El paro del jueves ya es irreversible. Con la excepción de los gremios liderados por Guillermo «Momo» Venegas, todas las expresiones del movimiento obrero serán de la partida. La adhesión del Movimiento de Acción Sindical de la Argentina (MASA), no alineado con el triunvirato, ha completado la grilla.
Que la demorada resolución del paro fue a regañadientes es público y notorio. Por ese motivo, la incógnita que se presenta es qué rumbo adoptará la central el día después de la medida. En gran parte dependerá de la disposición del gobierno en ofrecer un salvoconducto a los dirigentes para que encuentren una vía de salida.
El gobierno no ha convocado a ninguna reunión previa al paro para intentar desactivarlo. Apunta, más bien, a desmontar, cual orfebre, la unidad de acción de la CGT sobre la base de las paritarias de los gremios con alto poder de fuego.
Así, consagró el cierre de la paritaria de empleados de comercio en un 20% en dos cuotas, además de una cuantiosa suma para la Obra Social.
Del mismo modo, autorizó la apertura de las paritarias del transporte y generó un clima de negociación diferente al que desenvuelve con los dirigentes docentes. Primero le tocó a los choferes de la UTA y luego a los ferroviarios. Omar Maturano, titular de La Fraternidad, confió a Tiempo que, en la negociación que encararon en común con Sergio Sasia de la Unión Ferroviaria e integrante del MASA, «la patronal no tiró números, sólo recibió nuestro planteo (del 25%). Lo bueno fue que no pusieron techo.»
En la agenda de corto plazo están las estratégicas paritarias de la UOCRA, con la que se avanza en torno a un acuerdo de productividad (ver página 17), la de los estatales de UPCN y los gráficos, entre otras. Para el próximo martes fue agendada una reunión con gremios de sectores sensibles golpeados por la recesión industrial.
Sin embargo, para Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la CGT, «las paritarias son una parte del reclamo». En diálogo con este diario agregó: «Estamos cuestionando aspectos del trazado económico que no se van a resolver en las paritarias. Los otros reclamos son de naturaleza política.»
Omar Plaini, diputado nacional y dirigente de la CGT señaló a Tiempo que «el paro es para que el gobierno modifique el rumbo de su política económica y social. Va a ser un mensaje contundente. Esperamos que tome nota.»
Formalmente, los dirigentes de la CGT consideran que el paro pondrá la pelota en el campo del gobierno. Uno de los triunviros reconoció a este diario que «las expectativas las tiene que gestar el gobierno, si reacciona, al igual que con el conflicto docente, lo que puede pasar es un mayor conflicto».
Otro dirigente, muy cercano a otro de los miembros del triunvirato señaló que aspiran a que «nos den oxígeno para contener a la gente», aunque admitió: «Creo que este gobierno no está dispuesto a negociar nada. Son CEO del neoliberalismo con actitudes bien de patrón de estancia». Y puso sobre la mesa la encrucijada: «No podemos tirar un paro de 48 horas».
Plaini reconoció que «es un gobierno que tiene una forma de concebir la política. Es muy difícil que cambie», y descartó que las paritarias sean la vía de continuidad: «El paro va más allá de eso, no podemos mezclar una cosa con la otra. Entendemos que el rumbo debe ser modificado y vamos a seguir con el plan de lucha».
Al 7 de abril faltarán apenas cuatro meses para las PASO. A nadie se le escapa que la estrategia que asuma la CGT va a estar condicionada por esa realidad y, en particular, por la interna del peronismo. Acuña y Daer, dos de los triunviros, son diputados por el Frente Renovador, aunque de un tiempo a esta parte no se han mostrado junto a Sergio Massa. Schmid se ha mostrado prescindente pero el miércoles señaló que Cristina «no es la mejor opción para el peronismo».
Los dirigentes del MASA, por su parte, ya anunciaron su alineamiento con Florencio Randazzo en una posible interna con Scioli. La Corriente Federal, junto con la CTA Yasky y el sector de la UOM liderado por Francisco «Barba» Gutiérrez, entre otros, constituyeron el Movimiento por los Trabajadores Saúl Ubaldini que apoya una candidatura de la expresidenta Cristina Fernández; en caso de que desista, se inclinarían por Randazzo.
Plaini, le restó importancia a la elección a la hora de establecer la ruta de la CGT que, aseguró, «tiene un plan de acción sindical». Sin embargo, reconoció que «es obvio que la conflictividad desemboca necesariamente en una expresión política». «