La ex vicepresidenta Cristina Fernández ya está en México, desde donde volverá a hablar, y su alocusión estará enmarcada en el convulsionado contexto latinoamericano post elecciones en Venezuela. La dos veces presidenta cerrará el curso “Realidad político y electoral de América Latina”, que brinda el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, el partido fundado por el actual presidente azteca, Andrés Manuel López Obrador, cuya candidata, Claudia Sheinbaum, acaba de lograr el triunfo electoral para la presidencia.
Según pudo saber Tiempo, se espera que Cristina pueda reunirse con figuras de la política mexicana, en particular con presidenta electa, que asumirá el cargo el próximo primero de octubre o el mandatario saliente, pero hasta este viernes todavía no estaba confirmada la agenda. Desde el instituto de formación mexicano anunciaron que ya no hay cupo presencial para asistir debido a la alta demanda que provocó la conferencia de Cristina y pidieron a sus militantes y simpatizantes seguir el evento a través de sus redes.
Cristina viajó acompañada de dos intendentas, la de Moreno, Mariel Fernández, y la de Quilmes, Mayra Mendoza; y dos senadores: Anabel Fernández Sagasti y Oscar Parrilli.
La actividad académica será transmitida por las redes de la exmandataria y por las del Instituto del partido político mexicano, de extracción nacional y popular, a las 15, hora argentina. Morena, el frente electoral que López Obrador y Sheinbaum lograron perpetuar, es clave en el marco geopolítico de América Latina, donde comparte lineamientos de defensa de los interese populares, con la Colombia de Gustavo Petro y el Brasil de Lula Da Silva. Este curso internacional viene realizándose desde hace meses con expositores de México, Argentina, Colombia, Brasil, Bolivia, Chile. Sin embargo, el cierre que le tocó a la expresidenta argentina quedó enmarcado en las polémicas que despertó el proceso electoral de Venezuela.
Hasta el momento, México, Brasil y Colombia mantienen una actitud de prudencia. Los tres países, liderados por presidentes progresistas, Lula da Silva (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México) y Gustavo Petro (Colombia) señalaron en un comunicado conjunto que las controversias electorales deben dirimirse por la vía «institucional» y que el principio de la soberanía popular debe ser respetado mediante la «verificación imparcial» de los resultados.
«Seguimos con mucha atención el proceso de escrutinio de los votos y hacemos un llamado a las autoridades electorales de Venezuela para que avancen de forma expedita y den a conocer públicamente los datos desglosados por mesa de votación. Las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por la vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados» señala el texto.
Hasta el momento, Cristina no se pronunció al respecto, pero sí lo hicieron el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien dijo que los venezolanos tienen que resolver esta crisis. “Esperamos que esto lo resuelva el pueblo venezolano. Que se resuelva en paz, dentro de la democracia”, planteó el gobernador bonaerense en conferencia de prensa.
También salió un comunicado del bloque de Diputados de Unión por la Patria en donde manifestó su preocupación por la crisis política que atraviesa Venezuela. Le exigió al gobierno de Maduro que muestre las actas electorales y que se garantice la transparencia de las elecciones en las que se proclamó presidente. La postura fue expresada en una reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, en donde casi todas las fuerzas políticas cuestionaron el resultado informado.
Más allá de la posición de López Obrador, este viernes el Instituto Morena transmitirá una actividad de formación llamada “La Revolución bolivariana ante el intento del golpe de Estado”. Al día siguiente le tocará hablar a Cristina desde ese espacio. Habrá que esperar su palabra y escuchar cómo se posiciona ante la situación de Venezuela, pero también y sobre todo, la de Argentina, donde gobierna un presidente ultraderechista, en un contexto internacional más que dinámico y conflictivo.