1- La calle es la terapia. ¿Se dieron cuenta que el primer protocolo gubernamental para reprimir no fue en las redes? La calle es la terapia. La lucha es necesaria para transitar la angustia, rechazar lo nuevo y alumbrar lo que vendrá. La calle es el reencuentro, es un lugar constitutivo para religarse y para reinventarse.

2El rechazo. No es momento de resistencia, es momento de rechazo. Rechazo al DNU. Al autoritarismo libertario y al plan económico de la casta empresaria. No es resistencia. Porque al fin y al cabo no queremos conservar. Ni la inflación, ni el vil acuerdo por la deuda, ni los niveles de pobreza, ni la tibieza socialdemócrata, ni la ausencia de horizonte. No queremos conservar el fracaso reciente. El rechazo es necesario como momento de negatividad. Si no hay rechazo seguimos en el laberinto. Hay que inaugurar la nueva etapa. Ellos ya lo hicieron. Dejemos de llegar tarde.

3- La tarea militante es rebasar. La tarea es poner la sociedad civil en acción. A los familiares y vecinos. Al espacio público. En la despensa. A deliberar. A las calles. Convocar. Irradiar. Ahora hay que rebasar las estructuras y los ámbitos que fracasaron. El enemigo tiene la suma del poder. De este lado tenemos que ampliar lo político como discusión de los asuntos comunes. No es espontaneísmo. Es verano. Es la necesidad del momento. Hay que cuidarse de la represión, no del estado de movilización.

4- La tarea de la dirigencia es expandir. Tendrán que aprender nuevos roles. Y algunos que fracasaron correrse. Los burócratas tendrán que frenar su impaciencia instrumental. Pero también hay material para el futuro. Hay puntos de referencia. Kicillof y Grabois. Ofelia o Moreno. Los sindicatos o Inquilinos Agrupados. La tarea no es expandir la demanda keynesiana sino la demanda movilizada. Y en algún momento orientar.

Foto: Eva Cabrera / Télam

5- La crisis sigue abierta. El estado de disponibilidad ideológica en las mayorías, que se produce por 8 años de crisis, no se ha superado. Porque sus causas siguen vigentes. Inflación, incertidumbre social, y la crisis económica que empeora. A pesar del cambio de gobierno, el consenso del ajuste está averiado dentro del hogar. Aunque en el camino se nos coló una especie de revolución mercachifle, no se produjo una plena sustitución de creencias colectivas. Ahora hay que desconfiar de la estabilidad. Hay que conectar con la crisis y reorientarla. Es necesario un nuevo intercambio societal.

6- La lucha avanza perdiendo. No cultivar el cortoplacismo. Las luchas se pierden pero igual se avanza. La lucha como momento de rechazo a lo que se está instaurando es fundamental, y al desplegarse también irá forjando lo nuevo. Si pensamos en modo “aunque sea ganar algo ahora”, corremos el riesgo de perder mucho después. Ahora luchamos para gestar. Si se gana se gana, si se pierde se avanza. Lo que está en juego es la Patria.

7- Cuidar la amistad, recuperar los enemigos. Son momentos para cultivar la amistad. Cuidar a los tuyos. Pero sin embargo, nunca fue tan necesario recuperar a los enemigos. Los grupos empresarios de la AEA que firmaron el apoyo al DNU. La Embajada. La casta del gran Capital. Sin amigos no hay pueblo, sin enemigos no hay proyecto.

8- Gestar el momento antigubernamental. Hay diversas tareas en nuestro campo. Las parlamentarias, los gobiernos provinciales, las sindicales. Pero no confundir. La tarea central del conjunto es gestar el momento antigubernamental junto a las mayorías. Ese momento es lo que abre un nuevo horizonte de visibilidad. Ese momento es el que abre potencialmente un nuevo ciclo nacional popular.

9- No hay que volver. Hubo un fracaso del frente político en su fase gubernamental. Hay crisis de horizonte. No se resolvió ni lo nacional ni lo popular. Ni la Deuda ni la inflación.  El posibilismo prendió fuerte hasta en la militancia de la segunda y tercer bandeja. Pero además en la vuelta caben pocos. Incluidos la casta de este lado. En cambio, en la lucha y la transformación hacia adelante cabe todo el pueblo. No hay que volver. Hay que ensanchar y reinventar.

10- Lo que comunica es la política. En la crisis, y el estado social e ideológico reinante, lo que comunica es la política. La lucha y la capacidad creciente de articular y liderar un programa de vida social en la subjetividad de millones. Y eso es una invención política en sentido clásico del término. No hay técnica que comunique lo que no existe. No hay atajos. Hoy comunicar es gestar lo que falta.