Como en todo el Cono Sur, con la dictadura de Argentina a la vanguardia de la barbarie, el terrorismo de Estado también tuvo sus peores manifestaciones en el México gobernado en la última mitad del siglo pasado por presidentes constitucionales de apariencia democrática. Con gobiernos con una política exterior abierta y generosa que convirtió al país en tierra de libertad para miles de perseguidos, pero sin embargo brutalmente represores en el plano interno.
Hasta ahora no se hablaba de México como baluarte de la Doctrina de Seguridad Nacional impulsada desde el Departamento de Estado de Estados Unidos por el nefasto Henry Kissinger. Ahora se empiezan a tener ciertas referencias, mínimas todavía, sobre una de las más aberrantes violaciones de los Derechos Humanos: los vuelos de la muerte.
La memoria y las ansias de justicia vienen desde tiempo atrás, pero la verdad empieza a aflorar en estos días, con la búsqueda que realizan los familiares de las víctimas, y que se hace efectiva con tareas de divulgación. Entre ellas una reconstrucción de los vuelos, fruto de un formidable esfuerzo de investigación que recién en 2021, con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tuvo el primer apoyo oficial. La Reconstrucción de los Vuelos de la Muerte, así se llama la muestra, es fruto de un esfuerzo de investigación de cinco décadas que exhibe, en una perspectiva inmersiva, uno de los aspectos más crueles de los años de la Guerra Sucia (1964-1982). «Es una cartografía del terror de los ’70», dice Alicia de los Ríos, abogada hija de una militante desaparecida de la Liga Comunista 23/9.
Según la Oficina de Investigaciones Visuales SITU Research de Nueva York (ver acá) y el mexicano Centro de Derechos Humanos PRODH, cientos de personas fueron arrojadas al océano Pacífico desde aviones de la Fuerza Aérea. Los elegidos eran los Arava israelíes, con los que se habrían hecho cientos de vuelos con 12 prisioneros cada uno desde la base Aérea Pie de la Cuesta, en Acapulco. La existencia de los vuelos no pudo ser ignorada por ninguno de los presidentes de los años en los que la práctica era sistemática, unos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), otros del Partido Acción Nacional (PAN): Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La muestra detalla las distintas fases de la práctica, desde el traslado de las víctimas a la base de Pie de la Cuesta, el sitio de detención provisoria –al que la tropa tenía el acceso vedado– y la práctica de ejecuciones, con dos disparos en la nuca y una enfermiza arenga previa.
Los vuelos en sí se visualizan por medio de un modelo en 3D de los Arava. La reconstrucción se hizo sobre la base de documentos militares ocultos desde 2002, cuando se les abrió un sumario (inconcluso) a dos generales y un mayor. Esos papeles incluyen testimonios de militares que describieron cómo se realizaban los operativos y cómo participaron en ellos. También se emplearon archivos obtenidos durante años por víctimas y académicos, imágenes satelitales desconocidas e investigaciones periodísticas.
En algunos tramos, y ante la falta de colaboración oficial, la muestra apela al condicional. Hasta ahora se ignora la cantidad de vuelos realizados y el número de víctimas arrojadas al océano. A la vez, estos delitos imprescriptibles y otros registrados en los 16 años de Guerra Sucia permanecen impunes. Muchos de quienes aparecen citados en aquel sumario aún viven. Con una llamativa inocencia uno de los investigadores de PRODH cree que «todavía pueden ser citados a declarar, el ejército tiene la oportunidad de enmendar un camino y una historia de graves violaciones a los Derechos Humanos con la determinación de obligar a los militares, aun los retirados, a declarar todo lo que saben». Esto, dicho mientras PRODH litiga en tribunales para lograr que la Fiscalía General le permita ingresar a la base de Pie de la Cuesta para hacer un relevamiento in situ, en presencia de sus propios peritos.
En su parte expositiva el proyecto de reconstrucción de los vuelos denuncia que el ejército impide el acceso a sus archivos, manteniendo en una nebulosa ciertos detalles clave, como el registro de los nombres de las víctimas y las grabaciones del diálogo entre los actores de al menos dos de las acciones. El 3 de abril el Mecanismo para la Verdad creado por AMLO en 2021 con el objetivo de investigar los crímenes e identificar a los responsables de la Guerra Sucia, insistió en que el Ministerio de Defensa –ya no el ejército, aisladamente– «ha puesto múltiples trabas y se niega a entregar el expediente sobre lo investigado, hecho por las mismas fuerzas armadas». Los familiares de los desaparecidos precisan que con AMLO «hemos avanzado, pero la colaboración de las autoridades ha sido pasiva».