Avenida Independencia y Bolívar fue el epicentro de la protesta. Cientos de vecinas y vecinos de los barrios de San Telmo y Monserrat se movilizaron para oponerse al autodenominado “Plan de Renovación”, anunciado en 2021, que pretende implementar la administración de Rodríguez Larreta en el Casco Histórico del distrito porteño. La jornada fue convocada por la agrupación “Barrios Históricos Vivos”, un movimiento conformado por quienes habitan desde hace años la Ciudad y nació ante la destrucción del Casco Histórico que, paulatinamente, lleva adelante el gobierno porteño. Una vez más, manifestaron la falta de diálogo con las y los vecinos y denunciaron que este proyecto se lleva adelante de forma unilateral y autoritaria.
“Larreta quiere transformar a nuestros barrios en un polo gastronómico a cielo abierto. Él siempre pensando en los negocios y nunca en quienes habitamos la Ciudad desde hace años”, lanza Raúl, que con sus 78 años se movilizó y repudió la destrucción del Casco Histórico. “Hace 35 años que vivo en San Telmo, no vamos a permitir que esto siga avanzando”, remata. Las obras afectan a escuelas, centros de salud, y a miles de casas particulares.
Este plan, interviene más de 67 mil metros cuadrados de espacio público. Esa cifra representa alrededor de 72 cuadras, entre las calles Bolívar, Perú y Chacabuco, etc. Las modificaciones que llevan adelante en esos barrios, rompe con la idiosincrasia de los mismos y con su infraestructura de más de 300 años de historia, catalogados como los barrios más antiguos de la Ciudad. Entre las modificaciones se destacan, el ensanchamiento de veredas y nivelación de las calles, situación que permitirá que los locales gastronómicos ocupen el espacio público más allá de los límites de sus comercios.
A grandes rasgos, el microcentro porteño y el Casco Histórico, podría dividirse en dos grandes sectores: el de oficinas y el residencial. “El microcentro porteño, hoy, es una zona que se encuentra atravesada con un impacto negativo que va en aumento, sin actividad permanente en las oficinas existentes, comercios que cerraron sus puertas, turismo inexistente y disminución severa de actividad. (…) (L)os locales vacíos en CABA habrían aumentado un 31% y en algunas avenidas el 70%”, asegura un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad. En el mismo sentido, “Amigos de la Calle Florida” sostiene que, habrían cerrado casi 100 locales sobre la peatonal y el 50% de las galerías bajaron sus persianas.”
Para llevar adelante éste objetivo, primero la Legislatura sancionó la Ley N° 6508 “De Reconversión del Área Céntrica”: Quienes realicen proyectos de renovación, transformación o rehabilitación de inmuebles ubicados dentro del Área Céntrica con destino a viviendas o a actividades estratégicas (centros de enseñanza, centros médicos, instalaciones deportivas, lavanderías, peluquerías, establecimientos gastronómicos, centros culturales, centros de estética, residencias universitarias y comunitarias, etc.), podrán computar como pago a cuenta del Impuesto sobre los Ingresos Brutos un porcentaje del monto invertido en las obras de hasta el 60%, los 15 primeros, y del 50 %, los demás.
Más tarde aprobó la Ley N° 6509 de “Incentivos a la Vivienda en el Área Céntrica”, que tiene por objeto la promoción de la vivienda única y la facilitación de la mudanza hacia dicha área. Se ordena al Banco de la Ciudad que implemente una línea de crédito denominada en UVAs, con garantía hipotecaria, tendiente a promover la adquisición de viviendas reconvertidas dentro del Área Céntrica. También debe implementar una línea de crédito tendientes a promover la realización de obras en inmuebles de oficinas para su refuncionalización a viviendas. La Ley crea también el Programa «Mudate al Microcentro», otra línea de crédito para afrontar los gastos iniciales de mudanza y del contrato de alquiler.
“Ambas leyes se financiarán con el FODUS. De esta forma, el GCBA pretende legitimar el negocio de los convenios urbanísticos al destinar los fondos obtenidos a la revitalización del Casco Histórico y el Microcentro”, señala el informe y destaca que también “será otro negocio extraordinario para unas cuantas empresas cuyas inversiones serán subsidiadas por la sociedad porteña, soslayando otras prioridades en la ciudad, por ejemplo, garantizarle el acceso al agua potable segura a los más de 400 mil porteños/as que habitan en los barrios populares de la Ciudad”.
Descontrol del uso del Espacio Público
Un comunicado realizado por la agrupación de vecinos y vecinas, asegura que la administración de Rodríguez Larreta no realizó un estudio de impacto ambiental ni social antes de avanzar con las obras: «El GCBA no está cumpliendo con su rol de garantizar la compatibilidad entre los usos comerciales y los usos residenciales. El descontrol de la utilización del espacio público por parte de los comercios genera una contaminación sonora intolerable», afirman y destacan: «las condiciones para la expulsión de los habitantes, al querer convertir a San Telmo y a Montserrat en un corredor gastronómico y de entretenimiento a cielo abierto. Básicamente, están destruyendo los barrios donde tuvo su origen nuestro país y su patrimonio tangible e intangible».
Democracia Participativa Ambiental
El documento realizado por el ODC, asegura que “El Plan de Renovación del Casco Histórico tiene una clara misión, continuar profundizando las condiciones para que la población residente abandone el barrio, por cuestiones económicas y de habitabilidad. Como ha sucedido en importantes capitales del mundo, el Casco Histórico será la residencia transitoria de estudiantes internacionales o turistas (Turistificación)”. Afirma que, si bien las ciudades son dinámicas, eso no implica transformar a toda la ciudad de forma uniforme. La ciudadanía tiene derecho a decidir de forma democrática qué territorios se transformarán y cuáles serán resguardados para que las futuras generaciones puedan disfrutar del patrimonio y la historia, y sus residentes actuales no sean expulsados por las dinámicas inmobiliarias. “El Casco Histórico es el sector por antonomasia que no debe transformarse y dónde toda intervención del GCBA debe ser consensuada con sus habitantes (…) El Plan de Renovación no fue sometido a ningún proceso de evaluación de impacto ambiental ni a ninguna instancia formal de participación ciudadana previa a su implementación”, remata.