“Hay muchas personalidades que tiene el bandoneón que no son conocidas, y está bueno que se las conozca, porque en realidad el bandoneón está en peligro de extinción”, dice Julio Coviello, músico, bandoneonista, tanguero. No lo dice a modo de excusa por haber grabado y lanzado el sorprendente y bello Musetta y la peste. Scarlatti en bandoneón. Eso tiene otra explicación. Algo más prosaica. “Hice una transmisión en vivo para recaudar fondos para Musetta Café, que es un bar de mi hermano y mi cuñada. Estábamos en lo más arduo de la cuarentena, los bares estaban cerrados y se usaba en ese época transmisiones en vivo que le decían streaming (ríe). Había tomado este repertorio de cinco sonatas de Domenico Scarlatti. Remastericé ese material de aquel momento, lo ilustró Pancho Pepe y se convirtió en este disco.”
El acto solidario, sin embargo, contó con un repertorio peculiar: cinco sonatas de Domenico Scarlatti, el músico barroco napolitano. “Es un repertorio complejo de tocar, por eso es muy poco habitual escuchar bandoneonistas tocar en vivo repertorio clásico de bandoneón, pero es algo en lo que me formé cuando estudié en el Conservatorio Manuel de Falla. Es complejo técnicamente, pero muy bello, porque muestra todas las posibilidades que tiene el bandoneón, que muchas veces están ocultas. Es como una cajita que podés tener un coro ahí adentro cantando muchas melodías a la vez, una polifonía, y esa posibilidad no está explotada. No se lo conoce al bandoneón cumpliendo esa función y me pareció muy interesante presentar esta obras. Por un lado se conoce algo de Scarlatti que es un polifonista del Barroco, hombre clásico italiano, napolitano, y a la vez él conoce un poco más este instrumento que me acompañó tantos años.”
Coviello también es docente y compositor, y a los 18 ya integraba la recién formada Orquesta Típica Fernández Fierro, donde tocó, compuso y arregló tangos hasta 2016, en paralelo a la conformación de su propio grupo, Cuarteto Coviello (2009-14), y desde ahí junto a Nicolás di Lorenzo, Tango Cañón. La post pandemia lo encontró en el final de su participación en el Cuarteto Cedrón y el comienzo de la gestión del Centro Cultural La Tierra Invisible en Parque Chacabuco (Av. Del Barco Centenera 1099), donde cada jueves presenta, con un artista diferente -el de este jueves es Jorge Sequera-, Musetta y la peste.
Coviello no cree que el público se avenga a una obra compleja por un momento determinado, después de todo, el tango es “una música de minorías intensas, no es que vamos a llenar un estadio de River con el más conocido repertorio de tango”. Pero además porque no cree que “el público no tenga capacidad de asimilar cosas nuevas; y buscar la masividad no es el único objetivo de un artista”. “Si hay una música que surgió hace dos siglos y medio como la de Scarlatti no es porque haya tenido muchos seguidores de Instagram o que tenía un Facebook nutrido, sino porque el valor de la obra trasciende y podés hacer una transmisión en vivo en el 2020 con sus obras y conmover, y después presentarlo en un ciclo en una esquina en Parque Chacabuco y conmover: no puedo creer que el bandoneón pueda hacer estas cosas. Y eso es independiente de cuántas multitudes hayan conocido a Domenico Scarlatti cuando estaba vivo.”
Claro que el bandoneón no hace esas cosas solo: hay alguien que lo ejecuta para que lo haga, pero tampoco se trata de alguien cualquiera. Una extraña conjunción, combinación, mímesis produce ese acontecimiento tan peculiar que sólo atañe a la condición humana: un adminículo que en la práctica produce un cuerpo que hace estallar su nobleza. “Un fueye es más cercano a un cuarteto de vientos que a un órgano -define-. Te genera ambientes, climas, timbres muy distintos. Una de las características del bandoneón es que para hacerlo sonar tiene que moverse completamente, no podés quedarte quieto y tocar una tecla, porque si tocás solamente la tecla, no suena. La idea del bandoneón que es muy sensual y muy atractiva es que para que suene tenés que mover completamente el instrumento, moverlo con el movimiento del cuerpo. Cuando se mueve bandoneón tu cuerpo lo acompaña y cada movimiento que hace tu cuerpo se traduce en algo del sonido, entonces hay una conexión muy íntima, muy profunda entre sonido y movimiento del cuerpo. Es algo único. Y algo que la diferencia del órgano con el que muchas veces lo compara: el órgano es casi un edificio, vos tocás una tecla y accionás. El bandoneón es más cuatro personas tocando instrumentos de vientos que un órgano. Y además en realidad el bandoneón está en peligro de extinción. No se fabricó más, aunque por suerte en este siglo un par de luthiers comenzaron a fabricarlo, y prácticamente la única música que usa bandoneón es la argentina, en cambio el primo exitoso del bandoneón, el acordeón, está en las músicas de todo el mundo.”
Lo que parece inalterable es el panorama comercial. En sus múltiples actividades, Coviello la ve “difícil”. “La gente sale cada vez menos, y si sale, consume menos. Va siendo la tendencia del año. Pero hay que pasar el temporal, porque en estas situaciones el arte, la cultura es fundamental, más allá de que sea una de las necesidades que se cortan primero para llegar a fin de mes.” Algo que corrobora semana a semana en su espacio La Tierra Invisible. “Los conciertos y las milongas de los viernes nos muestra que la gente está muy agradecida, deseosa y necesitada de juntarse, de compartir, de mantener esa dimensión de lo humano. Así que la humanidad sigue necesitando un abrazo, compartir el día a día, la música. Es muy esperanzador eso. Porque a veces te conectás sólo desde las redes sociales y parece que es una debacle y que la humanidad ya está estallada. Pero no, una gran mayoría de las personas sigue necesitando lo de siempre: abrazos, amor, música, un cuerpo a cuerpo en la milonga; la dimensión de lo humano no se perdió, y eso es esperanza para mí.”
Julio Coviello
Presenta Musetta y la peste. Scarlatti en bandoneón. Jueves a las 21 en el ciclo Noches de bandoneón en La Tierra Invisible (Av. Del Barco Centenera 1099, CABA).