Entre la aceptación de la intervención rusa en Siria y el apoyo al expansionismo israelí, la política levantina de Donald Trump busca una cuadratura del círculo que Barack Obama quiere impedir antes del 20 de enero próximo.
El pasado jueves Vladimir Putin anunció que desde ese día a la cero hora (local) regiría en Siria un alto de fuego en el oeste y sur del país. Putin destacó el trabajo conjunto de Rusia, Turquía e Irán, para alcanzar en Siria esta tregua. Si la misma se mantiene, gobierno y oposición iniciarán durante enero tratativas de paz en Astana, capital de Kazajistán.
Que Turquía sea aliada de Rusia es obra de Obama. Cuando después de la intervención rusa en Siria en septiembre de 2015 y del derribamiento de un avión ruso por Turquía dos meses después, y Rusia decretó sanciones comerciales contra Turquía, el presidente Recep T. Erdoğan buscó el diálogo, pero en julio pasado Obama lo castigó apañando el fracasado golpe de Estado. Vladimir Putin, entonces, estrechó las relaciones con Ankara. Irán, en tanto, se ganó en el campo de batalla el derecho de participar en el trío.
El miércoles pasado el presidente electo cuestionó la abstención norteamericana durante la votación de la ONU que condenó los asentamientos israelíes en territorio palestino y acusó a Obama de obstaculizar la transición. Para confirmar que está dinamitando un puente cada día, el mandatario saliente expulsó el jueves a 35 agentes de la inteligencia rusa e impuso sanciones a los dos principales servicios de ese país.
¿Cómo compatibiliza Trump su apoyo al expansionismo israelí (su próximo embajador, David Friedman, incluso mudaría la embajada norteamericana a Jerusalén) con su diálogo con Putin? Según la agencia Reuters, excepto el Estado Islámico, los beligerantes en Siria están dispuestos a hacer la paz repartiéndose áreas de influencia y manteniendo por algunos años al presidente Bashar al Assad, aunque casi sin poder. En el mismo sentido va el estatuto del Kurdistán sirio adoptado este viernes 30. Esta solución convendría a Israel, en tanto que Trump podría ganar mucho dinero reconstruyendo Siria. Consolidada la alianza Rusia-Irán-Turquía-Siria con la adhesión de Irak, Exxonmobil también podría tender junto con empresas rusas el gasoducto de Irán a Europa. El nuevo contexto forzaría asimismo a los palestinos a recrear la confederación que tuvieron con Jordania entre 1948 y 1967, mientras que Israel, finalmente, podría con apoyo ruso exportar su gas a Europa. Esta cuadratura del círculo podría ser muy exitosa. Si la CIA no la sabotea. «