La deuda pública de la Administración Central llegó en octubre a un récord histórico de U$S 384.108 millones, según un informe publicado por el Ministerio de Economía. Luego de las emisiones de títulos y cancelaciones del último mes, el stock total creció en U$S 1.859 millones, cifra que pudo ser aún mayor de no haber sido por diferencias en la valuación de tipos de cambio que redujeron el valor final.
De acuerdo a los datos oficiales, el 75% de la deuda bruta en situación de pago normal corresponde a títulos y letras del Tesoro Nacional, el 19% a obligaciones con acreedores externos oficiales (como el FMI, el Club de París y otros organismos), el 5% corresponde a Adelantos Transitorios del Banco Central y el 1% restante a otros instrumentos. Además, el 67% (U$S 254.849 millones) están nominados en moneda extranjera y el tercio restante en pesos.
Las estimaciones oficiales sugieren que el total de la deuda ronda el 80% del Producto Bruto Interno (PBI). La relación es importante porque marca las posibilidades de repago de los compromisos. Como las tenencias de títulos de deuda por parte de organismos oficiales son elevadas, se cree que el neto en manos de acreedores privados ronda el 45% del PBI. La cifra es accesible si no fuera porque los vencimientos fuertes en dólares arrancan en 2025, cuando está previsto el comienzo de la amortización de los títulos emitidos en la última reestructuración, hace dos años, y crecen fuertemente en los años siguientes.
Por qué creció la deuda
El crecimiento de la deuda está vinculado básicamente con las emisiones de títulos para cubrir el déficit fiscal, que este año se estima será de 2,5% del PBI, como también para refinanciar los vencimientos de obligaciones ya contraídas. De acuerdo a las planillas de la Secretaría de Finanzas, durante los últimos 12 meses, el stock de deuda bruta en situación de pago normal se incrementó por el equivalente a U$S 35.012 millones, de los cuales casi la totalidad (el equivalente a U$S 32.094 millones) fue en moneda local. Desde diciembre de 2019, la variación ya acumula unos U$S 61 mil millones.
La decisión de volcarse en los últimos meses hacia el financiamiento en pesos en lugar de tomar deuda en dólares está vinculada con el cierre de los mercados extranjeros (los bonos argentinos cayeron tanto que rinden hasta 25% promedio en dólares) y también con la decisión de evitar una mayor exposición cambiaria ante posibles devaluaciones.
Claro que esto no será suficiente para evitar sofocones a la hora de refinanciar letras y títulos del Tesoro en pesos. Según un análisis de la consultora Ecolatina, “con vistas a 2023, eventualmente la utilización de instrumentos indexados, la colocación de instrumentos a corto plazo y los canjes de deuda se encontrarán frente a la incertidumbre generada por las elecciones y un posible cambio de mandato, lo que les demandará a las autoridades ofrecer instrumentos más atractivos para los inversores y establecer algún tipo de anclaje para las expectativas”.