Referentes de la comunidad trans y organizaciones de derechos humanos celebraron este martes el fallo que consideró por primera vez a mujeres trans como víctimas de delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar, en el marco de la lectura del veredicto del Juicio Brigadas, un hecho que consideraron “histórico” por hacer parte a un colectivo “invisibilizado hasta ahora” en los procesos de justicia por el terrorismo de Estado.
En un extenso veredicto emitido esta tarde, el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata condenó a 10 represores por la privación ilegítima de la libertad, torturas, abusos sexuales agravados y reducción a la servidumbre de ocho mujeres trans en el centro clandestino de detención Pozo de Banfield, lo que consideró delitos imprescriptibles por ser “crímenes de lesa humanidad”.
“Es un momento histórico para nosotras, que después de tanto tiempo tenemos algo de justicia, sobre todo por nuestras compañeras que ya no están”, expresó tras la lectura del veredicto Julieta González, una de las sobrevivientes trans.
En la misma línea, Ana Oberlin, auxiliar fiscal en la causa, expresó a Somos Télam que “esta sentencia es única para nuestro país y para todo el mundo porque condena por la violencia diferencial hacia las mujeres trans y además (los jueces) entendieron que fue de manera colectiva y no algo individual”.
Desde el mediodía, organizaciones sociales y de derechos humanos se concentraron en la intersección de las calles 8 y 50, en el centro de la ciudad platense, para aguardar el veredicto del Juicio Brigadas, que siguieron a través de una pantalla dispuesta en la explanada del tribunal.
Entre noviembre de 2022 y abril de 2023, en el marco del juicio, prestaron testimonio Valeria del Mar Ramírez, Julieta Gonzalez, Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Analia Velázquez y Marcela Viegas Pedro, con cuyas declaraciones la fiscalía buscó demostrar que durante la dictadura existió “un plan sistemático” de persecución hacia este colectivo.
Se trató de las primeras mujeres trans en declarar en un juicio de lesa humanidad por los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado, específicamente en el centro clandestino de detención, tortura y extermino Pozo de Banfield, en el conurbano bonaerense, donde estuvieron detenidas ilegalmente entre 1976 y 1983 junto a otras compañeras que ya fallecieron o “nunca más se supo de ellas”, según contaron.
Al prestar testimonio, las sobrevivientes coincidieron en denunciar los abusos y episodios de violencia sexual y psicológica que sufrieron y que este martes el tribunal condenó.
“Esperamos 47 años para este momento en que los genocidas del Pozo de Banfield tienen condena perpetua. Pero las heridas no nos las borra nadie”, expresó Valeria del Mar tras escuchar las condenas por lo que vivió al ser detenida ilegalmente dos veces en este centro clandestino a fines de 1976 y principios de 1977.
“Ahí estuve 14 días secuestrada. Tengo 66 años y siento que entonces estuve en el infierno”, había afirmado a Somos Télam días antes del veredicto.
En el Pozo de Banfield estuvieron secuestradas alrededor de 440 personas, de las cuales 170 fueron asesinadas o desaparecidas, según la Dirección de Sitios y Espacios para la Memoria de Provincia de Buenos Aires.
Asimismo, según los datos recabados, entre 1976 y 1977 al menos ocho bebés nacieron en este centro clandestino, de los cuales seis recuperaron su identidad.
“Hoy estar acá es super importante no sólo por nosotras y por lo que vivimos (en el Pozo de Banfield), sino por esos chicos que escuchamos, que ojalá hayan salido vivos, y por ese bebito que una noche escuché nacer. Por ellos vengo hoy acá”, sostuvo Julieta.
“Lamentablemente llegan tarde estos juicios para nosotras, pero es gratificante que por primera vez sean incluidas las compañeras trans para poder dar testimonio de lo que pasaron”, expresó a Somos Télam María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans, cuyo acervo histórico y testimonial fue “clave” para que las mujeres trans declaren en este juicio de lesa humanidad.
“Precisamente en esos tiempos (durante la dictadura), las personas trans eran ‘inexistentes’. Muchas de ellas eran utilizadas para hacer trabajos de limpieza o de servicio sexual (en los centros clandestinos), porque de todas maneras no iban a ser buscadas por nadie, porque desde el momento en que muchas fueron expulsadas de sus casas ya habían desaparecido como personas”, agregó la referente.
Y cerró: “Es un día histórico porque por primera vez incluyen a la comunidad trans en estos juicios aunque durante mucho tiempo la memoria fue un privilegio. Espero que esto sea un puntapié inicial para que el resto de las compañeras trans también puedan empezar a declarar, que puedan entender que pueden ser escuchadas”.