Unos 80 líderes sindicales se reunieron en el hotel Presidente Perón, de Mar del Plata, perteneciente a Gastronómicos, el gremio liderado por Luis Barrionuevo, quien tradicionalmente organiza un asado veraniego para enmarcar un cónclave cegetista.
La cumbre sindical sirve como preámbulo de la reunión formal que la cúpula de la CGT llevará a cabo el 2 de febrero, en Azopardo 802, donde se tomarán decisiones concretas, según afirmaron los propios sindicalistas. Muchos de los líderes gremiales que no estarán en esa mesa chica tuvieron la posibilidad de expresar sus posturas de cara a esa cita del Consejo Directivo.
Como resultado de ese almuerzo se advierte que la CGT endureció su postura en relación con el Gobierno nacional. Hasta el momento, la central obrera ha sido muy criticada por sus propios representados, producto de la pasividad enseñada ante las medidas del Ejecutivo que afectan a miles de trabajadores. De esta forma, la CGT comienza a unir su flota, dividida y frágil ante la presión del Gobierno; sobre todo, a partir del avance oficial sobre los convenios colectivos. Los temas centrales fueron los incesantes y masivos despidos, el decreto firmado por el presidente por la Ley de ART, las próximas paritarias y la respuesta a la reforma laboral.
Para los triunviros, el conflicto central son los despidos. Hay alarma, preocupación y mucho enojo por las situaciones de distintos sectores. El acuerdo firmado en diciembre último ha sido violentado de manera irresponsable por el sector empresario, resumió en conferencia de prensa Juan Carlos Schmidt, secretario general de Dragado y Balizamiento. En el mismo sentido, Héctor Daer (Sanidad) afirmó: «Se han agudizado mucho más los despidos y esto es un incumplimiento de un acuerdo que habíamos cerrado en diciembre con el Gobierno y los empresarios», subrayó el sindicalista, quien alertó que «la caída de la actividad está llevando a despidos por todos lados» y que se está «iniciando una etapa por demás crítica» con un «incremento muy grande de la tensión social». En tanto, Carlos Acuña (Estaciones de Servicio) marcó que el Gobierno «con su indiferencia y apatía sobre la masificación del despido, y este erróneo enfoque económico, lo que está haciendo, junto al sector empresario, es minar la confianza de llegar a tener acuerdos de mayor alcance».
Con respecto a las próximas paritarias, en las que el Gobierno pretende sellar un tope del 20%, Schmidt se mostró firme: «Con este panorama, no podemos entablar ningún diálogo y menos discutir paritarias hasta que no se terminen los despidos ( ) ante la pérdida del poder adquisitivo del año pasado, más los aumentos de los servicios y otros rubros este año, no vamos a discutir con ningún tope». Por su parte, Daer aseguró: «No vamos a permitir que se nos ponga tope a las paritarias. El rol nuestro es persistir en que no avancen sobre los derechos de los convenios de trabajo y en sostener el poder de los salarios».
El presidente Mauricio Macri decretó una reforma en la Ley de ART que se discutía en el Congreso, con la participación de la CGT, y con media sanción en el Senado. Es inexplicable. Nos enteramos por los diarios, contó Schmidt a radio Mitre. «Fue impulsada por el Gobierno. Concurrimos al Senado, hicimos aportes, los senadores los tomaron y tuvo media sanción. No compartimos que en la mitad del trámite parlamentario lo hayan sacado por decreto», explicó Daer.
Un punto muy sensible en el que la CGT no había mostrado una postura muy clara es la reforma laboral impulsada por el Gobierno. Daer dijo en conferencia de prensa que los gremios «no vamos a dejar que caigan los convenios colectivos de trabajo. No vamos a permitir que caiga la ultractividad de los convenios. Ni que nos lleven a discutir, como quiso alguna vez el gobierno radical, sin convenio, empezando de cero». En el mismo orden, Schmidt planteó: «No podemos discutir ninguna reformulación de las condiciones laborales en un clima donde hay despidos y suspensiones como moneda corriente. Y en especial si hay un estancamiento de la economía».
Las declaraciones del triunviro subieron varios tonos con respecto a las posturas cegetistas del último año. Pero volvieron a bajar ante las consultas sobre un paro nacional como medida de fuerza. «Nunca se descartó un paro general. Muchas comisiones internas nos están pidiendo paro», asumió Schmidt, al tiempo que advirtió: «Forma parte de un proceso donde hay que tener incidencia política. Cuando hubo protestas en el transporte hubo una fuerte reacción de los usuarios en contra de la medida».
El triunvirato aclaró que las resoluciones sobre el paro y sobre las distintas problemáticas del sector trabajador se tomarán en la reunión formal del Consejo Directivo, el jueves 2 de febrero, en la sede Azopardo. Quizás, en las palabras del secretario general de Luz y Fuerza de Patagonia, Héctor González, se pueda vislumbrar el camino a seguir por la criticada central obrera: La CGT apostó al diálogo, pero tenemos la preocupación por la reforma laboral que intenta impulsar el Gobierno. Vemos la necesidad de encaminar la economía rápidamente, de reclamar a los empresarios que cumplan el acuerdo firmado y esto nos lleva a replantearnos cómo será nuestra relación con el Poder Ejecutivo en este año que recién comienza.
Del almuerzo participaron también Andrés Rodríguez (UPCN), Roberto Fernández (UTA), Omar Maturano (maquinistas), Sergio Palazzo (bancarios), Julio Piumato (Judiciales), Guillermo Pereyra (petroleros), Facundo Moyano (Peajes), Francisco Barba Gutiérrez (UOM), Roberto Coria (Guincheros), Abel Frutos (Panaderos) Amadeo Genta (Municipales), Mario Caligari (UTA) y Rubén Sandoval (Perfumistas), entre otros. Los grandes ausentes fueron Hugo Moyano (abocado a la crisis de la AFA como presidente de Independiente) y Antonio Caló.