Jing Yingmei vive en la prefectura autónoma de Yanbian, en la provincia de Jilin, y en 2022 fue elegida como una de las delegadas de la asamblea popular local. Sus vecinos la votaron por un período de cinco años y en lo que va de su mandato ya impulsó diversas iniciativas de interés comunitario, entre ellas la creación de un plan de fomento de empleo juvenil y un programa de renovación de edificios antiguos para uso social.
El caso de Jing es sólo un ejemplo de los más de 2,6 millones de delegados y diputados que integran las aproximadamente 2.800 asambleas populares que hoy funcionan en el territorio chino, en el que se considera uno de los mayores sistemas de representación legislativa del planeta.
Puertas adentro de China, las asambleas populares son valoradas como uno de los elementos constitutivos del país y el pilar de su organización política, no sólo por el rol que desempeñan en la aprobación de leyes, sino también por la función que se les atribuye en la supervisión de las tareas de gobierno.
Puertas afuera, son observadas con una mezcla de curiosidad y desconfianza, como uno de los capítulos que es preciso leer en su letra chica para comprender cómo se expresa la participación popular y la división de poderes en la llamada democracia socialista con particularidades chinas.
En este contexto, el presidente chino Xi Jinping acaba de hacer un llamado para “mantener, mejorar y dirigir con buenos resultados” el sistema de asambleas populares, al que no dudó en calificar como “la garantía institucional que permitió crear el milagro del rápido desarrollo económico y la estabilidad social a largo plazo”.
“Las asambleas populares son un sistema político completamente nuevo que ha surgido en el suelo chino, como resultado de la ardua exploración y la larga lucha de su pueblo. Encarnan la naturaleza socialista del país”, explicó Xi en el 70° aniversario de la fundación de la Asamblea Popular Nacional (APN), que se celebró hace escasos días.
“El establecimiento de las asambleas populares – recordó – marcó una profunda transformación en el panorama político de China, donde el poder se concentraba en manos de unos pocos y la mayoría eran explotados, para pasar a otro sistema que empodera al pueblo para que gobiernen al país como sus dueños, bajo el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh)”.
Por su parte, el máximo legislador Zhao Leji (equivalente a los titulares de las cámaras del Congreso de la Argentina) se sumó al llamado de Xi y pidió “avanzar en el desarrollo de alta calidad del trabajo” de las asambleas populares, garantizando que se hagan realidad “los derechos de las personas a ser informadas, a participar y a ser escuchadas”.
“Es importante aprovechar plenamente las características y los puntos fuertes de las asambleas populares, el sistema político fundamental de China, para garantizar la prosperidad y la estabilidad a largo plazo del Partido y del país”, sostuvo Zhao.
Más allá de estos pronunciamientos oficiales, politólogos y sinólogos coinciden que el sistema de asambleas populares representa uno de los elementos distintivos a la hora de comparar la democracia socialista con peculiaridades chinas con las democracias occidentales moldeadas desde el liberalismo inglés, francés y estadounidense.
En efecto, las asambleas popular chinas quizás constituyan un buen ejemplo para plantear que conceptos como democracia, división de poderes y participación ciudadana no deberían ser considerados un patrimonio exclusivo de occidente, como insisten en plantear algunos sectores.
“Nadie tiene el copyright de lo que es la democracia. China tiene sus asambleas de base, su Asamblea Consultiva y su Poder Judicial independiente, por lo que no se puede decir que sea menos democrática que las democracias occidentales”, afirmó el doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Mariano Ciafardini, durante la presentación del libro “La democracia en China”, que tuvo oportunidad de coordinar.
“Un elemento contundente de que un gobierno es verdaderamente democrático es cuando está preocupado por los problemas sociales y les da solución efectiva. En ese sentido, China logró erradicar la pobreza extrema siendo el país más populoso. Eso no lo han logrado ni siquiera los países de Europa occidental, los supuestos campeones de la democracia, que hoy tienen grandes sectores de excluidos y pobres”, sostuvo el académico argentino, en declaraciones que fueron difundidas por la agencia Xinhua.
Los 7 escalones
Los detractores del sistema político chino suelen criticar la falta de pluralismo, nula transparencia y dependencia absoluta que tienen las asambleas populares respecto a los dictámenes del PCCh. Frente a ellos, sus defensores plantean que esta forma de representación garantiza la estabilidad política, la unidad nacional y el desarrollo económico, bajo un modelo de democracia socialista que facilita la representación de toda la sociedad.
Más allá de estas (aparentemente irreconciliables) posturas, lo concreto es que poco y nada se sabe en la Argentina sobre las asambleas populares chinas, un sistema político cuyos lineamientos básicos podrían sintetizarse en los siguientes puntos:
- Supervisión y control
La Constitución de la República Popular China establece que todos los órganos administrativos, de supervisión, decisión y de fiscalía del Estado deben ser creados por las asambleas populares, debiendo rendir cuentas ante las mismas y estar sujetos a su supervisión.
- Cinco niveles
Existe una jerarquía de asambleas que operan en cinco niveles: nacional, provincial, municipal y local, con la Asamblea Popular Nacional (APN) como el órgano legislativo más alto y de mayor poder. - La APN
La Asamblea Popular Nacional se reúne una vez al año, en sesiones plenarias que se extienden entre 10 y 14 días. Durante ese período, los delegados discuten y aprueban las principales políticas nacionales, el presupuesto estatal, las reformas legales, y toman decisiones sobre cuestiones como la elección o ratificación de altos cargos. Cuando concluye la sesión anual, el Comité Permanente celebra diferentes sesiones para deliberar y adoptar leyes.
- Voto directo e indirecto
La ley electoral establece que los delegados de las asambleas populares a nivel municipalidad y distrito son votados directamente por la ciudadanía cada cinco años. Estos delegados son los que luego designarán, en una elección indirecta, a los funcionarios de las asambleas populares de los niveles más altos. - Quién puede ser candidato
El sistema de las asambleas populares está diseñado para incluir un amplio espectro de la sociedad. La ley habilita a ser candidatos a empleados, cuadros políticos, campesinos, empresarios, obreros, intelectuales y chinos de ultramar (ciudadanos que viven en el exterior), así como a los representantes de las 56 minorías étnicas. - Tiempo parcial
Los delegados de las asambleas populares no dedican todo el día a sus funciones como legisladores y, en su inmensa mayoría, mantienen sus habituales empleos, oficios y actividades profesionales. La representación de la gente, defendiendo sus intereses y expresando sus peticiones, es una tarea considerada de tiempo parcial. - Elección presidencial
La elección del presidente y el vicepresidente por un período de 5 años es uno de los temas que se proponen, votan y aprueban durante la sesión plenaria de la APN. Aunque en términos reales, se suelen ratificar las decisiones adoptadas por el PCCh.
“La democracia de occidente es la separación de los tres poderes y el sistema bicameral. No somos contrarios a esa forma, pero no lo hacemos de esa manera. Lo que aplicamos es el sistema de asambleas populares, equivalente al sistema unicameral, que es lo que más se corresponde con la realidad de China”, explicaba el ex presidente chino Deng Xiaoping, allá lejos y hace tiempo, en 1987.
Después de casi cuarenta años, y en medio de las celebraciones del 75° aniversario de la república popular, China lo sigue explicando.