Los bonaerenses elegirán hoy al próximo gobernador de la provincia. La batalla es entre la gobernadora María Eugenia Vidal, que busca su reelección, y el candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof, quien le sacó una ventaja de 18 puntos en las PASO y dejó al peronismo a las puertas de recuperar el distrito electoral más importante del país.
En la provincia no hay segunda vuelta y se gana por un voto. En total hay más de 13 millones de electores habilitados para sufragar en las más de 37 mil mesas que estarán abiertas. El pasado 11 de agosto, Kicillof obtuvo el 52,74% de los votos contra el 34,54% de Vidal. El conteo final marcó 1.698.076 de votos a favor del ex ministro, una diferencia que parece imposible de remontar para la gobernadora. ¿Cómo llega cada uno a la recta final?
La derrota en las PASO fue un baldazo de agua fría para Vidal y para todo Cambiemos. Aunque sabían que era una batalla difícil por el peso de la gestión nacional y la imagen negativa de Mauricio Macri, en La Plata nunca imaginaron semejante diferencia. El blindaje y la imagen de la mejor dirigente de Cambiemos no alcanzó para contrarrestar el lastre nacional. Los reproches a la Rosada terminaron de enfriar una relación que ya venía mal desde el «no» al desdoblamiento y el frustrado «Plan V».
Tras digerir el golpe, Vidal inició la campaña «por el milagro» alejada de Macri y de la estrategia electoral de polarización con Kicillof pergeñada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y habilitó a los intendentes a hacer lo que sea, incluso fomentar el corte de boleta, para salvar sus distritos. Dejó la «big data» y volvió al cara a cara con la gente con el objetivo de descontar la mayor cantidad de respaldos posibles, pero ya apostando a su proyecto político futuro, si efectivamente hoy es derrotada.
Un adelanto de lo que vendrá se vio en el acto del cierre en la cancha de Platense, donde la mandataria estrenó una gráfica y un slogan divorciados de la estética de Cambiemos. «Ahora María Eugenia», rezaban los carteles que anticipan el objetivo de Vidal: liderar la oposición en la provincia dentro del armado posmacrista y cuidar su tercio de votos para buscar una candidatura en 2021.
Tras la victoria por una diferencia también impensada para el Frente de Todos, Kicillof pidió «prudencia» y redoblar los esfuerzos para conseguir más votos, en especial en los distritos del Conurbano y el interior donde achicaron distancias y podrían dar el batacazo. En muchos de ellos, los intendentes oficialistas salieron a pedir abiertamente el corte de boleta.
En paralelo, el ex ministro de Economía empezó a marcar los problemas que tendrá que afrontar en caso de ganar hoy y asumir el 10 de diciembre. «Dejan una provincia arrasada», advirtió en su cierre en el bosque platense. Habló de los puestos de trabajo perdidos, de las pymes cerradas, de los salarios devaluados y de la deuda en dólares que contrajo Vidal a lo largo de estos cuatro años y cuyos vencimientos condicionarán al futuro gobierno.
La situación financiera de la provincia fue uno de los temas por los que se cruzaron Vidal y Kicillof en la recta final de la campaña. Para el candidato del FdT, las cuentas están en rojo y el gobierno provincial tendrá un faltante de entre 50 y 80 mil millones de pesos cuando termine el año. La mandataria bonaerense aseguró que dejará las cuentas «en orden» pero el viernes pidió reperfilar una deuda con el Banco Provincia ante la imposibilidad de afrontar el pago y encendió las alarmas.
El otro tema que generó polémica fue el narcotráfico. Kicillof dijo que “hay gente que se dedica a vender droga porque se quedó sin laburo” como consecuencia de la crisis generada por el gobierno. Y Vidal, y hasta Macri, tomaron esa frase para atacar al ex ministro y acusarlo de defender a los narcos en vez de combatirlos.
El reparto legislativo
Aún si pierde, Vidal mantendrá un poder importante en la Legislatura bonaerense y esa será la base para negociar con el nuevo oficialismo. Los bonaerenses eligen hoy también 46 diputados y 23 senadores provinciales que los representarán por los próximos cuatro años. Cambiemos pone en juego 34 bancas -21 en Diputados y 13 en el Senado- obtenidas en las elecciones de 2015 cuando Vidal llegó a la Gobernación. Unidad Ciudadana y el Frente Renovador, en tanto, buscan renovar 25 lugares en Diputados y 10 en la Cámara Alta.
Si repite el resultado de las PASO, la gobernadora mantendrá un bloque fuerte en la cámara baja -43 diputados contra 47 del Frente de Todos- y seguiría siendo la primera fuerza en el Senado -con 25 bancas a 21- de manera que la vicegobernadora Verónica Magario se vería obligada a negociar con su espacio para aprobar las leyes.
No obstante, para conservar su poder legislativo, Vidal deberá lograr primero que los bloques se mantengan unidos, tras las diferencias internas que afloraron después de las PASO. El primer desafío será entonces reforzar el vínculo con sus socios radicales quienes, a su vez, deberán saldar su propio debate interno y decidir si siguen subordinados a su liderazgo o no. «