La derechista Giorgia Meloni, líder del soberanista Hermanos de Italia, se impuso con claridad en las elecciones para renovar el Parlamento y conseguiría la mayoría legislativa para formar un nuevo Gobierno junto a sus socios de la Liga y Fuerza Italia, tras unas elecciones con la participación más baja de la democracia.

La alianza de derecha conseguía según los primeros sondeos más del 40% de los votos y superaba el 50% de las 400 bancas de Diputados y 200 del Senado en juego, lo que dejaría a Meloni a un paso de poder convertirse en la primera mujer premier de la historia del país, tras una campaña basada en el rechazo a la inmigración, políticas más duras frente a Europa y promesas de menor presión fiscal.

«Hoy escribimos la historia», fueron las palabras de Meloni antes de votar, con signos de confianza en los resultados. Según los datos de la consultora Opinio dados a conocer por la cadena pública Rai, la coalición de derecha alcanzó entre el 41 y el 45% de los votos, mientras que la coalición de centroizquierda con eje en el Partido Democrático podría tener entre el 25,5 y el 29,5% y el Movimiento Cinco Estrellas con un margen entre el 13,5 y el 17,5%.

Así, la derecha tendría entre 227 y 257 bancas en Diputados, la centroziquierda entre 78 y 98 y el Cinco Estrellas de 36 a 56, a la espera de ver la distribución de los votos. De acuerdo a las encuestas de YouTrend divulgadas en SKyTg24, la derecha llegaría a 228 bancas en Diputados y la centroizquierda a 95, con 47 del Cinco Estrellas. Para YouTrend, en el Senado, la centroderecha alcanzaría 115 bancas, la centroizquierda 44 y el Cinco Estrellas 24.

Meloni, romana de 45 años, deberá ahora cerrar el apoyo de sus socios para garantizar la unidad del espacio al presidente Sergio Mattarella y mostrarse como una opción de Gobierno estable para los próximos cinco años, la duración del Parlamento elegido este domingo. Una vez que se complete el procedimiento de formación del nuevo Ejecutivo, durante el que el mandatario tiene un rol clave, el nuevo Gobierno deberá presentarse en el Parlamento a conseguir el voto de confianza de la mitad más uno de los miembros de cada Cámara.

En las últimas semanas, los socios de la coalición de derecha habían mostrado contrapuntos por el método que elegirían para formar el Gabinete en caso de llegar al Gobierno, y este domingo el líder de la Liga Matteo Salvini dio un paso en esa dirección al asegurar que tiene «al equipo en la cabeza».

En un marco de apatía generalizada tras la campaña que atravesó todo el verano, y luego de 16 horas de votación, el ministerio del Interior informó al cierre de las urnas una afluencia menor al 70%, el dato más bajo desde 1948, cuando se hicieron las primeras elecciones de la República, y por primera vez por debajo del piso del 70%.

Según los sondeos a boca de urna, el segundo lugar en las elecciones sería para la agrupación de centroizquierda Partido Democrático que encabeza el expremier Enrico Letta, con cerca del 20% de los votos, en base a una ratificación del europeísmo del país, mayor afinidad con las preocupaciones ambientales y una agenda de ampliación de derechos sociales.

Sin embargo, la falta de alianzas con otras fuerzas complicó complicó las posibilidades de que el sector logre formar una coalición legislativa capaz de ser una opción de Gobierno en caso de que fracase la chance de Meloni. Tampoco ayudó al PD el derrumbe de la participación en el Sur del país, convertido en los últimos días en objeto de todas las campañas pese a ser un histórico bastión progresista, con regiones en las que votó hasta el 10% menos del ya bajísimo porcentaje promedio del país.

El Movimiento Cinco Estrellas, con posturas de mayor intervención del Estado en la economía, se encaminaba a ser la tercera fuerza apenas por debajo del PD, a partir de un fuerte crecimiento en las últimas semanas de la mano de la buena imagen de su líder, el dos veces premier Giuseppe Conte, convertido en la cara del programa social más exitoso de los últimos Gobierno, el subsidio universal conocido como «Ingreso de Ciudadanía».

Más allá de qué coalición pueda mostrarse ante Mattarella como más capacitada para formar un nuevo Gobierno, el próximo Ejecutivo deberá concentrar buena parte sus esfuerzos iniciales en buscar contener la inflación, moderar el impacto de la suba de la energía y conservar el buen vínculo con Bruselas que desde febrero de 2021 mantuvo el renunciante premier Mario Draghi.

Las elecciones de este domingo se dan en un marco en el que la inflación, que a fines de agosto tocó el pico más alto en 37 años, un 8,4% interanual, se ha vuelto uno de los principales temas de preocupación de los italianos.

En esa dirección, la suba de los precios de la energía de cara al ambiente amenaza ya a varias industrias muy dependientes de la luz y el gas, desde la construcción hasta la gastronomía, lo que abre interrogantes sobre los niveles de crecimiento de una economía que en el segundo trimestre había logrado crecer casi el 5% frente al mismo período de 2021, de acuerdo al instituto estadístico Istat.

Las elecciones habían sido convocadas a fines de julio luego de la caída del Gobierno de Mario Draghi, que era apoyado desde febrero de 2021 por todos los partidos menos Hermanos de Italia, y que se mantiene en su cargo para la «administración corriente» del Estado hasta la jura de un nuevo Ejecutivo.