En medio de las presiones políticas para que la Provincia de Buenos Aires adhiera al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), el gobernador Axel Kicillof sigue reforzando su alianza con gobernadores peronistas y con sindicatos de la CGT y la CTA que son férreos opositores al gobierno de Javier Milei.
Tras la firma del «Pacto de Mayo», el mandatario bonaerense sumó dos fotos políticas a su plan de resistencia al gobierno nacional que lo tiene como principal enemigo político. La primera fue el jueves durante la cumbre de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), que terminó con un documento muy crítico de los primeros seis meses de la gestión de Milei, por su impacto en la producción y el empleo, y un pronóstico alarmante sobre las consecuencias que tendrán para el sector la Ley Bases y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
En esa mesa, que centralizó Kicillof junto a los gremialistas Ricardo Pignanelli (Automotriz), Abel Furlán (UOM), Gerardo Martínez (UOCRA) y Walter Correa (Curtidores y ministro de Trabajo bonaerense), se sentaron también los gobernadores aliados Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Ellos, como el bonaerense, tampoco estamparon su firma en el acta suscripta en Tucumán el martes pasado. La única excepción fue Gerardo Zamora (Santiago del Estero), quien firmó y también participó del encuentro gremial.
Kicillof viene afinando la sintonía con sus pares -peronistas y no peronistas- como parte de la cruzada antilibertaria debido al recorte de recursos de Nación y lo que califica como la «deserción» de las obligaciones de Milei. A los acuerdos de «cooperación» y asistencia recíproca que ya firmó con La Pampa, Santa Fe y Chubut, se le sumará en agosto uno con La Rioja. Kicillof viajará a esa provincia el mes que viene, resta definir la fecha, señalaron a Tiempo en Gobernación.
La otra foto que sumó el gobernador en la semana fue con la dirigencia de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA) que celebró su plenario nacional el viernes en La Plata. En ese marco, acompañado por los secretarios Hugo Yasky y Roberto Baradel, bajó un mensaje claro tras escuchar los cánticos de «Axel Presidente», en momentos en que el peronismo debate sus liderazgos futuros. «Quiero agradecerles pero al mismo tiempo que nadie se confunda, porque acá no estamos trabajando en candidaturas», dijo, y agregó: «Estamos en un momento que es más de organización, de deliberación, de discusión y de ampliación».
La sintonía de Kicillof con los gremios viene desde la campaña 2019. Se trata de un vínculo que reforzó a lo largo de su primer mandato y que sigue afianzando más aún en la era Milei. Pese al recorte de recursos y la inflación, el gobernador no descuidó este año la política salarial y convocó a paritarias mes a mes. El último acuerdo con los estatales y docentes fue cerrado el viernes tras ofrecer una suba del 6,5% por julio. En lo que va del año ya hubo seis aumentos que totalizan un incremento del 82%.
Presiones por el RIGI
La disputa de Kicillof con Nación gira por estos días en torno al RIGI y a las presiones políticas de todo el arco opositor para que adhiera a ese régimen como condición para no perder un proyecto prioritario para Buenos Aires: la instalación de la planta de gas natural licuado (GNL) en Bahía Blanca por una inversión de 30 mil millones de dólares.
Se trata de una iniciativa en la que están embarcadas tanto YPF como la petrolera Petronas. El año pasado se firmó el acuerdo y ya hubo estudios de prefactibilidad e incluso reserva de tierras por parte del municipio bahiense. Pero las autoridades de YPF condicionan ahora la instalación a la adhesión al RIGI y amenazan con elegir a la provincia de Río Negro, que se metió en la disputa y quiere llevar esa inversión a Punta Colorada.
El presidente de YPF, Horacio Marín, fue el primero en señalar que «tienen que adherir al RIGI sino la discusión se terminó» y envió una carta a las dos provincias para que informen distintos ítems relacionados con la factibilidad y los aspectos económicos para evaluar aspectos negativos y positivos de cada una.
El gobierno bonaerense responderá la misiva en los próximos días pero la postura sigue siendo de rechazo al RIGI. «Si van a decidir el cambio de jurisdicción de la inversión se tendrán que hacer cargo de explicar por qué priorizan sus caprichos ideológicos por sobre las razones técnicas, económicas y de sustentabilidad que tiene ya aprobadas el puerto de Bahía Blanca», señalaron cerca del mandatario a Tiempo. Y remarcaron que el proyecto estaba aprobado «antes del RIGI» pero que, además, la Provincia tiene un régimen de promoción de inversiones «mucho más beneficioso» que el previsto en la Ley Bases.
En los últimos días, la oposición bonaerense se sumó a las presiones y presentó proyectos en la Legislatura para que Buenos Aires adhiera al RIGI. El PRO presentó iniciativas similares en ambas cámaras, poniendo el acento en que la adhesión es una «atribución legislativa» y que, por ende, no necesitan de Kicillof si logran juntar los votos. «