Las reservas del Banco Central cayeron este viernes a U$S 28.307 millones, su punto más bajo en algo más de tres meses. Voceros del Central atribuyeron el fuerte descenso a movimientos contables que realizan los bancos para cerrar sus posiciones, como suele ocurrir a fines de mes. Además hubo que atender pagos de Bopreales y compromisos con el BID. La cifra podría volver a caer cuando impacte el pago de intereses trimestrales al Fondo Monetario Internacional. Son alrededor de U$S 640 millones que se deben abonar esta semana.
El monto total y su abrupto descenso se contradicen con las reservas netas que continúan en terreno negativo y con las compras (en enero fueron U$S 1748 millones) que la entidad viene realizando en el mercado oficial, respectivamente.
La paradoja revela que dejarse llevar por números absolutos puede deparar algunas conclusiones equívocas en un terreno clave que tiene consecuencias no sólo económicas sino también políticas. Las reservas del BCRA son un dato clave a la hora de entender lo que el mercado espera del gobierno, sobre todo con relación al levantamiento de las restricciones para la salida de divisas (el remanido cepo cambiario). También marcan fuertemente el margen de maniobra que las autoridades pueden mantener ante el Fondo Monetario Internacional, justo en momentos en que se discuten los términos de un nuevo acuerdo.
Brutas y netas
El stock de más de 28 mil millones de dólares en poder del Central tiene un alcance limitado. Allí se cuentan, por ejemplo, los depósitos en divisas de los clientes del sistema financiero, como también el multimillonario swap con el Banco Popular de China (alrededor de U$S 19.000 millones), entre otros fondos indisponibles. Cuando se descuentan las obligaciones de corto plazo, el saldo es negativo.
Según un informe de Portfolio Personal (PPI), uno de los brokers más renombrados de plaza, las reservas netas se encontraban al miércoles último en U$S -10.140 millones (con el signo menos por delante). No es mucha diferencia con relación a los U$S 11.471 millones de saldo negativo que había en la entidad cuando asumió Javier Milei.
Lo curioso es que a lo largo de 2024 la entidad compró alrededor de U$S 23.000 millones en el mercado oficial. ¿Qué pasó con el resto? En PPI recordaron que en julio pasado y en enero último hubo fuertes pagos de Bonares y Globales, y que además el Central emitió los Bopreales, los bonos en dólares que emitió para cubrir las deudas con importadores. La maniobra, una virtual estatización de la deuda de importadores privados, significó para el BCRA un pasivo a corto plazo de U$S 10.000 millones.
Desde el GERES (Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social), donde hacen un seguimiento minucioso del tema, tienen números distintos. Sin incluir los Bopreales en la cuenta, estiman que a mitad de mes las reservas netas eran negativas en U$S 4164 millones, la mitad que un año atrás. En la cuenta se incluyen unos U$S 5344 millones en que están cotizadas las tenencias de oro, por lo que el saldo líquido (U$S -9.550 millones) se parece bastante al del cálculo de Portfolio Personal.
Cómo la ve el FMI
El cálculo de las reservas netas es importante porque su evolución es la que sigue de cerca el Fondo Monetario Internacional para saber si el gobierno tiene espaldas suficientes para honrar sus deudas. El organismo dio por probado su crecimiento en la primera mitad del año, pero llamativamente omitió la auditoría del tercer trimestre, cuando según todos los indicios no se habría logrado la acumulación de divisas pactada.
En ese sentido, la visita de una misión del FMI para discutir un nuevo programa dejó resultados ambiguos. Antes de regresar a Washington, la delegación dejó una declaración en la que festejaba el diálogo «altamente positivo y constructivo», pero también adelantó que la negociación seguirá en las próximas semanas, dando a entender que todavía hay muchos puntos para discutir.
Al Fondo no le cierra por ningún lado que con las reservas netas en tan calamitoso estado, el gobierno insista en mantener un tipo de cambio artificialmente bajo que desalienta la acumulación de divisas. A ello se suma el «blend» que permite a los exportadores canalizar el 20% de sus divisas por el mercado de bonos. Son dólares que el Central podría atesorar, pero acepta que se le escapen con tal de que el tipo de cambio CCL no se dispare. Ante ese cuadro, el manual del FMI impone una devaluación.
Lejos de atender esas razones, el gobierno duplica la apuesta. Desde mañana la tasa de devaluación programada se reducirá al 1% mensual, lo que (con un rango de inflación del 2 al 3 por ciento por mes) asegura que el peso se seguirá sobrevaluando, lo que preanuncia más dólar barato por algunos meses más.
Esa es la distancia que separa a las partes y que el Fondo, aun con la presión política que impone Donald Trump para ayudar a su amigo Javier Milei, todavía no quiere estrechar. Habrá más reuniones para saber hacia dónde se inclina la balanza. «
El «blend» dejó en rojo el balance cambiario
El balance cambiario de diciembre dejó un saldo negativo de U$S 1114 millones. Los cuatro renglones del informe que el Banco Central publicó el viernes arrojaron déficit: bienes, servicios, ingresos primarios (intereses y utilidades) y secundarios (otras transferencias). Lo llamativo es que el rubro Bienes, que refleja las importaciones y exportaciones de mercaderías, terminó en rojo por primera vez en 2024. El déficit (U$S 39 millones) se contrapone con los U$S 1666 millones de superávit comercial que calculó el Indec. Más allá de algunas discrepancias estadísticas, la diferencia está vinculada al «blend» que permite a los exportadores liquidar el 20% de sus divisas por el mercado CCL. Por eso, aunque el Indec relevó exportaciones por U$S 7035 millones, al BCRA sólo le ingresaron U$S 5887 millones. Aun con esos números, la entidad estimó que gracias a los Bopreales y otros medios alternativos, «en diciembre la totalidad de los pagos de importaciones habrían superado al valor importado, por lo que habría habido una reducción de la deuda por importaciones