“Es muy prematuro sostener que el gobierno de Luis Arce está preparado para frenar una nueva aventura temeraria como la del año pasado -dice Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia de Evo Morales-, la Fiscalía está organizándose para iniciar el proceso de investigación de los autores, cómplices, quienes organizaron el golpe de Estado y por supuesto violaron los Derechos Humanos o quienes asaltaron el país”.
Este ex militar, sociólogo y ex embajador en Cuba, fue uno de los hombres más buscados por los golpistas desde noviembre de 2019. Tiene, entonces, desde dónde asegurar que el gobierno de facto “instaló un verdadero terrorismo de Estado que debe ser objeto de investigación profunda”. Sin embargo, reconoce que en este momento “no existen las condiciones, eso hay que crearlas a partir de una articulación institucional muy sólida, de la movilización de la sociedad en procura de pedir la clausura de la impunidad”
Estudioso de la historia política de su país, como primero en su promoción fue becado por el Ejército para formarse en la Escuela de las Américas. “Fue divertido -recuerda- porque nuestros instructores militares eran centroamericanos con un nivel de ignorancia tal que no sabían dónde se encontraba Bolivia. Cuando hablaban de la guerrilla del Che pensaba que se había hecho en el centro de Buenos Aires”. Pero al mismo tiempo afirma que es peligroso acercarse a esos centros de intervención sin tener las ideas claras. “Si no tenía la convicción que tenía en ese momento, habría sido cooptado por algún dictadorzuelo de Bolivia”, reconoce.
Es así que, reflexiona Quintana -quien se tuvo que refugiar en la embajada de México para salvar su vida, luego de que le habían destruido su casa y perseguían a su familia- el gobierno de Evo cometió el error de haber mantenido el servicio de inteligencia en manos de la policía. “En los 14 años, no logramos construir un sistema nacional, moderno, democrático y transparente con capacidad para proteger la seguridad del Estado y la soberanía. Ese error nos costó el gobierno”.
Ahora, ya sin esas amenazas sobre sus espaldas, Quintana quiere volver a “la trinchera académica”, Y dice que quiere dedicarse al estudio y concentrarse “en la anatomía del golpe de Estado en Bolivia”. La experiencia le indica que Bolivia “es el laboratorio de los golpes de Estado en América Latina, en los siglos XIX, XX y XXI”.
Sobre el futuro de su país en el marco del cambio de gestión en Estados Unidos, es poco optimista. “Pensar que (Joe) Biden va a declinar el pulso de los instrumentos de injerencia e intervención, que va a dejar de lado esos mecanismos, es muy difícil. Hay que entender la naturaleza del imperio, que es la dominación, la violencia, el cumplimiento de su ‘destino manifiesto’”.
Quintana recuerda que la llegada de Barack Obama al poder, en 2009, “nos hizo escalar las expectativas de una relación fraterna con EE UU, así nos fue”.
En tal sentido, señala la necesidad de “construir el destino manifiesto de América Latina. Esa es la gran deuda que tenemos que ir cancelando poco a poco. Es un destino de pueblos, de integración, es un destino que no tiene nada que ver con dios ni con seres iluminados.” «