Mientras la plana mayor del gobierno nacional se enfoca en conseguir el primer triunfo legislativo del oficialismo con la posible aprobación de la ley bases, los jefes políticos de La Libertad Avanza (LLA) se enfocan en resolver una de las principales obsesiones de Javier Milei: duplicar las bancas propias en el Congreso nacional en 2025.
Amparados en el recorrido electoral del 2023 y con el termómetro social que exponen las encuestas, en Casa Rosada razonan que las legislativas del próximo año se darán en un escenario de extrema polarización. Con el peronismo en estado combativo, quienes rodean al presidente sostienen que este es el momento ideal para que el primer espacio liberal-libertario y Unión por la Patria se adopten como rivales políticos naturales y logren, juntos, quitar al PRO del centro de la escena política.
Con este mapa, el presidente puso a cargo del armado nacional de LLA a su hermana y secretaria general de la presidencia, Karina Milei. El Jefe, como se la nombra ya no irónicamente en el círculo del libertario, sumó al raid al subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo Menem, y su primo y presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Con agendas coordinadas, los custodios de los deseos presidenciales pusieron en marcha el operativo desembarco que planean ejecutar en las 24 provincias.
Para concretar la aspiración libertaria, LLA debe ser registrado como un partido político ante la Justicia electoral. Es en este punto donde los riojanos funcionan como herramienta clave del andamiaje. Gracias a la cintura que adquirió como asesor del senador Eduardo Menem, Lule -apodo que recibió de niño para diferenciarse de su tío y hermano del expresidente- se puso al frente de los acuerdos formales con los sectores provinciales para conseguir los avales necesarios que permitan concretar la conformación legal del partido a nivel nacional. Para ello, según establece la Ley de Partidos Políticos, se requiere un mínimo del 4% de adhesiones de electores y tener presencia en, al menos, cinco provincias.
Con este plan en la cabeza, los primos aterrizaron esta semana en dos provincias clave. Este viernes, Lule viajó a Misiones acompañado por el ministro del Interior, Guillermo Francos, quien fue en búsqueda de votos para el inminente tratamiento de la ley bases. Allí, Lule mantuvo un encuentro con el ex gobernador, Carlos Rovira, quien comanda desde las sombras la política provincial. Durante el encuentro, Menem reveló al misionero el deseo del Ejecutivo de construir un espacio propio en el territorio, propuesta que el exmandatario habría recibido con buena intención. Si bien no trascendieron mayores detalles de la cumbre, la foto que se encargaron de difundir los equipos de ambos dirigentes sellaría el visto bueno del líder provincial.
Lo propio hizo Martín Menem este miércoles en Salta. Llegó acompañado de Karina Milei para participar de la audiencia judicial que oficializó el partido en la provincia. Del acto también participaron el diputado del Parlasur y líder del partido Ahora Patria, Alfredo Olmedo, y los legisladores María Emilia Orozco y Carlos Zapata.
La dupla Menem-Karina viajó luego hasta la Casa de gobierno salteña, donde fueron recibidos por Gustavo Sáenz. En el encuentro, el gobernador felicitó a los dirigentes por la fundación del espacio en la provincia y volvió a remarcar su acompañamiento en el Congreso.
El mismo mecanismo de construcción se replica en Córdoba, La Pampa, Tierra del Fuego, Mendoza, Santa Fé, Santa Cruz, La Rioja y Neuquén. “Están viajando para conseguir las firmas”, sintetizó ante Tiempo un colaborador del Menem con más años activos en política.
La batalla principal del partido se dará en la Ciudad de Buenos Aires, donde la hermana del presidente lanzó oficialmente el sello hace dos semanas. Para El Jefe, desembarcar en el bastión más importante del PRO es fundamental para mostrar su poder de fuego en el territorio que Mauricio Macri comanda sin amenazas desde hace casi 20 años. Quien estará a cargo del armado porteño será Juan Pablo Scalese, un joven economista ligado a Karina y sin experiencia en el campo político.
“Se concrete o no la alianza, nosotros vamos a tener nuestro partido en todas las provincias. La amistad con el PRO puede ser pasajera, pero La Libertad Avanza tiene que prosperar y crecer por sobre todo acuerdo electoral”, se sinceró ante este medio un colaborador presidencial abocado a que el partido dure más allá de un periodo presidencial.
En espejo, la Provincia de Buenos Aires tiene a Sebastián Pareja, histórico armador de Carlos Menem, al frente de la construcción partidaria. Intenta colar las ideas del liberalismo en un territorio peronista y difícil. (Esta semana una encuesta reveló que el presidente retrocedió a menos de 20 puntos en su imagen positiva en la primera y tercera sección electoral del territorio bonaerense).
Con vicios de casta, el principal mecanismo de construcción dirigencial que La Libertad Avanza tiene como moneda de cambio las delegaciones de cargos en Anses y Pami, que entrega a cambio de avales y permite, al mismo tiempo, constituir una importante caja de cara a la elección.
Los modos Pareja no tienen buen recibimiento en uno de los despachos más importantes de Casa Rosada. “No podemos tener las mismas formas que el peronismo y el macrismo”, dijo, ofuscado, un miembro preferencial del círculo presidencial, quien no descartó quitarlo del comando provincial si continúa con estos métodos.
Con la experiencia de Alberto Fernández al frente del Partido Justicialista, la mesa chica de LLA acordó que Javier Milei no sea el presidente del partido a nivel nacional. Esa silla, según confirmaron a este medio fuentes cercanas a la cúpula del Ejecutivo, será ocupada por Karina. «