“Tendría que haber mucho cinismo para dejar vencer los alimentos y no distribuirlos. Estos alimentos no se van a repartir por repartirse, están destinados a emergencias. Y las asistencias a comedores van por otro carril, no son estos alimentos”. Las palabras del vocero presidencial, Manuel Adorni, como suele suceder, no se condicen con la realidad. Y el escándalo de los alimentos retenidos en los galpones exhibe una de las mayores marcas de este gobierno: la crueldad planificada.
El gobierno no solo retuvo 6 millones de kilos de comida que venía de la gestión anterior en galpones de Villa Martelli (provincia de Buenos Aires) y Tafí Viejo (Tucumán), sino que además concretó escasas compras (las cuales están sospechadas) y tampoco transfirió a las provincias y municipios. Aunque los destinatarios sean las poblaciones más vulnerables. Algo que ya sucedió en otros temas sensibles del Mega Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello, como los medicamentos a pacientes oncológicos, los fondos a universidades, el FONID, o el recorte a los planes sociales. El Estado ausente en una crisis social.
Pareciera resonar el concepto vertido por el presidente Javier Milei una semana atrás en el Instituto Hoover de la Universidad estadounidense de Stanford: ”La gente se va a morir de hambre y va a decidir alguna manera para no morirse. No necesito que alguien intervenga”.
Alimentos
Los números convalidan la tesitura: de acuerdo al informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la ejecución presupuestaria de Nación para comedores y merenderos cayó casi el 70% en 2024, incluido el mes de mayo. «Una catástrofe», lo definen en CEPA. «Gastaron» 10.950 millones cuando solo en 2023 el presupuesto llegó a 35 mil millones. A eso hay sumarle la inflación acumulada, ante la falta de un presupuesto 2024.
De ese monto (a pesar del discurso oficial de que todo lo acopiado es de la gestión anterior) hay una compra de $3.652 millones para la adquisición de 1.650.000 aceites de girasol y lentejas secas. Según reveló La Nación, entre las empresas adjudicadas en el proceso, llevado a cabo a través de la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI), hay una firma (Alimentos Fransro SRL) denunciada por el propio Capital Humano por corrupción en compras de la gestión anterior.
Hasta noviembre había 1586 comedores comunitarios que brindaban prestaciones a 319.693 personas. Solo en el mes de agosto de 2023 el gobierno nacional entregó más de 4 millones de kilogramos de alimentos. Lo que esta nueva gestión tiene retenidos en los dos galpones son unos 6 millones. Con el enorme aumento de la demanda (por cada mes de gobierno de Milei se sumaron un millón de argentinos a la pobreza), lo “encanutado” por Capital Humano alcanzaría a cubrir solo un mes de funcionamiento de los comedores.
«Otros programas también sufren recortes, incluso superiores, como los casos Plan Nacional de Primera Infancia (-85%), Economía Social (-99%), y el Plan Nacional de Protección Social, con una caída del 92% –advirtieron en CEPA–. El Programa Políticas Alimentarias, que incluye la Tarjeta Alimentar, sufre un recorte real de 17% interanual».
Desde CEPA aportaron a Tiempo otro modo de ajuste del gobierno: la falta de envíos a los distritos. Hasta inicios de mayo había transferido un 10% a provincias y municipios para comedores y merenderos respecto al año anterior, y menos de 50 millones de pesos del Plan Nacional Argentina Contra el Hambre, una nimiedad frente a los 3946 millones del 2023. Comedores Escolares no registra envíos oficiales; y Alimentar Comunidad, menos del 10% respecto al período previo.
En octubre de 2023, la administración de Alberto Fernández emitió el Decreto 504 donde se aprobaba el préstamo BIRF N° 9588-AR con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por U$S 450.000.000 destinado a financiar el “proyecto de Fortalecimiento de la Política Alimentaria para Poblaciones Vulnerables”. Pasados seis meses de gestión libertaria, esa línea no registra envíos a las jurisdicciones.
Despidos, causa y emergencias
El escándalo explotó hace una semana. A partir de una investigación de El Destape, se conocieron los millones de kilos de comida sin entregar, abandonados en galpones. El jueves se sumó otro dato, a partir del avance de la causa judicial que lleva adelante Sebastián Casanello: casi 350 mil kilos de leche en polvo (que rinden 2.718.936 litros de leche líquida) se vencen en julio.
El juez ya había ordenado que Capital Humano implementara un plan para entregar los millones de alimentos, pero el gobierno optó por desafiarlo, reclamándole que “la justicia no se puede entrometer en la política pública”. Luego aseveró (a través de Adorni) que era comida para emergencias y catástrofes. Algo llamativo porque tiene fecha de vencimiento, y porque en emergencias sucedidas estos meses no mandaron nada.
Este sábado lo denunció Andrés «Cuervo» Larroque: «Ante los dichos del vocero presidencial Manuel Adorni, es necesario aclarar que en el primer temporal que afectó a Bahía Blanca mantuvimos contactos con el ahora ex Secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre y el director Nacional de Asistencia Crítica y Emergencia, Esteban Bosch, sin obtener respuesta alguna», publicó en sus redes.
«Durante el segundo temporal que afectó a 68 distritos bonaerenses, atentos a lo ocurrido en el mes de diciembre además de las tratativas verbales, decidimos presentar vía nota el 21 de marzo la solicitud de asistencia e informando los recursos invertidos por la provincia en ambas emergencias y no tuvimos respuesta», acotó.
Pasó en Bahía Blanca y también en Paso de los Libres. La localidad correntina sufrió severas inundaciones con familias evacuadas por la crecida del río Uruguay. El intendente Martín Ascúa hizo un pedido formal a la cartera de Pettovello. Tampoco recibió respuestas.
Finalmente, ante la novedad de las leches que vencen, Capital Humano sacó un comunicado culpando a funcionarios y anunciando que el Ejército repartirá los alimentos. Se desconoce cuándo ni cómo será.
El jueves echaron a Pablo de la Torre, titular de Niñez y Familia, que esta misma semana había cruzado a Juan Grabois: «aunque llores no vas a tocar nunca más una sola bolsa de comida. Lo que te molesta es que le demos la plata directamente a la gente. Estamos liberando a los pobres de tus manos codiciosas».
Es el 14° funcionario despedido en cinco meses en una cartera cuya ministra –especializada en “ciencias de la familia, desarrollo personal y gestión emocional”– parece buscar el objetivo de que el Estado se aparte del territorio y de las poblaciones más vulnerables. Como sea. «