El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, entregó hoy al Consejo de Seguridad de la ONU el acuerdo de paz con las FARC y sostuvo, al hablar ante la Asamblea General, que «la guerra ha terminado», mientras crece la presión para que se formalicen los diálogos con el ELN, la segunda guerrilla de ese país, y una diputada derechista rechazó lo pactado y sostuvo que el conflicto sólo se puede terminar «por la fuerza».
Por otra parte, 23 ex comandantes del desmovilizado grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), varios de ellos presos en Estados Unidos, dijeron que apoyan el Sí en el plebiscito con el que se busca refrendar el acuerdo de paz entre gobierno y guerrilla, y pidieron ser incorporados al Tribunal Especial para la Paz que se creará para juzgar a los actores del conflicto.
Los ex jefes paramilitares declararon que «la negativa del ex presidente (Álvaro) Uribe a este proceso de paz no se compadece con sus ofertas a las guerrillas en el pasado, tampoco con nuestra propia desmovilización y sus ofertas iniciales».
El mandatario colombiano entregó el documento de lo firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a la Presidencia del Consejo de Seguridad, en presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien confirmó que el lunes estará en Cartagena de Indias para asistir a la ceremonia de la firma del acuerdo de paz.
«Aquí está el resultado de este trabajo en el que todos han ayudado, y que es una contribución a la paz del mundo», afirmó Santos en el acto, antes de una sesión del Consejo que analizó la situación en Oriente Medio. Luego, al hablar ante la Asamblea General de la ONU, sostuvo que «la guerra en Colombia ha terminado»
«Ha terminado el último y más viejo conflicto armado en el hemisferio occidental», afirmó. «Un conflicto que dejó más de 220.000 muertos y más de ocho millones de víctimas ha terminado», agregó.
En tanto, la congresista colombiana María Fernanda Cabal, del partido de derecha radical Centro Democrático, que dirige el ex presidente y ahora senador Uribe, causó hoy fuerte polémica tras afirmar que rechaza el acuerdo de paz porque «un conflicto armado no debe resolverse por la vía del diálogo sino a través de la fuerza».
Cabal criticó a la cúpula de las Fuerzas Armadas por respaldar el proceso de paz y dijo que sus integrantes están en contra de la naturaleza de la milicia. «El Ejército no está hecho para ser dama rosada; el Ejército es una fuerza letal de combate que entra a matar», dijo Cabal, según un video que publicó en su muro de Facebook.
Uribe es el más férreo opositor al acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC, alcanzado en La Habana el pasado 24 de agosto y que se firmará el próximo lunes en Cartagena de Indias.
Una semana después, el 2 de octubre, 34.899.945 colombianos están convocados a las urnas para votar en el plebiscito sobre el acuerdo de paz que, para que sea válido, debe contar al menos con el 13 por ciento de votos del padrón electoral por el Sí, es decir, 4.536.992 papeletas.
En tanto, la Fiscalía de Colombia advirtió que «existe evidencia suficiente» para determinar que la guerrilla del ELN busca ocupar los territorios que eventualmente dejarán libres las FARC tras la firma final del acuerdo de paz y su posterior desarme.
El fiscal general, Néstor Martínez, indicó que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se ha movilizado «en los últimos días a municipios que ancestralmente ocupaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia».
«En algunos departamentos, particularmente zonas de consolidación, algunas organizaciones al margen de la ley, como el ELN, han empezado a movilizarse», añadió Martínez.
En respuesta a esa advertencia, el jefe de la delegación gubernamental en el proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle, aseguró que el gobierno «ha articulado un programa muy serio de acompañamiento y seguridad en esas zonas para evitar que la llegada del ELN ocurra».
Esa guerrilla inició contactos informales con el gobierno en 2014 en busca de un proceso de paz similar al que permitirá la desmovilización de las FARC en un periodo máximo de 180 días.
Las partes anunciaron en marzo pasado en Caracas que esa fase exploratoria había terminado y que el paso siguiente sería instalar una mesa formal de negociaciones en Ecuador.
No obstante, las negociaciones no comenzaron porque el gobierno condicionó la continuación del proceso a la liberación de todas las personas que el ELN tiene secuestradas.
Sobre la eventual reanudación de los diálogos, De la Calle señaló que tras la firma final y la realización del plebiscito que buscará refrendar lo pactado en La Habana el 2 de octubre, el gobierno espera dar paso a una negociación con el ELN.
«Es un momento para llamar de nuevo al ELN a las conversaciones. Esto no puede ser indefinido; hay una agenda, falta dar el paso para reiniciar conversaciones públicas con el ELN, superar el tema del secuestro que ha dificultado este comienzo y abrir una etapa de conversaciones», concluyó.
En la ceremonia de Santos ante el Consejo de Seguridad estuvo la presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien al final del acto se acercó a saludar al mandatario colombiano, que recibió también la felicitación del canciller español, José Manuel García-Margallo.
En su mensaje al Consejo de Seguridad, desde uno de los puestos de la mesa circular que suelen utilizar los países invitados a las sesiones de ese órgano de la ONU, Santos destacó que el acuerdo es «el resultado de casi seis años (dos en secreto y cuatro años de negociación abierta), para acabar el último conflicto armado del hemisferio occidental».
La ONU está avanzando en el despliegue de una misión en Colombia integrada por 200 observadores y miembros del personal civil, que serán distribuidos en las zonas donde llevarán a cabo la verificación del desarme de la guerrilla.