Kamala Harris, la actual vicepresidenta de EE UU, irrumpió en escena como una de las principales candidatas del Partido Demócrata, luego de que el presidente Joe Biden tomara la decisión de abandonar la reelección a la presidencia y decidiera darle su apoyo.

Si bien es cierto que aún no consiguió la nominación oficial, sí obtuvo apoyo de figuras como Hillary y Bill Clinton, Barack y Michelle Obama, Nancy Pelosi, así como el soporte de 23 gobernadores, 41 senadores y 128 miembros de la Cámara de Representantes.

Kamala Harris no se destacó demasiado en su rol de vicepresidenta en estos cuatro años de gobierno. En lo que más hizo hincapié fue en la lucha por los derechos reproductivos de la mujer, convirtiéndose en la primera política norteamericana en visitar una clínica de interrupción del embarazo en Minessota, lo que le trajera muchas críticas, en especial entre republicanos y en los sectores religiosos.

En cuanto a las tareas específicas que le delegara el presidente Biden, la más importante fue la de resolver el problema de la frontera sur y los conflictos migratorios: obviamente no pudo solucionarlo y este es uno de los principales reclamos en la campaña del expresidente Trump, que veremos en septiembre en el segundo debate, si es que se realiza.

¿Quién es Kamala Harris? Hija de inmigrantes; madre india y padre jamaicano, la primera mujer negra en ejercer el cargo de fiscal general de California. De ganar la elección, sería la primera mujer no blanca en ocupar la presidencia de EE UU. A los 59 años participó en las primarias de su partido, pero se retiró a finales del 2019. Siempre se presentó como una reformista progresista, lo que algunos pusieron en dudas

«Una y otra vez cuando los progresistas la instaron a abrazar reformas en la justicia penal cuando era fiscal de distrito y luego como fiscal general del estado, Harris se opuso a ellas o guardo silencio”, escribió, en un artículo de opinión en The New York Times, Lara Bazelon, profesora de Derecho y exdirectora del Proyecto para los Inocentes de Los Angeles. «Harris convirtió los tecnicismos legales en armas para poder cimentar las injusticias».

Fue fiscal general de California hasta su elección en el Senado en 2016 y anteriormente fue fiscal de San Francisco (2003-2010). En 2004 se opuso a la reducción de penas mínimas, contrariamente a lo que había prometido en las campaña en las primarias. En 2010 simplemente se echó a reír ante una pregunta sobre la legalización del cannabis para uso recreativo, que finalmente se aprobó en 2018.

No era la única que se oponía a estos temas, pero para una senadora negra nacida en Oakland, una ciudad con tradición de protestas, no gozaba de una imagen de «fiscal progresista»’, al contrario de lo que ella decía en su historial.

En lo que respecta a la «brutalidad policial», tema siempre presente en EE UU -recordemos el caso de George Floyd, un afroamericano asesinado a manos de la policía-, Harris también fue criticada por no haber intervenido con más decisión en ese tema. En el 2015 la candidata por el partido demócrata, se abstuvo de adoptar una posición sobre un proyecto de ley destinado a hacer investigaciones independientes de casos con «uso de fuerza mortal» de parte de la policía; siendo que las muertes a mano de miembros policiales afectan mayoritariamente a las comunidades negras y latinas.

A pesar de estas críticas realizadas por parte de la comunidad más progresista de California, Harris también recibió aprobaciones en otros programas sociales como  Back on Track (de vuelta al carril), que impulsaba que los condenados por delitos no violentos pudieran estudiar en prisión, para facilitar su inserción a la comunidad.

Durante sus seis años como fiscal general, Harris utilizó su cargo para investigar y demandar a grandes bancos y cadenas de universidades con fines de lucro, persiguió a cárteles internacionales de la droga, pero se mantuvo en gran medida al margen de debates generales sobre estas políticas. “Hubo muchas propuestas e iniciativas importantes, donde ella no estaba al frente’’, dijo Nathan Barankin, quien se desempeñaba como su jefe de gabinete en ese momento.

La decisión de Harris de asumir el mando de la formula demócrata parece ser un hecho consumado. El presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison, anunció que “será la candidata del partido, ya que ha obtenido la cantidad suficiente de delegados’’. Además ha conseguido más de 150 mil voluntarios y 310 millones de dólares en aportes, suma que se supera ampliamente día a día.

Obviamente estos resultados calmaron a miles de demócratas, quienes se mostraron muy preocupados después del primer debate entre Biden y Trump, por la decadencia física y emocional del actual presidente. Pero hay muchos que todavía manifiestan sus dudas con la elección de Kamala: ¿se diferenciara de las políticas de Biden, sobre todo en materia internacional y su apoyo irrestricto a Israel en su genocidio al pueblo palestino? Miles de jóvenes salieron a mostrar su desaprobación al presidente en este tema y todavía expresan dudas en su voto a Harris, y a su candidato a vice Tim Watz.

Habrá que esperar a la Convención. Sucederá del 19 al 22 de agosto en Detroit, Michigan. Se espera la asistencia de 50 mil personas, entre 5000 y 7000 delegados titulares y suplentes. Ahí veremos si Harris será la primera mujer afroasiática en ir por la presidencia estadounidense.