El detalle de bienvenida en el hotel de Londres lo planificó Carolina del Valle, jefa de equipo de Las Leonas y el nexo del plantel con el staff técnico. Cada puerta de las habitaciones de las jugadoras tenía una foto de ellas jugando con la camiseta argentina y su nombre y número escritos. Para algunas se trató de una bienvenida más real que simbólica: diez de las 18 que representan al seleccionado en esta Copa del Mundo que comenzó ayer y que durará hasta el 5 de agosto harán su debut mundialista. Llegó al seleccionado una nueva generación que si bien buscará consolidarse como la camada para la próxima década, lo consigan o no, habrán mostrado nuevos –y no tanto– modos de preparase para un torneo.
Cuando esta mañana salgan a jugar ante España en el sintético del Parque Olímpico Reina Isabel y 17 cámaras las filmen en vivo, será la primera vez que no esté Luciana Aymar representando al país en un Mundial desde Dublín 1994. Pasaron 24 años durante los que Aymar se transformó en la mejor jugadora de la historia y empujó a Las Leonas a ser potencia.
La juventud de muchas (sólo tres superan los 30 años y nueve están por debajo de los 24) se mezcla con la experiencia de otras como Delfina Merino, la capitana que viene de ser premiada por la FIH como la mejor del mundo, y como también Noel Barrionuevo y Belén Succi, otros dos pilares de la última década. Pero esta selección llega al Mundial inspirada en la herencia que dejaron Luciana y compañía. No sólo porque crecieron admirándolas sino porque Agustín Corradini las evoca para motivarlas.
«Uso como motivación la historia de Las Leonas, no las personales sino la del pasado de este equipo. Trato de recrear ese momento en el que nacieron, en lo que representan como legado», cuenta el entrenador que llegó en el mayo de 2017 luego de ser campeón del mundo Junior con las Leoncitas en Chile 2016 (ocho de las diez debutantes fueron parte de aquel plantel). «Quiero un equipo relajado de la cabeza», dice en la previa: valoriza el aspecto mental como un punto clave en este grupo.
Desde la parte física, Las Leonas tuvieron una alta intensidad de entrenamientos y los ordenaron por colores: tuvieron semanas amarillas y rojas con doble y triple turnos de trabajo y semanas verdes con mayor tiempo de descanso. Siguieron –según contó Corradini– el método inglés de preparación en la pretemporada. Y sumaron al staff a Jorge Lombi como entrenador de córners cortos para explotar al máximo la jugada fija.
Pero Las Leonas pidieron incorporar a la psicóloga deportiva Nelly Giscafré a su preparación y a quien ellas mismas le pagaron el pasaje para que viaje al Mundial. Nellyes, la mujer que vio nacer a la leyenda: formó parte del equipo de Cachito Vigil y Luis Barrionuevo en Sidney 2000, la camada que gestó y que les dio vida a Las Leonas. Su aporte puede ser importante no sólo por la juventud del plantel sino por el contexto con el que llegan al Mundial. Argentina tiene la presión por ser campeona en dos ocasiones (Perth 2002 y Rosario 2010) y porque desde 2002 no baja del podio (fue bronce en Madrid 2006 y La Haya 2014). Sin embargo, esta vez Las Leonas están en el tercer puesto del ranking, por debajo de Holanda e Inglaterra, y vienen de obtener el peor resultado olímpico de los últimos 20 años con el séptimo puesto en Río 2016.
Otra de las herramientas más novedosas que sumó este equipo fue la práctica de yoga y la meditación. Laura Ronco, una maestra especializada en yogaterapia, trabajó con el equipo como una preparación complementaria. «Llegué por Martina Cavallero. Ella empezó a tomar clases, le fui dando prácticas específicas y como la ayudaron mucho lo contó en el equipo. Así, en marzo, me convocaron para dar unas clases en el Cenard. Fue una prueba piloto y después la actividad quedó como optativa. De todo el equipo ocho jugadoras siguieron conmigo», cuenta Laura, quien también trabaja con tenistas y jugadores de fútbol.
Su rol previo al torneo consistió en complementar lo que venían haciendo en la parte física, en kinesiología y en psicología deportiva. «Trabajamos en lo que el cuerpo de una jugadora de hockey necesita: relajar y liberar tensiones y dolores de toda la cadena posterior (cuello, espalda, espalda baja, sacro lumbar, isquios). También en lo postural para equilibrar la asimetría que plantea este deporte. Y luego en la relajación consciente para la revitalización energética y para trabajar sobre el cuerpo hacia su calma, la concentración, la claridad de pensamiento, para mejorar la gestión de las emociones», explica.
Además, acomodó su agenda de trabajo para estar en Londres y, de ser necesario, aportar desde su lugar. «Hablé con Nelly y me dijo que seguramente haremos algo juntas», adelantó una de las protagonistas que esta nueva generación de jugadoras eligieron para llegar de la mejor manera al Mundial. «