Dentro del panorama de nuestra música de raíz popular, hay personalidades que desafían los límites estéticos y la enriquecen generando mojones que marcan una huella profunda.

Este es el caso de Manolo Juárez (1937-2020), de quien se acaban de publicar dos álbumes que, hasta el momento, permanecían inéditos: Manolo Juárez en Nueva York /Grabaciones Encontradas 1 y Manolo Juárez Quinteto/Grabaciones encontradas 2.

Rescatados por su hija Mora, estos dos trabajos son la punta de un iceberg que puede deparar en el futuro cercano la publicación de nuevo material inédito del pianista y compositor argentino quien, junto con un grupo de creadores contemporáneos a él, produjeron una renovación estilística del folklore desde mediados de los sesenta.

Waldo de los Ríos, Ángel “Kelo” Palacios, Ariel Ramírez, Gustavo “Cuchi” Leguizamón o Juan Enrique “Chango” Farías Gómez entre otros, fueron en su momento figuras disruptivas dentro de un género que parecía destinado a ser un retrato sonoro de colores sepias.

Juárez formó parte de este grupo de creadores irreverentes que se atrevió a desafiar los cánones tradicionales del folklore.

Desde su irrupción con el Trío Juárez, en el que aportaba su mirada audaz sobre obras del género como “Zamba de Vargas”, “La nochera”, “La López Pereyra” o “Zamba del carnaval”, el pianista desarrolló un estilo absolutamente personal tanto en sus composiciones como en los arreglos de obras de otros creadores.

Juárez y el material rescatado por su hija Mora

Dice su hija Mora Juárez en la presentación de ambos discos: “En el año 1993, previo a la mudanza del estudio de San Telmo, Manolo comenzó a ordenar, tirar cosas y guardar otras. Un día encontré una caja en el cuartito donde se tira la basura y se la llevé a mi papá pensando que se había traspapelado. Cuando se la alcancé, me dijo que eso lo había tirado. Me sonó raro y la guardé”.

“La conservé durante muchos años sin que nadie supiera hasta que iniciamos el trabajo del CD Antología 1 (Acqua Records) y la producción del concierto homenaje en el CCK en el 2014-2015”.

El relato de Mora agrega otros detalles conmovedores: “En ese momento recordé la cinta y comencé la búsqueda para bajar el material. Me puse en contacto con el técnico Nano Suárez, quien me explicó que era técnicamente inviable poder rescatarlo en ese momento. Hasta que en junio de 2019, ante mi sorpresa, Nano me cuenta que la pudo descargar y que toda la música se encontraba en su máquina. La felicidad fue inmensa. Se lo envié a Lito Vitale y a los dos días todo el material ya estaba masterizado”.

“Juntos le dimos una sorpresa a mi papá. Le hicimos escuchar por primera vez Juárez en NY. Él no entendía qué era, no sabía qué estaba escuchando. Fue una tarde maravillosa, en familia escuchando un material que 17 años antes había tirado a la basura. Todo el tiempo posterior a ese encuentro, hasta semanas antes de su partida seguía escuchando el material, contentísimo con aquella grabación y principalmente sorprendido por haber guardado ese material”. 

El proceso de recuperación y masterización de ambos trabajos fue llevado a cabo por Nano Suárez, Mario Breuer y Lito Vitale.

Manolo Juárez en New York/Grabaciones Encontradas 1es un álbum de piano solo, en el que Juárez despliega toda su sabiduría como intérprete en composiciones en las que conjuga un obsesivo trabajo armónico con una ejecución transparente y expresiva.

Precisamente, la decisión de grabar en Nueva York en abril de 1993 fue tomada por su requerimiento de contar con un estudio de grabación y un piano que posibilite extraer al máximo las virtudes de su interpretación.

“Pablo y Alejandro” (M. Juárez), “Horizonte Cero” (Daniel Homer), “Presencia del Diablo” (M. Juárez), “Mora” (M. Juárez), “Villa del Parque” (Alejandro Juárez) demuestran lo acertada de su decisión, ya que el transparente sonido del piano le permite a Juárez jugar con los variados matices y los climas que ofrecen sus composiciones, desde la melancolía de “Pablo y Alejandro” y “Mora” hasta la potencia de “Presencia del Diablo”, encuadrados en una interpretación sencilla, lírica y sentida.

EnManolo Juárez Quinteto/Grabaciones encontradas 2, el pianista está acompañado por Arturo Ritrovato en bajo eléctrico, Leo Bernstein en teclados, Sergio Liszewski en guitarra española y Luis Alberto Cerávolo en batería.

El álbum cuenta con arreglos y dirección musical de Juárez en colaboración con Liszewski y Ritrovato y fue grabado en el estudio Los elefantes en el año 2002.

“Al pie de la cordillera” (Alem), “Cueca para Daniel Homer” (Juárez), “La humilde” (Díaz), “La nochera” (Dávalos-Cabeza), “Tarde de invierno” (Juárez) y “Juan Panadero” (Leguizamón-Castilla) y “La última palabra” (Ramírez) como bonus tracks son las piezas registradas en este álbum con una sonoridad más cercana a la que se encuentra en discos anteriores como Tiempo reflejado de 1977 o Tarde de invierno de 1982.

La instrumentación, que combina elementos acústicos y eléctricos es aprovechada de manera sutil e inteligente, sin caer en abusos. Esto permite que se amalgame fácilmente con los cambios armónicos y dinámicos de los arreglos que conjugan complejidad y sofisticación.

Junto a estos dos álbumes (disponibles en las plataformas digitales), también se han recuperado músicas para obras de teatro, temas sueltos, entrevistas en radio y TV, conciertos y escenas de la vida cotidiana que estarán disponibles en su canal de YouTube, la web Manolojuarez.com, así como en IIAC-Archivo UNTref, a quien se les donó todo este material junto a su archivo general. Creador inquieto, la obra de Juárez comprende tanto música popular como obras sinfónicas, de cámara, solista, música para ballet, obras de teatro y cine. El rescate de estos dos álbumes demuestra la vigencia y el valor su obra y muestra las semillas que sembró para que nuevas generaciones continúen renovando nuestra música de raíz folklórica.