El miércoles la Ciudad de Buenos Aires amaneció colapsada. Decenas de miles de trabajadores desocupados y sus familias cortaron los ingresos a la Capital Federal como parte de una acción que incluyó cien cortes de ruta en todo el país.
La medida, además, fue resultado de un acuerdo sin precedentes entre todas las organizaciones sociales. El reclamo central que los agrupó fue el incremento de los programas sociales, tanto desde el punto de vista de su cantidad como también del monto percibido ($6.000) que no llegan a cubrir la mitad de la canasta de indigencia. El tamaño de la movilización puso nuevamente en el centro del debate el crecimiento exponencial de la pobreza.
El mismo día, paradójicamente, se conoció el informe oficial de pobreza e indigencia de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Según el relevamiento, el valor de la canasta básica total (CBT) que mide el umbral de la pobreza en la Ciudad se incrementó un 53,1% para una familia tipo compuesta por dos adultos mayores de 35 años y dos hijos varones de 9 y 6 años. De este modo, para no ser considerada pobre, una familia debió reunir en febrero de 2019 $26.858. Esa canasta no incluye el alquiler de la vivienda.
Para no caer debajo de la línea de indigencia, la misma familia debió reunir en febrero $13.319. Se trata de un incremento del 55,6% con relación al valor de esa canasta en febrero de 2018. El índice de precios al consumidor que mide la misma Dirección de Estadística de la CABA reveló un incremento de los precios en el período de un 49,7% lo que sugiere un deterioro de las condiciones de vida de los sectores más relegados de la población.
El dato de pobreza a nivel nacional relativo al segundo semestre de 2018 se conocerá el próximo jueves 28 de marzo. Sin embargo, según estimaciones privadas, la misma podría alcanzar y hasta superar el 32% de la población. De ser así, durante 2018 habrán caído debajo de eses umbral algo más de 2,5 millones de personas.