Hace 190 años, el escenario político de la Argentina entró en ebullición. Santos Pérez, un sicario que respondía a los hermanos Reinafé de Córdoba, emboscó junto a una milicia al político, militar y caudillo Juan Facundo Quiroga, quien resultó asesinado al igual que su cuadrilla que volvía del norte, tras mediar en un conflicto entre las provincias de Tucumán y Salta. En el marco de la muestra Tiempo de Provincias, el Museo Histórico Nacional expone un particular objeto extraído de aquella escena del crimen.
En un hilo de Twitter, el MHN cuenta que el 16 de febrero de 1935, “esta petaca estaba allí cuando sucedió la emboscada” en Barranca Yaco. “Quiroga era uno de los tres principales líderes de la Confederación, con gran influencia sobre todo en las provincias cordilleranas”, explican, y precisan que un año antes, el gobernador bonaerense Manuel Maza, lo había enviado al norte como representante de esta provincia.
“Al regreso fue atacado por una partida armada que lo asesinó junto a ocho de sus acompañantes”, describe el posteo, en el que se añade: “La noticia de la muerte de Quiroga causó conmoción en Buenos Aires. Ante el temor por el desencadenamiento de una nueva guerra civil, la legislatura le dio a Juan Manuel de Rosas facultades extraordinarias para gobernar, algo que hasta entonces le había sido negado, y también la suma del poder público”.

“Rosas inició una investigación que terminó con la acusación de los hermanos Reinafé, federales que dirigían la provincia de Córdoba y que eran cercanos a Estanislao López, gobernador de Santa Fe, quien no tenía una buena relación con Quiroga”.
A los dos años, Santos Pérez y dos de los hermanos Reinafé fueron colgados en Buenos Aires. «En la muestra Tiempo de Provincias se exhibe esta petaca que perteneció a uno de los acompañantes de Quiroga que fueron asesinados, el encargado del correo José María Luegues. El objeto fue salvado por Agustín Marín, único sobreviviente del evento”.
La petaca del grupo de Quiroga
Según explican, la petaca es un tipo de maleta o baúl de viaje. Perteneció al General Juan Facundo Quiroga y se encontraba en la diligencia en que fue asesinado el 16 de febrero de 1835. La llevaba José M. Lueges, el encargado de correo y, como se relató antes, la salvó Agustín Marín, el único sobreviviente y testigo del trágico evento.
Estas “valijas” tienen uso documentado desde el siglo XV y las de tipo español-americano como esta a partir del siglo XVI. Son de cuero, reforzadas con tiras del mismo material, con tapa y cerradas con cadena y candado: «Fue una tipología popular de contenedor/baúl de viaje o camino, hasta entrado el siglo XIX. Allí se llevaban los vestidos o ropa. Las maletas carecían de asas y se llevaban en las cabalgaduras, aseguradas a la silla de montar, sirviendo de apoyo al jinete».
Estas petacas con cubierta y decoración con tiras de cuero aplicadas con motivos geométricos de cruces y bandas paralelas a modo de friso, se utilizó durante el periodo colonial en la Nueva España, y fueron luego comunes en petacas mexicanas y peruanas. En Nueva España (hoy México) se utilizaban hechas de cañas -de cestería- y recubiertas de piel cruda, lo que les daba ligereza para el transporte y almacenaje, mientras las protegía del sol y del agua. Esos baúles contenedores se llamaban petllacallis en náhuatl, de donde procede el vocablo petaca.
La petaca usada por Quiroga replica estas características, con interior de varas de madera, recubierta en crudo crudo y cerradura de hierro. Podés verla junto con muchos otros objetos, documentos y pinturas del período 1820-1852, en la exhibición
Tiempo de Provincias
La muestra se centra en una colección maravillosa de objetos e imágenes del Museo. Entre ellos se destacan piezas icónicas como la mesa donde Lavalle escribió el parte del fusilamiento de Dorrego, las boleadoras que derribaron al general Paz en 1831, los ponchos de Rosas y de Urquiza, el chal que usaba Lavalle en el momento de su muerte, y la «máquina infernal» con la que intentaron matar a Rosas.