Para el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la pandemia terminó hace mucho tiempo. De hecho, fue uno de los primeros en impulsar el retorno a las aulas, aún cuando había un alto índice de contagios y fallecidos por Covid-19. Pero en otros aspectos, parece que no. Es el caso del impuesto a las tarjetas de crédito, que el alcalde impuso en 2021 –época de coronavirus– a modo «excepcional», y que sin embargo luego nunca lo sacó, a pesar de su discurso «anti-impuestos». Esta semana, la oposición capitalina fue a la carga contra esa medida, y estuvo a un voto de conseguir debatirlo. Juntos por el Cambio se negó, y el tributo continuará.
El impuesto larretista (que grava el 1,2% de los consumos) logró algo inédito: juntar a los representantes del Frente de Todos, Consenso Federal, el Frente de Izquierda y Libertad Avanza. El bloque opositor (que ya había logrado consenso anteriormente con el proyecto de sacar las concesiones de las grúas) reunió a 30 diputadas/os y consiguió una sesión especial que no prosperó por el rechazo del bloque oficialista.
“Larreta se comprometió con todos los argentinos a no apoyar el aumento ni la creación de nuevos impuestos, incluso lo dijo anoche en televisión en una entrevista con Luis Novaresio. Pero nos mintió una vez más. Cuando creó el Impuesto a las Tarjetas de Crédito nos prometió que era una excepción pero se las ingenió para seguir cobrándolo. Hoy el oficialismo se negó a debatir el alivio impositivo para los más de 1,7 millones de porteños y porteñas alcanzados por el tributo”, apuntó el legislador porteño Juan Manuel Valdés.
“Estamos cansados de ser rehenes de la campaña presidencial del Jefe de Gobierno. Lamento que ni Juntos por el Cambio ni Evolución hayan bajado a la sesión. Los escuchamos hace tan solo unas semanas en el Congreso hablar sobre la necesidad de bajar la presión tributaria y a la vista está que no les significa una prioridad. Hoy quedó demostrado que es sólo un argumento para la tribuna”, agregó.
Desde que el PRO asumió en la Ciudad, hace 15 años, la presión tributaria se incrementó un 53%. Los impuestos basales de esa crecida fueron los ingresos brutos y el impuesto a los sellos sobre las tarjetas de crédito.
“Queda claro que cuando Juntos por el Cambio habla de bajar impuestos se refiere a darle beneficios a los ricos y no a aliviarle la presión fiscal a las clase media –remarcó el legislador Matías Barroetaveña–. Estamos exigiendo la derogación de este impuesto al consumo que le saca del bolsillo a la clase media más de más de 20.000 millones de pesos al año».
«La Ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto equivalente al de Madrid y Barcelona y no resuelve ninguno de los problemas fundamentales de los y las porteñas: no construyó una sola estación de subte, sigue enterrando la basura en el Ceamse de Provincia, las guardias de los hospitales no tienen médicos, las escuelas se caen a pedazos –continuó Barroetaveña. El único destino de estos recursos es financiar la campaña nacional de Larreta».