Ante todo, un interrogante: ¿Patricia Bullrich es o se hace? Porque, en paralelo al comienzo del juicio oral por el fallido magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner, la ministra de Seguridad tuvo la gran ocurrencia de designar a Jorge Adolfo Teodoro en la Dirección Tecnológica de su cartera. Es el perito que borró, por pedido de ella, toda la información de los teléfonos celulares del diputado Gerardo Milman –por aquel entonces, su brazo derecho– y de su secretaria, Ivana Bohdziewicz, luego de trascender la ya famosa frase de ese hombre: “Cuando la maten, yo estaré camino a la costa”, pronunciada durante la tarde del 30 de agosto de 2022 en la confitería Casablanca, cuando también estaba con ellos Carolina Gómez Mónaco, otra colaboradora suya.
Ya se sabe que el atentado ocurrió el 1 de septiembre.
Ahora, 22 meses más tarde, su hacedor, Fernando Sabag Montiel, ocupa –junto con Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo– el banquillo de los acusados del Tribunal Oral Federal Nº 6, en cuya primera audiencia se explayó al respecto.
Había que ver a este muchacho de mala traza, muy atento a las cámaras de TV, al hablar con la actitud de quien da una conferencia de prensa.
¿Estaría Milman entre los televidentes?
Lo cierto es que, pese a su desliz verbal, él no figuraba en el expediente. Es que la jueza instructora del caso, María Eugenia Capuchetti, habría pactado (vaya uno a saber con quién) la omisión deliberada de sus terminales políticas para así limitar su pesquisa en la acción solitaria de tres alocados lúmpenes.
De hecho, la solvencia declarativa de Sabag Montiel no discrepaba con semejante ocultamiento. Y no era su debut en la pantalla chica.
Semanas antes del ataque a CFK, Brenda y él tuvieron unos minutos de fama al aparecer dos veces en notas callejeras de Crónica TV para denostar los planes sociales del gobierno de Alberto Fernández.
La gestora de esas entrevistas fue la influencer, panelista y productora de aquella señal, María Mroue, también conocida en las redes sociales como “Mariele Top”.
¿Acaso es una simple descubridora de talentos? Se podría suponer eso si no integrara el staff de Top Studio Obelisco, el centro de fitness que posee la señorita Gómez Mónaco, una de las interlocutoras de Milman en Casablanca.
En este punto es necesario retroceder a septiembre de 2017.
Milman por entonces se desempeñaba como secretario de Seguridad del ministerio encabezado por Bullrich. En aquella primavera conoció a Carolina.
Es de suponer que esa mujer lo impactó sobremanera. Al fin y al cabo había sido Miss Argentina en 2012 y Miss Model on de World en 2014.
La cuestión es que, días más tarde, el bueno de Gerardo la designó como titular de la Escuela de Inteligencia sobre el Delito (Esid). Imagínense su vasta experiencia en la materia.
Lo significativo es que, apenas unas semanas después, Carolina –quien hasta entonces contaba con modestos medios económicos– tuvo la suerte de inaugurar Luxa Estética, dedicado a tratamientos integrales de modelación. Y también encaró otro ambicioso emprendimiento: Luxa Models, una escuela de modelos profesionales, además del ya mencionado Top Studio Obelisco, donde –recordemos– también estaba la productora de Sabag Montiel y Uliarte.
¿Cuál habría sido el aporte de Milman en esta buena racha empresarial?
Al parecer, su lazo con Carolina habría perdurado a través del tiempo, ya que ni bien llegó al Congreso, a fines de 2021, firmó su designación como asesora, sin que sus institutos dejaran de funcionar.
Pero, desde que trascendió la inoportuna frase de Milman sobre su viaje a la costa, aquellas empresas dieron de baja sus redes sociales.
Ahora, anclémonos en el 31 de agosto de 2022.
Sonriente y locuaz se exhibía, durante el mediodía de ese miércoles, la diputada provincial de PRO, Florencia Retamoso, al recorrer, entre vítores y aplausos, una calle de Almirante Brown, junto a Bullrich.
Las dos estaban enlazadas al mismo hombre: Milman. La primera era su esposa, y la otra, su mandante política.
Pues bien, en aquel mismo momento, este sujeto tuiteó desde Pinamar: “Vine a esta ciudad hermosa que creció de manera exponencial gracias a la fuerza de Martin Yeza (el intendente macrista)”.
Aún estaba en la costa cuando, al día siguiente, casi la matan a CFK.
Entonces, saldría a la luz su desdichada frase, oída y denunciada por el asesor legislativo Jorge Abello, quien ocupaba una mesa junto a la de él y sus secretarias en Casablanca.
Lo cierto es que sus palabras, al anticiparse al intento de magnicidio, no dejaron de tener espantosas consecuencias en su vida privada. Porque, si bien “Jerry” (como sus íntimos lo llaman) nunca fue citado por la Justicia, tuvo que efectuar una rigurosa declaración indagatoria ante su esposa, en la cual, muy estresado, se habría deshecho en explicaciones.
Es que, por entonces, saltarían a la luz otros episodios que daban cuenta de su fervor por los placeres arancelados de la carne.
Eso, dicho sea de paso, en los pasillos del Ministerio de Seguridad era un secreto a voces, al punto que, a sus espaldas, los empleados lo llamaban “Sarmiento”, en referencia a la costumbre del Gran Sanjuanino de financiar sus escapadas prostibularias con fondos públicos. Y eso mismo se sospechaba del pobre Milman.
Pero menos ruido causaron otras inquietudes de su ser, expresadas con vehemencia en vísperas del atentado.
A mediados de agosto, Milman había presentado un extraño proyecto de resolución donde solicitaba al Poder Ejecutivo que informara sobre “medidas preventivas” ante “indicadores de violencia que se perciben como la antesala de episodios que podrían quedar en nuestra historia”. Y en su último párrafo advierte: “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina Kirchner, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre”.
El 29 de agosto, tres días antes de que Sabag Montiel entrara en acción, presentó otro proyecto donde pedía información sobre la custodia de CFK.
Y el primer día de septiembre estampó en su cuenta de Twitter: “¿Por qué el ministro de Seguridad aumentó la custodia policial de la vicepresidente (sic)? Cristina Kirchner jamás estuvo en peligro en su pequeña república de Recoleta (…) Hemos presentado un proyecto en la Cámara de Diputados para que nos brinden una explicación sobre esta disposición de gastos arbitrarios”.
Horas después, ella estuvo a punto de ser liquidada.
Pero los dos tiros que no salieron del arma de Sabag Montiel hirieron de muerte la carrera política de Milman, convirtiéndolo, por los dichos de Abello, en una mancha venenosa hasta para sus propios correligionarios.
Desde ese momento transita la Cámara Baja como un cadáver insepulto. Hasta Bullrich lo canceló de su entorno, aunque sin dejar de protegerlo.
Prueba de eso fue su envío a lo del perito Teodoro para que le borre el celular.
¿Acaso fue un gesto desinteresado o Milman sabe de ella, en relación al atentado, algo que podría arrojarla de un plumazo hacia un disgusto penal?
¿Acaso el flamante funcionario Teodoro posee algún dato al respecto y que, de ser así, eso habría motorizado su conchabo?
Tal vez algún día estos misterios sean esclarecidos. «