La desinformación es un instrumento fundamental en las llamadas “guerras híbridas” porque genera inestabilidad, fomenta la polarización política, impide los consensos, debilita la convivencia social armónica. En nuestros tiempos, la palabra desinformadora es viralizada por las redes sociales y por algunos medios de comunicación que se vuelven mecanismos de manipulación al servicio de círculos de interés económico privado o de algunas fuerzas políticas.
La desinformación es el sustento de las llamadas “guerras de distracción” que se utilizan en la política de países de todos los continentes. Así la palabra deja de ser lo que es en la historia sagrada “en el principio era la palabra y la palabra estaba con Dios y la palabra era Dios”. Y se convierte en arma de distracción masiva, al servicio de cualquier humano con ansias de poder.
Para ilustrar mejor el sentido de estas reflexiones estudiaremos algunos casos concretos y actuales. En Francia, Enmanuel Macron lidera el país prometiendo su versión de conducción exitosa hacia el bien común mediante recetas liberales de administración de la economía y orientación de la sociedad. Sin embargo los resultados no parecen encomiables.
María Fe Celi Reyna, académica y periodista peruana, que amó y vivió varios años en Paris, donde llegó atraída por la ciudad luz como tantos latinoamericanos desde Simón Bolívar en el siglo XIX, escribe una triste crónica sobre la decadencia de la ciudad, el estado y la sociedad francesas. Fundamentada en cifras de organismos oficiales franceses, señala que, de la población francesa en 2021, el 14,5% se encontraba bajo la línea de pobreza y que la intensidad de la pobreza había alcanzado el 20,2% en ese mismo año. Según la Fundación Abbe Pierre, 330.000 persona están en “situación de calle”, el doble que hace una década.
La académica peruana concluye que la pobreza y la desigualdad son el signo distintivo de la realidad social francesa y que el bien común como objetivo del estado de bienestar es parte del pasado en la Francia de la segunda década del siglo XXI.
El testimonio vivencial es mejor que los análisis técnicos: “Este mes estuve en París, una ciudad con la que tengo una historia muy larga y a la que le tengo un cariño especial. Llegué al aeropuerto Charles de Gaulle. Cuando logré salir de su laberinto mal señalizado, me dirigí a la estación del RER B, el tren de cercanías, que me llevaría al centro de París. Sin embargo, al subirme al RER B, la realidad me golpeó. El tren era, probablemente, el mismo en el que yo me transportaba 20 años antes, lento y sucio. El resto de las estaciones de París están prácticamente iguales a las que yo recorría cuando viví allá, salvo que más viejas, corroídas por la humedad y sucias. Perdí la cuenta de cuántas veces tuve que cargar mi maleta por falta de escaleras eléctricas y ascensores, así como de cuántas veces escuché el mensaje que pedía prestar atención a los carteristas».
«Y si empiezo con la suciedad, la historia no termina: los olores a letrina, los escupitajos en el piso del metro, las canaletas sucias, etc. Tal vez lo más impactante fue la pobreza en las calles parisinas, principalmente, porque sé que hace unos años no era así. La pobreza no es nueva para los franceses, pero se ve que, ahora, ha rebalsado el sistema. Uno camina por la céntrica y comercial rue de Rivoli y se encuentra con carpas y personas en las calles con sus cosas, sin lugar a donde ir. La gente pidiendo limosna se ha vuelto algo normal y solo a pocos metros del ayuntamiento.”
Ante esa dura realidad social que él es incapaz de solucionar, Macron ha encontrado su arma de distracción masiva en el capítulo ucraniano de su agenda internacional. Por ello últimamente aparece como el más antiruso de los líderes europeos, pretendiendo desplazar la centralidad de Alemania en Europa y en la cooperación militar con Zelensky.
Algo semejante ocurre en Argentina con el presidente Javier Milei. Heredó una dura realidad eco-social cuyo principal fenómeno es una hiperinflación a la que no logra controlar. Sólo consigue convertirla en estancamiento con inflación con su parapéntico ajuste. El presidente argentino se ha dedicado a agredira mandatarios extranjeros de países latinoamericanos y también de China y Rusia.
¿Es una maniobra de distracción calculada o es producto de un temperamento incontrolado? Sólo un psicoanalista puede despejar la interrogante. No ideologizar las relaciones internacionales es una de las cuestiones más elementales que aprende un estudiante de política exterior.
La entrevista en CNN del presidente Milei sólo sirvió para aumentar la popularidad de los mandatarios latinoamericanos agredidos y de la candidata oficialista mexicana Claudia Sheinbaum. Sus agresiones contra la dirección política de China sólo han lastimado las relaciones económicas con uno de los principales socios de Argentina.
En el caso Milei la maniobra de distracción, recurriendo a la política internacional para ocultar los horrendos efectos de su ajuste, se ha convertido en un boomerang para Argentina en la arena internacional.
Hay otros casos de fracasados intentos de distracción.
En México, los medios que pertenecen a capitales privados trata de convertir sus noticieros televisivos, radiales y periodísticos, en una interminable crónica roja. Como si en el país sólo ocurrieran hechos delictivos las 24 horas del día. Eso no es casual. Es parte de una estrategia de la campaña de la panista Xochill Gálvez. Un periodista opositor, como Carlos Alazraqui, en un programa de televisión, aconseja que para intentar derrotar a Morena en las elecciones del 2 de Junio no hay que hacer publicidad sino propaganda, sobredimensionando todos los hechos negativos que la realidad social muestre en el diario vivir.
Pero en México existe una importante red de medios públicos que posibilitan otra mirada mas equilibrada de la realidad nacional. Y ese contrapeso ayuda a que Morena siga a la cabeza en las encuestas sobre las elecciones presidenciales y en la mayoría de las elecciones seccionales. Y que el presidente AMLO continúe entre los jefes de estado de mayor popularidad a nivel mundial, cuando quedan pocos meses para que finalice su sexenio.
Aún esa campaña que pretende convertir a México en un western de mala calidad se vuelve un boomerang cuando las estadísticas de violencia muestran que el estado de Guanajuato es el más violento del país. Y en él, el partido político PAN, al que pertenece la candidata Xochill Gálvez, es hegemónico hace décadas, controlando la gubernatura y las principales autoridades del Ministerio Público, que ahora deben responder por el asesinato de la candidata de Morena a dirigir el municipio de Celaya, seguramente víctima del crimen organizado.
El libro de Eduardo Galeano «Patas Arriba, el mundo al revés” viene a la memoria cuando se reflexiona sobre la distracción en la política y la geopolítica.”¿Si el mundo está como está. No habría que darle vuelta para que pueda pararse sobre sus pies?”