Qatar 2022 enseñó, entre tantas cosas, que el fútbol mundial le debe mucho a Sudámerica. El poder, el lobby y el dinero habían llevado en los últimos años a una concepción parcializada, la de Europa no como faro principal sino único. En ese sentido, la decisión de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile -agrupados por la Conmebol- para organizar el Mundial 2030 es todo lo bienvenida que debe ser: uno de los poderes históricos del fútbol es que democratiza, nivela. Y cada tanto, aunque sea en el campo de juego, sigue haciéndolo.
Después, llegado el caso, si los cuatro países derrotan a las otras candidatas mucho más fuertes desde lo económico que desde lo simbólico -una decisión que la FIFA tomará en 2024-, habrá otros debates: si los negocios en Argentina quedarán para los que siempre ganan y si en las tribunas del Monumental o el Kempes habrá un Mundial para ricos o para pobres.
Pero lo curioso, por ahora, fue una confesión que el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, realizó ayer, durante la presentación de la candidatura. Consultado sobre por qué la próxima Copa América, la del año próximo, se jugará en Estados Unidos (le correspondía a Ecuador pero declinó su organización), el dirigente fue honesto. Respondió abiertamente que Estados Unidos, perteneciente a la Concacaf (América del Norte y Caribe), le garantizaba a la Conmebol un dinero que, si el torneo se jugaba en Sudamérica, no podría conseguir. Al mudarse a Estados Unidos y no pasar a, por ejemplo, Uruguay, Bolivia o Colombia, el torneo sumará a seis selecciones de Concacaf, entre ellas la local y México, con todo el poderío económico que representan.
Es posible que en esa negocación también se haya tratado la diplomacia de los votos: que la Concacaf, que ya va a organizar el Mundial 2026, le ceda los votos de sus países a Sudamérica para 2030. Pero resulta paradójico que la Conmebol quiera organizar un Mundial y venda la regionalidad de su principal torneo, la Copa América. Ya había pasado en la final de la Copa Libertadores 2018, cuando River fue local contra Boca en España.
El triunfo en Qatar 2022 sigue siendo una excepción.