Aunque repite que «falta mucho» para hablar de candidaturas, Axel Kicillof aprovecha la ola veraniega y se mueve ya en modo campaña. Con base en Chapadmalal, el gobernador combina los miércoles de gira por la Costa Atlántica, con actividades y salidas que le permiten el «contacto directo» con la gente, mientras busca el apoyo de los intendentes del Frente de Todos a su plan reeleccionista.
La agenda de verano del mandatario combina actos de gestión, reuniones políticas como la de ayer con el ministro de Economía, Sergio Massa, y salidas informales como la visita al Casino de Mar del Plata o el recital gratuito de Babasónicos. El esquema que se planeó en La Plata incluye visitas a un destino turístico distinto cada miércoles, con el objetivo de mostrar cómo avanza la temporada y la batería de medidas y actividades que el gobierno está desarrollando, y que Kicillof ya definió como «récord», que van desde el Operativo «De Sol a Sol» a los paradores culturales «ReCreo». Los números oficiales hablan de un «verano récord» con 6 millones de turistas desde diciembre, y 1.315.202 sólo en la primera semana de enero.
El último miércoles, Kicillof desembarcó en Claromecó, distrito de Tres Arroyos. Allí sumó dos fotos políticas: una con ocho intendentes y referentes políticos del Frente de Todos de casi todos los sectores que componen la coalición en esa sección electoral del sur bonaerense, y otra con siete intendentes radicales y vecinalistas, que le permitió mostrar buena relación en medio de las críticas recurrentes por «discriminación» del PRO.
El dato más fuerte se dio en el encuentro del oficialismo, donde hubo un pedido explícito de los ocho jefes comunales peronistas para que Kicillof vaya por cuatro años más. El gobernador esquivó la definición, repitió como siempre que «falta mucho», aunque repasó todo lo que viene haciendo su gestión con el plan 6×6 -su plataforma- y aclaró que el suyo «no es un proyecto personal».
«El deseo de Axel es reelegir», dicen sin vueltas a Tiempo desde su entorno, aunque repiten que no lo dirá porque «es prematuro» hacerlo ya que el Frente de Todos no definió su estrategia electoral y todavía digiere la decisión de la vicepresidenta Cristina Kirchner de no competir en este turno electoral. «Mientras tanto sigue gestionando y juntando votos», señalan y apuntan en ese sentido que es el que mejor mide con «una intención de voto que va del 33% al 38 por ciento».
El tour de verano lo llevará el próximo miércoles a Pinamar, el distrito que gobierna el intendente de Juntos, Martín Yeza, mientras que el 25 de enero pisará Villa Gesell, el pago chico que comanda el peronista Gustavo Barrera. En este balneario está agendada una «mateada» con vecinos y militantes, y también están trabajando en una nueva reunión con intendentes del FdT.
El apoyo «intendentista» es clave para los planes de Kicillof y, aunque todos reconocen que es «el que mejor mide», algunos todavía se mantienen en silencio sobre su candidatura. Son los que empujan por lo bajo una candidatura presidencial de Kicillof, ya que ello despejaría el camino y uno de ellos podría competir por el sillón de Dardo Rocha. El nombre que asoma es el de Martín Insaurralde, jefe de Gabinete bonaerense e intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora. Insaurralde no habla del tema.
Otros, en cambio, ya dijeron públicamente que Kicillof debe reelegir. En ese pelotón están Jorge Ferraresi (Avellaneda); Mario Secco (Ensenada), Juan José Mussi (Berazategui); Fabián Cagliardi (Berisso) y una decena de jefes comunales del interior, entre los que se cuentan Pablo Zurro (Pehuajó), Gustavo Barrera (Villa Gesell), Ricardo Casi (Colón), Ricardo Moccero (Coronel Suárez), Ricardo Alessandro (Salto), Alfredo Farías (Tordillo), Gustavo Cocconi (Tapalqué), Diego Nanni (Exaltación de la Cruz) y Julio Marini (Benito Juárez). Cerca de Kicillof apuntan que son «más de 40» y que muchos, incluidos jefes comunales del Conurbano de distritos de peso, le manifestaron respaldo «en privado».
La relación entre Kicillof y los intendentes peronistas siempre fue compleja. En el arranque de la gestión le facturaban no abrir su gabinete y ceder espacios, un panorama que cambió tras la derrota electoral de 2021, con la llegada de Insaurralde y de Leonardo Nardini a la cartera de Infraestructura. El otro foco de conflicto recurrente es por la distribución de los recursos y la celeridad con que llegan a sus distritos, más aún en el año electoral, un reclamo que se renovó a fin de año durante la negociación por el presupuesto 2023. «