El martes 11 de marzo finaliza el juicio por el asesinato de Micaela Rascovksy quien fue hallada muerta la madrugada del 13 de abril de 2021 en un departamento de Villa Urquiza donde vivía con su pareja, el abogado Guido Pascuccio, único imputado en la causa.

La fiscalía pidió 11 años de prisión y entiende que se trató de una muerte por abandono de persona agravado por el vínculo. Desde la querella piden que se considere el femicidio, y una pena acorde a la figura, debido a la situación de violencia previa al día de la muerte de la joven de 25 años que era estudiante de medicina.

La causa la llevó el Juzgado Nacional en lo Criminal Correccional N° 2, a cargo del juez Manuel Gorostiaga y la instrucción fue de la Fiscalía en lo Criminal y Correccional N° 28, a cargo del fiscal Patricio Lugones.

“A la causa le faltó perspectiva de género desde el inicio”, explica a Tiempo Argentino, Nadia Rivas, abogada querellante quien representa a la familia de Micaela. “Cuando Mica aparece muerta y la policía va al departamento, la fiscalía le tendría que haber ordenado que use el protocolo para el caso de muertes de mujeres. Es decir, que a la persona que estaba en el departamento en ese momento, en este caso Pascuccio, le tendrían que haber hecho determinadas pruebas como para saber si él había tenido alguna implicancia”.

Además de que no se tomó esa primera medida, tampoco se clausuró el departamento y Pascuccio siguió viviendo allí. Para la letrada, hubo muchas pruebas para producir, pero se perdieron.

En 2022, el juez a cargo, y a pesar de la recomendación del fiscal, excarceló a Guido Pascuccio quien estuvo cinco meses preso en la cárcel de Marcos Paz. Fue liberado luego de pagar una fianza de 3 millones de pesos. El abogado Pascuccio llegó libre al juicio acusado por los delitos de “abandono de persona seguido de muerte y lesiones doblemente agravadas en contexto de violencia de género”.

Los vaivenes de la carátula

Micaela les compartió a sus padres la preocupación por el consumo excesivo de drogas de su pareja. Les dijo que estaba decidida a separarse pero que antes quería hablar con la familia del hombre para que estén al tanto. La charla sucedió un día antes de que la mujer muriera, pero fue negada durante la investigación por el padre de Guido.

Dos días antes de su muerte, la joven le confesó a su mamá que su pareja le había propinado una feroz golpiza, y que estaba dispuesta a denunciarlo. Junto al relato que también les llegó a sus amigas y a un compañero de trabajo, la joven mandó fotos. “Dejo pruebas por si me pasa algo, ya saben quién es”, les dijo.

La causa fue caratulada inicialmente como muerte dudosa, luego cuando la familia pudo ser querellante y aportar pruebas contundentes, se cambió a femicidio, pero la Cámara de Apelaciones bajó esa calificación a abandono de persona seguido de muerte y lesiones leves doblemente agravada. “En los alegatos desde la querella pedimos la calificación por femicidio porque desde lo que se pudo probar, él la dejó morir intencionalmente. Mica había mandado mensajes con fotos de golpes que tenía en el cuerpo y que le había dado el imputado. Contó además que hacía un tiempo la había asfixiado y que él mismo le dijo que tenga cuidado porque él no había ejercido toda su fuerza. Todas esas pruebas están, y las dejó ella misma”, agregó Rivas.

Patricia Ortiz, mamá de Micaela durante una manifestación por el
Día de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y Diversidades sexuales
Foto: Nadia Díaz

“Hay que entender el círculo de la violencia”

En la declaración, el imputado insistió en decir que se había ido a dormir a las 0.30 de ese 13 de abril y que se despertó con los golpes que daba Mica contra el suelo por las convulsiones. Sin embargo, hay llamadas entre él, su hermano y sus padres durante todas esas horas. Supuestamente encontró convulsionando a la joven alrededor de las 2 de la mañana, pero llamó a la emergencia pasadas las 4.30 y recién a las 5.30 les avisó a los padres de Micaela.

“Hay un montón de cosas que se podrían haber hecho en la instrucción si se investigaba con perspectiva de género”, detalla la abogada Rivas. Micaela también tenía en sus uñas rastros de defensa. “Hay momentos en que debemos salir de ciertas situaciones porque la violencia cada vez se vuelve más grande. Y, a su vez, el círculo de la violencia tampoco te permite ver la situación. Por eso es tan importante que quienes trabajan en la administración de justicia: jueces, fiscales, juezas entiendan la cuestión de ese círculo de la violencia y dejen de culpar a la víctima preguntando por qué no se fue antes. Eso es por falta de perspectiva y de entender cómo funciona la violencia de género”, manifestó.

La abogada destacó también la importancia de la Ley Micaela y las capacitaciones en este sentido. “También porque está esta idea de sacar la figura del femicidio del código Penal, ¿qué va a pasar? ¿Vamos a volver al tema del homicidio por situación emocional?”

La audiencia donde se conocerá la sentencia será el martes 11 de marzo a las 9 de la mañana. La causa está en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°10 de la Capital Federal, a cargo de los jueces Alejandro Noceti Achával, Jorge Romeo e Inés Cantisani.