La inmensa mayoría de los argentinos futboleros descubrieron a Luis Díaz en la semifinal de la Copa América Brasil 2021, cuando el velocísimo delantero colombiano -una pesadilla para Nahuel Molina primero y para Gonzalo Montiel después- anotó el gol del 1-1 que llevó el partido a los penales que marcarían el inicio de la mitología de Emiliano Dibu Martínez. Tal vez, además, algunos hinchas de River –los más fanáticos- recordaban su nombre porque Marcelo Gallardo había intentado incorporarlo desde el Junior de Barranquilla algunos años antes, aunque el Porto terminaría llevándolo a Portugal, la escala previa a su llegada al Liverpool de Inglaterra –su actual equipo- en 2022.

Pero incluso antes, y esto es lo desconocido, futbolistas argentinos amateurs ya habían sufrido en el campo de juego al propio “Lucho” Díaz, protagonista sobrecalificado de un Colombia-Argentina por la Copa América de Pueblos Originarios jugada en Chile, en 2015, cuando un entonces desconocido jugador de 18 años se enfrentó a nuestros representantes de los pueblos chané, guaraní, wichi, iogys y qom.

La historia de Díaz (27 años), a quien la selección campeona del mundo y del continente deberá bloquear esta noche para vencer a Colombia en la final de la Copa América 2024, está llena de mitos: no fue pastor, no vivió en una reserva indígena ni tampoco sufrió malnutrición, como se dijo con tintes románticos. Pero sí es cierto que en 2015 jugó para Colombia la Copa Indoamericana, también llamada Copa América (o Copa Americana) de Pueblos Originarios (o Indígenas). Tenía 18 años y aún no había jugado en el fútbol profesional, ni siquiera en las divisiones inferiores: era un jugador de la calle con sangre indígena.

Su bisabuela era wayuu, aunque Díaz no habla el idioma ni le corren hábitos de esta etina de la Guarija, una región junto al mar Caribe”, precisaría El País en 2022, cuando Díaz -ya un crack- jugó la final de la Champions League con el Liverpool (derrota 1-0 ante Real Madrid). Según otro artículo del mismo diario, “Carlos Valderrama –mítico jugador de los ’80 y ’90-, que en 2015 oficiaba de seleccionador del equipo nacional colombiano de pueblos indígenas, reclutó a Díaz en su pueblo, Barrancas una pequeña localidad del departamento de La Guajira, en la costa del Caribe”.

Recién en el enero siguiente, de 2016 –cuando cumplió 19 años-, Díaz ingresaría al Barranquilla FC, un equipo de Segunda División y filial del Junior, pero entonces en su currículum ya tenía aquella Indoamericana de julio de 2015, jugada en paralelo a la Copa América de selecciones, también en Chile. Según Wikipedia, Lucho jugó los cinco partidos de Colombia –o sea todos los de su selección en el torneo, incluso la final que perdería ante Paraguay-, y anotó un gol. El debut colombiano fue contra Argentina y, esto ya no figura en ninguna web, Díaz recibió por primera vez el marcaje áspero de los nuestros. Díaz usaba el número 8.

“Había un jugador de ellos que marcaba la diferencia y, en uno de los cruces, le di duro para arriba para hacerse respetar, bien con el potrero, como hace la selección actual”, dice Jorge “Pocho” López desde Aguaray, una ciudad de 20.000 habitantes en el norte de Salta y del país, a sólo 20 kilómetros de Salvador Mazza, la ciudad limítrofe con Bolivia, con un guiño hacia la selección argentina que esta noche definirá ante Colombia en Miami la Copa América 2024. Ahora López trabaja en el campo –“soy jornalero, hago lo que haya que hacer, machetear, cortar algún palo”– y sigue jugando al fútbol, siempre de manera amateur, en la liga local, pero en aquella Copa Indoamericana 2015 fue el capitán y defensor central de la selección que enfrentó a Luis Díaz.

Teníamos un cacique, el número 2, muy buen chico que ordenaba al resto”, recuerda Gerardo Salorio, el preparador físico de la selección –histórico asistente de José Pekerman en la selección- que viajó por parte de la AFA junto al entrenador, Esteban Pogany –ex arquero de Boca, Independiente, Racing y San Lonrezo- a la Copa Indoamericana, que sólo se disputó en aquella edición. Lo dice por el propio López, que responde desde su pueblo: “Fue un halago que la AFA reconociera la preexistencia de los pueblos originarios en Argentina. Los jugadores debíamos ser amateurs y reconocernos como integrantes de un pueblo originario. El mío de origen es el iogys, un desprendimiento de los wichis. En aquel momento yo era el presidente de mi comunidad y, como capitán del equipo, sentí la necesidad de orientar un poco a los chicos, que eran muy jóvenes”.

En el plantel de Argentina había juadores qom (de La Plata y Santa Fe), wichis (Chaco y Formosa) y chané, iogys y guaraníes (Salta). Luego de tres derrotas seguidas, 1-2 ante Colombia, 0-1 contra Ecuador y 1-2 frente a Bolivia -todas en el estadio Canadela, de Arica-, el equipo dirigido por Pogany quedó eliminado en primera ronda. La historia habría terminado allí, sino fuera que uno de los rivales de aquellos tres partidos se convertiría, insospechadamente, en una figura mundial pocos años después.

“Pasado el tiempo, en el Facebook veo que aparece Luis Díaz…. Estaba muy distinto físicamente a lo que había sido en Chile, en 2015, pero me acordé de él, que lo habíamos enfrentado. Y me alegré porque había salido de los pueblos originarios en represtación de Sudamérica”, dice López. Pogany y Salorio, en cambio, dicen no recordarlo. Tampoco el goleador de Argentina en aquella Copa América, Gustavo Joaquín Gracionis autor de los goles ante Colombia y Bolivia, que vive muy cerca de López, aunque en el paraje Campo Durán, a 14 kilómetros de Aguaray. “Soy del pueblo chané, que viene de los guaraníes. Pero la verdad no recuerdo si jugamos contra Lucho Díaz, pasó mucho tiempo”, explica Gracionis, que sigue jugando al fútbol con López en la liga departamental.

La selección de los pueblos

Aquella Argentina se reunió de apuro en el centro de la AFA pocas semanas antes del torneo. En el cuerpo técnico, acostumbrados a jugadores profesionales, debieron reforzar cuestiones técnicas antes que tácticas. La preselección estuvo a cargo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), dependiente del INADI. López recuerda la importancia de Cristina Fernández de Kirchner, en el último año de su mandato como presidenta, para la participacíón argentina en un torneo que también contó con la participación de Paraguay, Perú, México y el local, Chile -en la sede Santiago, en el estadio Peñalolén-. «Había un lineamiento político muy cercano con Cristina y Cristina se ocupó personalmente que Argentina mandara un equipo: la unidad de presidencia nos puso en contacto con la AFA. La presidenta de Chile, (Michelle) Bachelet, estuvo en al acto principal de apertura», recuerda el capitán argentino, que entre 2020 y 2022 fue director del área de Juventud Indígena dentro del INAI.

Foto: @multihincha

Díaz fue el único jugador de aquel torneo con tribunas bajas que luego tendría una trayectoria profesional. Según recuerda López -que de más joven había se entrenado en Central Norte, un grande de Salta-, tres jugadores tuvieron una posibilidad de jugar en Lanús e Independiente, el propio Gracionis y Cristian López (el 9) y Juan Ramón Usagasti (el 10). Pero, como también dice que le pasó a él, «cuando ven que somos de muy escasos recursos, nos apartan Ahí es cuando la autoestima se cae. No pasa tanto por el fracaso sino por el desaliento. Yo quería ser futbolista, pero por el poder económico no pude llegar».

Salorio, con amplia experiencia en Mundiales profesionales, tanto de mayores como juveniles, guarda «un gran recuerdo» de aquellos días, aunque también hayan sido algo caóticos por la falta de tiempos par a la preparación. «Fue una experiencia única, durante un par de semanas entrenamos en el predio de la AFA y nos trataban como corresponde a una selección», agrega López, que guarda en su casa del norte argentino la camiseta de aquel torneo. También la tiene el goleador, Gracionis, que explica que la indumentaria argentina en el torneo fue azul con algunos detalles multicolores de la bandera de los pueblos originarios, según dispuso el INAI.

Foto: @FCFSeleccionCol

Si hace nueve años hubo un duelo Colombia-Argentina entre un delantero wayuu contra representantes de los pueblos chané, guaraní, wichi, iogys y qom, hoy Argentina volverá a enfrentar a Luis Díaz, un viejo conocido para la selección de pueblos originarios. «