La detención del magnate ruso-emiratí-francés Pavel Durov en el aeropuerto parisino de Le Bourget, vuelve a poner en el candelero el alcance y los límites de la libertad de expresión como valor de la democracia en los tiempos de las redes sociales. Durov es el CEO de Telegram y las autoridades galas lo acusan de no haber tomado medidas para restringir la proliferación delitos como el tráfico de drogas, lavado de dinero y hasta terrorismo en la aplicación que fundó junto con su hermano Nikolai hace 11 años y que tiene su centro de operaciones en Dubai. Según los cargos que enfrenta, Durov podría ser condenado a 20 años de prisión, especulan los medios franceses.
Pável Valérievich Dúrov nació en San Petersburgo hace 39 años pero pasó sus primeros años de vida en Turin, Italia, donde su padre Valery Semenovich Durov, un prestigioso filólogo especializado en literatura latina clásica, daba clases. Su madre es Albina -Ivanenko de soltera-, también es docente y de origen ucraniano, como toda la familia materna del empresario. En estos detalles se centra gran parte de su visión del mundo: «Nací en la Unión Soviética – dijo alguna vez – cuando tenía 3 o 4 años nos mudamos a Italia, y cuando regresamos la Unión Soviética ya no existía».
Telegram fue la segunda experiencia mediática luego de VKontakte, VK, la versión rusa de Facebook que había desarrollado también con su hermano en 2006 en San Petersburgo. Así contó Durov el enfrentamiento que tuvo con las autoridades rusas para la época en que fundó la nueva plataforma, y cuando en Kiev ya se cocinaba el Euromaidán, que en 2014 terminó con un golpe contra el presidente Viktor Yanukovich. “En 2013, la agencia de seguridad rusa, FSB, me exigió que les proporcionara los datos privados de los usuarios ucranianos de VK que protestaban contra un presidente prorruso. Me negué a cumplir con estas exigencias, porque hubiera significado una traición a nuestros usuarios ucranianos. Después de eso, me despidieron de la empresa que fundé y me vi obligado a abandonar Rusia”. El resto de la historia en esa región se está disputando en los campos de batalla del Donbass y desde hace unos días en Kursk.
De todas maneras, la detención de Durov despertó quejas del gobierno ruso, y la portavoz de la cancillería, Maria Zajarova, dijo que habían presentado al ministerio de Exteriores galo una nota para reclamar acceso consular al “Mark Zuckerberg” eslavo.
Un residente en Rusia, autoexiliado de la persecución estadounidense por publicar información sobre la vigilancia global del gobierno de EEUU, Edward Snowden, publicó en la red X: “La detención de @Durov es un atentado contra los derechos humanos básicos de expresión y asociación. Me sorprende y me entristece profundamente que (el presidente Emmanuel) Macron haya llegado al punto de tomar rehenes como medio para acceder a comunicaciones privadas. Esto no sólo degrada a Francia, sino al mundo”.
El propio dueño de la exTwitter, Elon Musk, posteó un escueto mensaje en su cuenta en el que reproduce un reciente reportaje del periodista Tucker Carlson en el que -no pudo con su egocentrismo- Durov alabó las bondades para el mundo mediático de la compra de X por parte del magnate sudafricano-estadounidense.
“No soy un experto en política estadounidense, pero para ser justos, ahora tenemos a Twitter o X que aparentemente se están volviendo más pro libertad de expresión -dice Durov en abril pasado- Definitivamente, nos encanta el hecho de que Elon haya comprado Twitter (…) creo que necesitamos más empresas como esa. No sé si es bueno para la humanidad (pero) Elon está pasando tanto tiempo en Twitter mejorando (que) definitivamente es bueno para la industria de las redes sociales”.
La situación que atraviesa Durov, que todavía es de incertidumbre, preocupó al fundador de otra red que en este caso compite con la más popular por estas regiones Youtube. Se trata del canadiense Chris Pavlovski, quien creó Rumbe también en 2013. Con prohibiciones en China y Rusia, prefirió escapar del continente para no recibir el frío metal de las esposas en sus muñecas.
“Acabo de salir sano y salvo de Europa. Francia ha amenazado a Rumble, y ahora ha cruzado una línea roja al arrestar al CEO de Telegram, Pavel Durov, supuestamente por no censurar el discurso. Rumble no tolerará este comportamiento y utilizará todos los medios legales a su alcance para luchar por la libertad de expresión, un derecho humano universal. Actualmente estamos luchando en los tribunales de Francia y esperamos la liberación inmediata de Pavel Durov”.
Un posteo de Rumble indica que decidió desconectar sus servicios para el país galo como rechazo a una demanda del gobierno de Macron para remover “ciertas noticias de fuentes rusas” mientras hacen presentaciones judiciales en defensa de una “internet libre y abierta”.
A todo esto, Telegram emitió un comunicado ni bien se conoció la novedad de la detención de Durov en el que afirma cumplir con las leyes de la UE “incluida la Ley de Servicios Digitales”, y asegura que “su moderación está dentro de los estándares de la industria y mejora constantemente”. Por otro lado, señala que “Pavel Durov, no tiene nada que ocultar y viaja con frecuencia por Europa. Es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables del abuso de esa plataforma. Casi mil millones de usuarios en todo el mundo utilizan Telegram como medio de comunicación y como fuente de información vital”.
Los canales de Telegram, de hecho, son un medio de difusión y de información que utilizan líderes de todo el mundo y que está especialmente extendida en Europa y Asia y. Y hace unas semanas había anunciado el lanzamiento de un browser de navegación.
Durov volvía de un viaje por Azerbaiyán en su avion privado cuando fue apresado, por eso aterrizó en ese aeropuerto. Sus fortuna está estimada por Forbes en 15.500 millones de dólares. El juez a cargo del caso le prolongó el período de detención antes de levantar cargos por cuatro días mas. Para su abogado, Dmitry Agranovsky, las acusaciones que pesan sobre el CEO de Telegram son equiparables a a culpar a un fabricante de automóviles por un accidente o por usar un vehículo para cometer delitos.
Ataques como los registrados hace algunas semanas en el Reino Unido contra miembros de la comunidad musulmana incentivados desde las redes sociales también habían puesto en cuestión a lo que se publica en esas plataformas, aunque nadie intentó levar tras las rejas a los responsables de las otras plataformas.
La polémica, en todo caso, quedará abierta mientras esos medios sean el vehículo mas frecuente para propagar mensajes de odio, torcer voluntades electorales o facilitar delitos.