Las horas previas a la sesión convocada para este miércoles a las 11 en la Cámara de Diputados multiplicaron las dudas sobre la capacidad que tendrá la oposición para rechazar el veto presidencial a la nueva ley de movilidad jubilatoria que sancionaron las dos cámaras del Congreso. Las principales especulaciones giran en torno a la posición que tomará el radicalismo. El bloque que conduce Rodrigo de Loredo transita otra interna casi asamblearia, porque es el espacio que impulsó el tratamiento del 5 de junio, cuando la oposición alcanzó 160 apoyos, 72 rechazos y ocho abstenciones. Así llegaron a los dos tercios con los respaldos del peronismo, Encuentro Federal y el PRO. Desde este martes por la mañana quedó al desnudo que un sector de ese conglomerado ahora aceptará el veto y no se sumará a la insistencia, en un mapa de voluntades donde, al cierre de esta nota, la oposición unificada alcanza al cuórum de 129 para sesionar, pero no llegaría a reunir los dos tercios necesarios que permitan habilitar el debate luego votar la insistencia al veto.
En el caso del radicalismo la señal fue contundente. Este martes por la mañana se concretó una reunión en la Casa Rosada que fue preparada con una semana de anticipación. La encabezó el presidente Javier Milei, su hermana Karina, como secretaria General de la Presidencia, y el titular de la Cámara Baja, Martin Menem. Los invitados fueron los integrantes del radicalismo que bancarán el veto presidencial y no se sumarán a la insistencia del texto que ellos mismos votaron a principios de junio. En el encuentro hubo menos asistentes de los esperados, pero los que se animaron mostrarse con Milei fueron los radicales Martín Arjol (Misiones), Luis Picat (Córdoba), Mariano Campero (Tucumán), Pablo Cervi (Neuquén) y el correntino José Federico Tournier, que integra el Partido Liberal de esa provincia, pero forma parte de Encuentro por Corrientes (Eco), la coalición de gobierno que lidera la UCR de esa provincia, con el gobernador Gustavo Valdés a la cabeza. Tournier ocupa la banca desde el 14 de agosto, después de reemplazar al radical Alfredo Vallejos, que renunció para conducir la cartera de seguridad provincial en medio de la conmoción por la desaparición del niño Loan Peña.
En la foto de este martes con los hermanos Milei en el centro también posaron con agrado los dos impulsores del encuentro: la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de Defensa, el mendocino Luis Petri. Ambos se dejaron ver junto al quinteto de radicales libres. La fórmula presidencial de JxC, ahora integrada al gabinete desde el 10 de diciembre, aportó sus porotos e, incluso, les faltó mostrar a un par que no fueron. Una escala ineludible para esa rosca fue Mendoza, durante la visita que Milei realizó este viernes para cerrar la convención 45 del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). El presidente le propuso al gobernador mendocino Alfredo Cornejo que presida el postergado Consejo de aplicación del Pacto de Mayo, pero la visita también buscó sondear hasta donde pueden llegar los apoyos en el Congreso.
La hoja de ruta de esas voluntades divergentes del radicalismo tiene un antecedente que data del 21 de agosto. Fue durante la sesión que concluyó con el rechazo al DNU 656/24, que amplió en 100.000 millones de pesos los fondos reservados de la SIDE. La oposición unificada esperaba contar con 134 o 136 votos, pero finalmente se reunieron 156 voluntades, que incluyeron 20 rechazos del PRO. En medio de la sorpresa que provocó el giro de una veintena de diputados macristas, pasó inadvertido que ocho radicales mantuvieron la posición del gobierno y se negaron a respaldar el rechazo. Es el caso de los cinco que participaron de la reunión de este martes junto a los mendocinos Pamela Verasay y Lisandro Nieri, junto a la santacruceña Roxana Reyes. Los tres no estuvieron este martes con los hermanos Milei, pero una fuente parlamentaria confió que Reyes recibió la invitación, aunque declinó el convite. El rol que este miércoles tendrán Verasay y Nieri es, por ahora, una incógnita, aunque el antecedente del 21 de agosto confirma que no necesitan una reunión en la Rosada para respaldar al gobierno si se los pide su gobernador.
El oficialismo buscará bloquear que la oposición logre su cometido. Deberían alcanzar 87 bancas para impedir que la oposición reúna los dos tercios de los presentes. Sólo reúnen 74 junto al PRO. Los bloques opositores tienen un examen exigente porque deben sentarse todos los bloques que apoyen la movida y, aún reuniéndolos, requieren 14 legisladores más para llegar a los dos tercios de los presentes sin el PRO y LLA. Ahí está la pulseada que se está jugando desde la semana pasada con una atención especial sobre los radicales, que esta semana perdieron una banca, porque el entrerriano Pedro Galimberti aceptó la propuesta del gobernador Rogelio Frigerio para que integre la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, que opera la represa argentino – uruguaya de ese curso de agua. La salida de Galimberti le restó una banca a la UCR y permitió que al PRO que la sume, porque la reemplazante del renunciante es la dirigente macrista Nancy Ballejos.
El bloque de Encuentro Federal, que lidera Miguel Pichetto, también afronta la corrosión del Gobierno para que alguno de sus 16 integrantes pegue el faltazo. Algunos especulan con dos o tres ausencias que le restarían poder de fuego al mismo armado opositor que hace 90 días consiguió 160 respaldos en Diputados y hace dos semanas llegó a los 61 en el Senado. Así se registraron los dos tercios en los dos recintos. Milei vetó la ley y ahora el Congreso puede insistir y, para lograrlo, cada una de las cámaras requiere dos tercios de los presentes.
Ese objetivo aparece brumoso en la noche de este martes, mientras los principales bloques parlamentarios seguían reunidos. La UCR, ante las diferencias internas, evalúa opciones alternativas. Una pasa por la posibilidad de insistir solamente en los primeros artículos para sostener el empalme del 8,1% desde la aplicación de la norma. Sería una amortiguador eficaz para los que están muy preocupados por el costo político de apoyar el proyecto en junio y rechazarlo en septiembre. Algunos de los que estuvieron este martes en la Rosada miran esa posibilidad con más interés que salir abiertamente a debilitar la insistencia total y quedar más pegados todavía al Gobierno.
Otra chance, que podría ser la salida más viable, es que puedan llegar al cuórum y que luego quede en evidencia que no llegan a los dos tercios para habilitar el debate. El expediente del veto no tiene dictamen y por eso hace falta esa mayoría para tratarlo en el recinto. Si no hay formas de lograrlo, en la UCR analizan otro escenario: votar un emplazamiento para que las comisiones de Previsión y Presupuesto dictaminen en un plazo de una o dos semanas. Así lograrían más tiempo y también evitarían que el resultado de este miércoles cierre con una victoria del oficialismo, a partir del estancamiento total de la insistencia y una larga vida al veto jubilatorio.
El bloque de Unión por la Patria, que conduce Germán Martínez, también mantenía una larga reunión al cierre de esta nota. Dentro del panperonismo analizaban bajar este miércoles con el objetivo de «todo o nada», pero otras voces no descartaban la posibilidad del emplazamiento. Así como pasó con la UCR, también otros bloques tienen dudas sobre resistir el veto. Es el caso de Innovación Federal, el bloque de ocho voluntades salteñas, misioneras y rionegrinas. Tal como pasó con el DNU de los fondos reservados, ahora tienen claro que no irán de cabeza contra el Gobierno. Los porotos se van cayendo y son tantos, que algunos prefieren ganar tiempo.