Con la comicidad en primer plano, una obra resalta por su particular humor negro en la amplia y extensa cartelera porteña del teatro nacional. Concretamente hablamos del espectáculo La paciencia (fatídica sindical), que propone desde su dramaturgia compartir una noche en la guardia de un hospital desde la siempre particular óptica de las enfermeras, una de las verdaderas trabajadoras incansables de ese ámbito de la salud. Y ahí encontramos el nervio central de esta propuesta, que hace de las preocupaciones por el estado de salud de un ser querido un elemento que llega hacia el mundo de la comicidad.

Escrita y dirigida por Macarena García Lenzi, la obra se estrenó poco tiempo atrás en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960), y a juzgar por la buena repercusión que está obteniendo, es de esperar una permanencia que habla de su buena factura. “Desde que estrenamos tuvimos localidades agotadas en todas las funciones que dimos, lo cual fue una gratísima sorpresa. Más allá de eso, nuestras protagonistas son enfermeras, así que por ese lado la repercusión de parte de esas profesionales y otros de la salud fue excelente, algo que para todos nosotros era importante que sucediese. Cuando ensayábamos, investigábamos y realizábamos cuestiones relativas a la obra, todo eso era un punto muy importante al cual teníamos en cuenta. Queríamos que tanto enfermeros como enfermeras se sintiesen atraídos por la propuesta, pero todo era incógnita hasta el momento del estreno con respecto a cómo sería recibido todo por ellos. Al fin y al cabo, son esos profesionales los que constituyen el nervio central de la obra, nuestros protagonistas”, dice la directora Macarena García Lenzi sobre su obra.

Un espectáculo como La paciencia (fatídica sindical), nace a raíz de una experiencia real. Así lo recuerda la realizadora: “En términos básicos, todo esto nace a partir de haber experimentado estar muchas horas en una sala de espera, pendientes del estado de salud de una persona muy querida. De manera que de esas largas jornadas donde una va una y otra vez, recorriendo pasillos e instancias interminables, yo fui viendo el movimiento de esa sala de espera. Percibí cambios, de la noche al día, pero también pude ver a varios personajes como las enfermeras que corren pasillos y los pacientes que están en ciertas situaciones. A todos ellos los vamos conociendo más allá de no verlos, y lo mismo pasa con los familiares de esos pacientes. Hay conversaciones telefónicas de los que están con los que no están, pero de alguna forma sí están presentes. Después está el médico, que no está mucho pero que una lo conoce por las conversaciones que escucha, así que de ahí nació un escenario tenso e interesante por todo lo que se ve y no que no está visible también. Entonces, en una sala de espera a mí me empezó a aparecer una y otra situación interesante como para empezar a escribir un texto, una historia de ese tipo”.

Con intenciones de exponer sutilmente su propuesta, García Lenzi ofrece pistas sobre cómo es su obra: “En escena los espectadores podrán ver cuatro boxes con cortinas, y de esas situaciones emergen tres enfermeras a las que conoceremos bajo los nombres de Ludmila, Silvia y Gloria. Ellas son las que tienen que asistir a varios pacientes que están detrás de esas cortinas, pero por otro lado atienden a las personas que se comunican telefónicamente por determinadas cuestiones del mundo de la salud. De la misma forma, todas ellas intentan comunicarse con el médico central que no siempre llega a atenderlas, y por otro lado está de por medio la vida cotidiana que comparten, donde podremos ver que se aman pero que también se odian porque comparten algo, el tiempo, algo así como doce horas de su trabajo semanal. Se aman, pero también se detestan, pero al mismo tiempo se necesitan, sobre todo porque juega un tiempo central la relación entre ellas. En todo ese ambiente se desarrolla la obra”.

Para ofrecer esta versión de la vida de tres profesionales de la salud, la directora trabajó especialmente en lo que habitualmente se conoce como trabajo de campo. “Estuvimos muy metidas en ese aspecto para dar a conocer la problemática que ellas y los pacientes viven en un día a día normal en el campo de la salud. Por un lado, estuvimos investigando mucho, así que comenzamos a encontrarnos con enfermeras profesionales y también de esa forma comenzamos a conocer el conflicto actual que viven las enfermeras en CABA. Hoy en día, en la Ciudad de Buenos Aires las enfermeras no son consideradas profesionales de la salud y solo se las tiene en cuenta como personal administrativo. Esto hace que la remuneración no sea acorde a sus tareas y conocimientos. Ese factor hace que no puedan concursar por cargos y que no tengan ciertos derechos por no ser consideradas enfermeras profesionales. A raíz de mi interés en ellas escribí la obra para que los personajes circulen alrededor de ellas y de su noble tarea de asistencia y conocimiento tanto con los pacientes como para con los médicos. Humildemente, creo que pudimos rescatar su trabajo de soldados en el campo de la salud por medio de esta obra de teatro”, concluye García Lenzi.

La paciencia (fatídica sindical)

Actúan: Noelia Prieto, Valeria Giorcelli y Karina Elztein. Una obra de Macarena García Lenzi. Funciones: sábados a las 20 horas. Camarín de las musas, Mario Bravo 960.