Spoiler alert: a quienes despotrican contra el adoctrinamiento universitario esta nota les parecerá un horror, pueden no seguir leyendo. Porque resulta que no sólo fue el adoctrinamiento universitario el que condujo a una marcha multitudinaria en defensa de la educación pública. También lo hubo a nivel secundario, y hasta primario. Hubo columnas que partieron desde la puerta de las escuelas, con docentes y estudiantes en guardapolvo. Con el tupé de marchar por su propio futuro.
En la Ciudad de Buenos Aires, Ademys adhirió a la jornada de lucha con paro, pero desde otros sindicatos y en las propias escuelas fomentaron ceses de tareas para que toda la comunidad educativa pudiera marchar en el horario pautado.
Por la pública
C., de ocho años y con una campera de Frida Kahlo, llegó a la marcha con su mamá. Juntas marcharon en la columna de su escuela, una pública de Balvanera. Ella se sumó a la consigna de alzar un libro para acompañar el reclamo: eligió uno de Mafalda. “Estoy marchando por la educación pública. Porque si sólo hay escuelas privadas, hay gente que no va a poder ir. Si es pública, puede ir más gente”, razonó.
“Las que no son públicas, alguna gente no las puede pagar”, reforzó la idea una de sus compañeras. Tenía un cartel y un libro: el mensaje decía “vamos la educación pública”, en mayúsculas sobre un cartón. El libro era Pañuelito Blanco, homenaje de la banda infantil Canticuénticos a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
“Estamos marchando porque Milei quiere cerrar las universidades”, analizaron dos amigas, de nueve y once años. “Y todas las cosas públicas, como las bibliotecas, quiere que sean privadas o que haya que pagar”, dijo una. “Es importante que todos puedan tener acceso a la educación y así podemos aprender un montón de cosas”, planteó la otra. La primera había charlado el tema en el grado, con su maestra. La segunda en su casa, con su mamá. Las dos quisieron compartir lo que habían entendido en esas charlas.
En el camino agradecieron a maestros con los que conviven a diario en las aulas por cortar las calles a su paso, saludaron en inglés a la profesora de ese idioma y chocaron los cinco con cada docente que identificaron marchando. También se indignaron fuerte con dos motociclistas que no esperaron el cruce de su columna y se mandaron antes de tiempo a toda velocidad.
Chicos y chicas con guardapolvos de escuelas primarias públicas (seguramente había alguien con uniforme, también) entendieron que era importante marchar por su futuro. Pero lo cierto es que hay políticas de este gobierno que tienen que ver con su presente. No sólo las económicas, que se traducen en ajustes en las familias. Por ejemplo, la decisión del Ejecutivo de no realizar la compra anual de libros escolares para instituciones educativas de todo el país que estaba prevista para el ciclo lectivo 2024, en el marco del programa Libros para Aprender.