizo una presentación judicial y promovió un juicio de daño temido por peligro de derrumbe del edificio. Y ahí cuenta una serie de hechos, entre ellos que se desprende mampostería y cae en la calle”, señala a Tiempo Fabiana Puente, abogada vecina de San Cristóbal, integrante de la organización «Cultura Abasto», de la «Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal» y del Consejo Consultivo de la Comuna 3.

La demanda presentada por una vecina pide que se proceda con la demolición del edificio porque, según afirma, ella sufrió riesgos por el desprendimiento de parte de la mampostería y cita que también que otro vecino ha sufrido lo mismo, El reclamo actualmente se encuentra en el juzgado civil Nº 30 de la Ciudad. El juez interviniente solicitó a los propietarios que presenten un plan de contingencia. El heredero de Casa Anda es Emilio Nager.

Demolición libertaria

“Como se encontraron que Casa Anda es un edificio protegido patrimonialmente, una diputada libertaria presentó un proyecto para descatalogar el inmueble y así poder proceder a la demolición”, suma Puente. 

Se trata de la legisladora de la Libertad Avanza María del Pilar Ramírez, que en los últimos días presentó éste polémico proyecto de Ley que “tiene por objeto la descatalogación del inmueble sito en Av. Entre Ríos 1081/83 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuya nomenclatura catastral corresponde a la Sección 22, Manzana 67, Parcela 39, que fuera catalogado bajo protección cautelar mediante la sanción de la ley 3508 y consecuentemente incluido dentro del Anexo I “Listado de Inmuebles Catalogados” del Código Urbanístico actualmente vigente, en virtud del estado de ruina que presenta el inmueble mencionado con el consecuente peligro inminente de derrumbe”, argumenta la diputada.

En el edificio que cuenta con más de 110 años, durante dos décadas funcionó un hotel. “Después estuvo ocupado, y en el año 2008 lo tapiaron, lo cerraron y ahí quedó desde esa fecha. Nunca más nadie hizo nada por ese edificio. Hasta que empezaron los desprendimientos de mampostería. El accionar por parte del gobierno es siempre el mismo, dejar venir abajo un edificio patrimonial, y una vez que esté en condiciones deplorables avanzar con la demolición”, agrega Fabiana Puente.

La leyenda urbana de Casa Anda

Según la historia, en 1926, la familia Rocatagliatta, conformada por Luiggi, un exintegrante del cuerpo de infantería del ejército italiano de Garibaldi; su esposa Glorietta y sus hijos mellizos de 17 años Emmanuel y Vittorio, se instaló en la planta alta de la casona. La parte inferior estaba rentada a una familia de inmigrantes integrada por Ernest Zick, de nacionalidad húngara; su esposa Dolores; y la hija del matrimonio, llamada Celina Amparo, de por entonces 16 años. Los mellizos se enamoraron de la joven y en mayo de 1927, en medio de un “ataque de celos”, Vittorio ahorca a su mellizo. Tras el crimen cometido, sube hasta el palomar que tenía su padre en la casa, y tomó la decisión de quitarse la vida de la misma manera.

Según la leyenda, en la década del ‘50 el edificio fue rentado por un pai oriundo de la ciudad brasileña de Olinda y su esposa. El hombre practicaba el rito umbanda y el vudú. Tras la llegada del matrimonio, vecinas y vecinos del barrio empezaron a decir que en las noches de lluvia aparecía la figura del ahorcado en el mirador. La leyenda circuló de boca en boca durante años hasta la actualidad.