Mirta es una jubilada de 71 años. Reside en Villa La Rana -en el partido bonaerense de San Martín- junto a sus cuatro nietos. Los tiene a cargo desde que su hijo falleció y su nuera decidió irse del hogar y los abandonó. Todos los días sube el tren Mitre a pedir una colaboración económica para poder subsistir a la terrible crisis política-económica que atraviesa el país. La abuela explica que nunca antes en su vida había llegado a sufrir una situación tan degradante. Además, remarca que toda su vida trabajó como empleada doméstica.

Su historia de vida está llena de tristeza y sufrimiento, culpa de la injusticia social que padece junto a su familia. Pero no se queda de brazos cruzados: además del recorrido que realiza en el tren, también sale a buscar comida en restaurantes, carnicerías, panaderías, verdulerías y en los últimos meses tuvo que empezar a revolver la basura. En este sentido, este jueves se conocieron los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que informó un 53% de pobreza en Argentina.

La historia de vida de Mirta

“Trabajé toda mi vida como empleada doméstica en barrios privados y departamentos en Capital. Nunca antes tuve salir a pedir en el tren y mucho menos revolver la basura, pero ya no sé qué hacer, la jubilación que cobro no me rinde para nada, me siento muy mal por lo que estoy pasando con mis cuatro nietos”, contó Mirta, a Tiempo.     

“Pedro, mi hijo, tenía 37 años, padecía consumo problemático y falleció la madrugada del 3 de febrero de 2022, por la cocaína adulterada que mató a 24 personas en este distrito. Mi nuera también tiene el mismo problema, pienso que por ese motivo abandonó a sus hijos; se fue a los pocos días de que ocurrió la tragedia”, reconstruyó la abuela, muy angustiada.

Desde ese momento está sola, “con los dos varoncitos y las dos nenas. Son la luz de mi vida, por ellos soy capaz de hacer cualquier cosa, por eso dejo la vergüenza de lado y salgo a buscar lo que sea para darles de comer. Mientras esté viva lo voy a seguir haciendo, pero lo real es que es muy injusto tener que atravesar esta terrible situación, me siento humillada, nunca pensé que pasaría por algo así”, expresó Mirta. 

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Los datos del Indec

En esta línea, el Indec informó que el Índice de Pobreza llegó al 53%. Y que la indigencia alcanzó el 18%, en cuanto la pobreza infantil indicó que es de un 66%. Sin embargo, desde la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), aseguraron a este diario que estos números “están subestimados, en realidad son mayores”.

Mirta participó en una de las marchas que se realizaron en el Congreso Nacional contra el veto presidencial de Javier Milei, que modificó -en forma negativa- la Ley de Movilidad Jubilatoria. “Pero después no volví a ir, porque la policía me pegó con un palo en la rodilla y quedé renga por varios días, también me tiraron gas pimienta en los ojos”, denunció la abuela. 

“Lo que hizo el presidente realmente me arruinó, porque antes al menos me alcanzaba para darle de comer a mis nietos, ahora salgo a pedir en el tren y a buscar comida de donde sea. Ya no me dan más los remedios como antes y tampoco los puedo comprar, tengo diabetes y problemas cardíacos, pero si gasto la poca plata que agarro en eso, no tengo para comprarle cosas a mis nietos”, explicó Mirta.

Con el sufrimiento a cuestas    

Así es la terrible situación que vive la jubilada, que se replica en todo el país. Cuando cuenta su testimonio a los pasajeros del tren refiere: “Muchas veces me pongo a llorar, porque me genera mucha angustia tener que contar sobre mis necesidades y la de los chicos, yo no estoy acostumbrada a eso, pero no me queda otra opción”, expresó la abuela.

“Tengo una vecina que también es jubilada, la conozco de toda la vida, tiene a su hija y su yerno que trabajan mientras ella les cuida los chicos. Entonces mira a mis nietos cuando yo salgo a pedir ayuda económica, buscar comida o revolver la basura para traer algo a mi casa. Algunas veces encuentro ‘cosas’, que luego las cambio o las vendo en las ferias que hacemos en los barrios, donde funciona lo que nosotros llamamos una economía circular entre vecinos”, contó Mirta.

Cabe destacar que la economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar, renovar, reciclar materiales y productos. Es una red de subsistencia que han implementado en los barrios y la ponen en práctica cada vez que una crisis azota a la sociedad.

“Nos rebuscamos para que todos podamos tener algo, veo que la mayor parte de mis vecinos están en la misma situación que yo y en algunos casos están peor. Sabemos que siempre pasamos necesidades, pero en la actualidad es distinto, estamos pasando mucha hambre y ya no podemos más”, finalizó la jubilada.