El próximo jueves habrá reunión del Consejo Directivo de la CGT. El cónclave deberá evaluar el curso de las negociaciones que la mesa chica ya comenzó a desarrollar con el Secretario de Trabajo Julio Cordero.
El reclamo que unifica al Consejo Directivo pasa por intentar horadar los alcances de la reforma laboral aprobada en la Ley Bases y disminuir el impacto de la restitución del impuesto a las ganancias sobre los salarios que estableció la ley de paquete fiscal.
Un punteo
Para la CGT resulta clave impedir que la reglamentación de la ley habilite el despido de delegados y trabajadores que participen de acciones gremiales como los bloqueos u ocupaciones de fábricas, que incluyó el Senado en la nueva ley por iniciativa del bloque radical. Lo mismo con relación a la derogación de la prohibición de los despidos por motivos discriminatorios tales como la orientación política o sindical. También pretenden condicionar el alcance de la normativa en lo que se refiere a nuevas relaciones laborales para microempresas.
Ya consiguieron que el gobierno habilite su participación en una mesa técnica que elaborará el decreto de reglamentación de la ley, de la cual también participarán representantes empresarios que, ya adelantaron, esperan defender el espíritu flexibilizador y antisindical de la ley. En ese terreno la relación de fuerzas les es favorable.
Por el lado del impuesto a las ganancias, la intención declarada de la cúpula de la CGT es la de lograr, al menos, la indexación del piso imponible según la inflación desde enero de este año, cuando se elaboró la letra original del proyecto, y un mecanismo de actualización. Un número que circula es elevar el umbral a los $ 3 millones desde los $ 1,8 millones que determinó la Ley Bases.
El Consejo de Mayo
El gobierno, por su parte, aspira a convencer a la CGT para que sume un hombre a su Consejo de Mayo. Se trata de una suerte de Gran Acuerdo Nacional con el que pretende estabilizar su gestión. En ese sentido, el secretario de Trabajo había considerado “razonables” los planteos de la CGT.
Sin embargo, el gobierno no parece muy dispuesto a escuchar la agenda cegetista. En Capital Humano insisten con que sus líneas de acción serán las que se plantearon en el comunicado posterior a la primera reunión. Allí destacan que acordaron con la CGT “avanzar en una agenda de diálogo tripartito que incluya los temas planteados por la cúpula sindical”. A la vez, aseguran que “hemos propuesto la constitución de una mesa de diálogo social que incluya al sector empresario”.
Por otro lado, información que sí dejaron trascender a medios afines tanto desde Capital Humano como desde la Afip y el Palacio de Hacienda indica que el gobierno ya tiene avanzada la reglamentación de ganancias y que la realizará en forma unilateral. El detalle se podría conocer incluso antes de la reunión del Consejo Directivo de la CGT.
Otra indicación negativa fue la reunión del Consejo del Salario en la cual el sector empresario buscó llevar a una impasse la negociación para que, otra vez, sea el gobierno el que dicte un decreto desconociendo los reclamos gremiales.
Debate interno con poco
Así las cosas, resulta difícil que el sector dialoguista de la CGT logre convencer al resto de la conducción acerca de los beneficios de sumarse al Consejo de Mayo.
Pablo Moyano se negó a participar de la reunión con Cordero, aunque un hombre muy cercano al sector y dirigente del FreSiMoNa, Omar Plaini, sí fue de la partida. En diálogo con Tiempo, el titular del sindicato de Canillitas, señaló que “es un tema que se va a conversar el jueves. Veo muy difícil el ingreso de un representante de la CGT al Consejo de Mayo”. Más en detalle consideró que “en el Consejo del Salario no tuvimos respuesta y presenciamos una farsa. Son ellos los que tienen que dar respuesta a los temas que dejó planteada la CGT al secretario de Trabajo. No es un problema de una invitación sino de dar respuesta a los problemas”.
Plaini señaló que “no podemos hablar con suposiciones. La única verdad es la realidad. Si no hay respuestas es como que alguien te invite a su casa y previamente insulte, agravie, descalifique. No está invitando a nada. Está clarísimo”.
Desde un sector más afín al diálogo, Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria y la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), señaló a Tiempo que “han quedado en dar una devolución. Al margen de lo mediático, yo creo que es viable el diálogo tal como se inició. Siempre es importante tener un ámbito y estar en una mesa donde uno pueda debatir y generar propuestas y reclamos».
Por su parte, Daniel Yofra, titular del combativo sindicato de Aceiteros, opinó que “la posición de la CGT posterior a la aprobación de la reforma laboral es muy débil. Lo lógico hubiese sido que presenten batalla antes. Ahora tienen que ir a pedir por favor que no sean tan duros”, se lamentó. Para Yofra, “el grupo que conduce la CGT toma esa postura de diálogo porque ahora no le queda alternativa. El otro día se abrazaban con el secretario de Trabajo que es un empresario. Lo único que hacen es ir a los medios a decir que están gestionando. No hay que gestionar nada, hay que enfrentar la situación. ¿Qué es lo que va a ocurrir con esa ley? Donde los trabajadores no estén representados o las organizaciones sean muy débiles van a aplicar la reforma laboral”.
Finalmente, el dirigente aceitero opinó que “van a entrar al Consejo de Mayo. Siempre han sido oyentes y nunca han ido a discutir absolutamente nada. En los ’90, el menemismo debilitó al movimiento obrero a través de la división. Después surgió el MTA. Va a ocurrir algo parecido porque no podemos esperar que esta CGT haga algo”. «