El destino de una caja (Gris Tormenta) de Víctor Maulumián es, según lo consigna el subtítulo, “una mirada personal sobre la distribución de libros en la Argentina y la importancia de la colaboración entre colegas”.

El libro pertenece a la colección Editor, que apunta a mostrar “ese largo e inesperado proceso que existe antes de que un libro llegue a una librería o de que sea abierto por un lector.” El prólogo pertenece a la académica, traductora, escritora y editora Andrea Palet.

En este caso, Malumián se refiere, precisamente, al proceso necesario para que un libro llegue a una librería: la distribución.

En apariencia, el problema parece simple, pero no lo es tanto. Para tener una idea cabal de lo que plantea respecto de la distribución, es apropiado referirse a la propia historia de Malumián.

Lo fundamental es que en 2008 junto a Hernán López Winne fundó la editorial independiente Godot, un proyecto que ha venido creciendo hasta hoy de manera pareja. La editorial publica tanto narrativa del siglo XX como ensayos clásicos y no tanto.

En 2013 impulsó la Feria de Editores (FED) de Buenos Aires que en poco tiempo se convirtió en un éxito. Las editoriales que participan son independientes. Los lectores hacen cola para entrar y siempre hay que caminar entre pasillos atestados de gente.

¿Pero qué es una editorial independiente?  “Una editorial independiente –afirma Malumián- es una editorial que publica los libros que le gustan –pequeñas definiciones de lo que un grupo de editores entienden cuando dicen “literatura”-, se toma el tiempo necesario para editarlos (y en su caso traducirlos) en detalle, los difunde lo mejor posible  y arma su catálogo sin ceder a las modas del mercado ni tomar como único norte la lógica del rendimiento económico. O un intento de vivir de los libros. O una forma modesta de llevar un negocio”.

La edición independiente es un fenómeno que comenzó a gestarse unos 15 años atrás, dice Malumián y que florece sobre todo en Argentina, Chile, Colombia y México. Según señala, en la Argentina la eclosión de estas editoriales se dio sobre en tiempos de crisis como el de 2001 y 2008.

Víctor Malumián
Foto: Gentileza Godot

La distribución en las editoriales independientes

El núcleo del libro de Malumián tiene que ver con que, por sus características específicas, entre ellas que no publican tantos libros como los grandes grupos editoriales multinacionales ni existen tantos lectores para los temas que proponen, las editoriales independientes  “no pueden depender de las distribuidoras multinacionales, que tienen, casi siempre, libros en todas las librerías de cualquier ciudad”.

Las editoriales independientes necesitan, según Malumián, “una distribución más “sobre la historia de la música punk de los noventa o los libros sobre literatura polaca, o los que cuentan historias locales que sólo leerá en principio  una pequeña comunidad…”

“El ecosistema del libro necesita, en la misma medida de la curiosidad del lector, de la pasión del librero, de la sensibilidad de la editorial y de la intervención certera de un buen distribuidor”.

Feria de Editores (FED)
Foto: Prensa FED / Matias Moyano

En la seguridad de que la editoriales independientes necesitan un distribución acorde con sus características específicas  y debido a que las librerías comienzan a especializarse, Malumián, luego de haber impulsado la FED y de instalar la librería Metonimia en el barrio de Saavedra funda junto a sus socio López Winne la distribuidora Carbono.

El libro se refiere a esa experiencia de distribución “independiente” que es crear una distribuidora capaz de atender las necesidades de las pequeñas y medianas editoriales independientes.

“Si la editoriales seleccionan los libros que desean editar y explican cómo se constelan sus publicaciones dentro del catálogo, si podemos percibir que las librerías eligen los libros que deciden ofrecer y resaltar en sus vidrieras, casi como una declaración de principios, entonces quizá las distribuidoras también deberíamos pensar en curar  un poco más los sellos de nuestro catálogo.

´El editor que todavía piensa que su trabajo termina cuando el libro está impreso está condenado a desaparecer.  Ese es el mantra de nuestra editorial. Los libros, antes de ser leídos son fácilmente intercambiables. No podemos pretender que los lectores realicen una hazaña para conseguir ese libro.”

Queda claro entonces que es el libro el que debe ir a buscar a su lector y para que esto suceda, la distribución cumple una función fundamental. En Carbono, la distribución  específica de libros de editoriales independientes supuso desde la solución de cuestiones básicas como la logística y el armado de paquetes hasta la generación de interés por los libros que distribuían.

Fue así  que se fundó un club de lectura que se llamó Club Carbono. El objetivo era generar una comunidad en torno al libro y que éste se comprar en las librerías. Esta “fue la caja amplificadora –dice Malumián- que encontramos para comunicar el trabajo de la distribuidora”.

Contra las predicciones apocalípticas acerca de la desaparición del libro en soporte papel, este sigue gozando de buena salud por el momento y, como se hace evidente a través de El destino en una caja, siguen publicando libros tradicionales los grandes grupos multinacionales como las editoriales independientes.

La distribución es un punto clave en la llegada del libro al lector quien, si no es partícipe del mundo editorial, rara vez suele preguntarse de qué modo llegó el libro que está leyendo a la librería y de la librería a sus manos.

“El destino de una caja” arroja luz sobre el oficio de editor independiente que hace una edición pequeña sobre un tema muy específico, paradójicamente, amplíe su campo de acción.

Un libro muy apropiado para conocer todos los nobles oficios que demanda la salida de un libro y su llegada al lector indicado, aquel para el que estaba destinado.