Para su séptimo disco, el cordobés Juan Iñaki sabía que quería tener diferentes sonidos; un testimonio de la diversidad musical que lo ha nutrido a lo largo de los años. Cuando tuvo lo necesario, se puso a armarlo: así nació Vórtice, que presenta el próximo sábado en Buenos Aires. En sus temas se ve desde la riqueza de la música latinoamericana hasta las vibraciones del jazz, MPB, la africanidad y la música académica. Por eso el disco es un compendio de temas de él, donde muestra su estilo; aunque también hay una canción de Caetano Veloso (abrió para brasilero cuando tocó en Córdoba), un poema de Susy Shock adaptado y musicalizado, y un tema que hace con Jenny Nager, inspirado en el Libro del Desasosiego de Fernando Pessoa. También están invitados Mery Murúa, Mono Banegas, entre muchos otros.
“Me gustaba la idea de mostrar variedad. Tener canciones mías, pero también compartirlas con compañeros y gente que me gusta, y hacer versiones. Empecé antes de la pandemia y el encierro me ayudó a mirar adentro y buscar adornar distinto cada tema que tenía en la cabeza, y que me parecía que se unían bajo un concepto. Todas eran canciones que estaban en mi cabeza en medio de los proyectos que tenía en marcha. Muchas veces dudaba, en el proceso, si incluir o no los temas que quedaron, pero se dio naturalmente. Son todos los ‘aromas’ que fui sintiendo con los años de recorrido. Cosas que recuerdo, elementos que me inspiraron de distintas formas. Todo muy aleatorio. Lo que me atravesó en algún momento, me dejó algo y lo dejé salir, simplemente ese fue el proceso”, cuenta.
Vórtice es el centro de un tornado y dicen que es lugar de calma y silencio. Esa imagen estuvo en la cabeza de este músico mientras hacía el disco, de ahí el nombre. “Este un disco de autosanación, fue un reparo a la angustia de la pandemia, a ese momento y que fue mutando. Termina hablando de mí, pero en realidad, la idea primigenia era buscar ese lugar de calma en un mundo y sus oscuridades, que todo destruye”.. Juan Iñaki cantó y grabó junto a artistas nacionales e internacionales como Lila Downs, Raly Barrionuevo, Chango Spasiuk, Kepa Junkera, Julia Zenko, Raúl Carnota, Uxía, Jorge Fandermole y Suna Rocha, entre tantos otros. Pero su estilo propio tiene que ver con la exploración sonora. “Consumo mucha música, escucho de todo, me cuelgo y me engancho con algo y eso me genera una emoción que seguro sale en lo que hago como solista. Yo vengo de la música folklórica pero me parecía que se puede integrar a todo lo que me gusta en este momento. Por eso hice el disco y estoy contento de mostrarlo. De eso se trata”.
Cada canción tuvo un tiempo decantación. De las once que tiene el disco, hubo mucho trabajo. “Era ir y venir, probar, achicar, agrandar. Buscar que quería decir. Este es un disco que tiene que ver con buscar mi propio deseo. Qué es lo quería hacer en definitiva. Habla de mí y de mis ganas”. Para él siempre es importante moverse, tocar y generar encuentros. “Este trabajo, más allá del arte y el material que se genera, de la parte humana, el compartir con otros que están en la misma, es lo mejor. Encontrarse a tocar es establecer un diálogo, sin necesitar decir nada, es mágico. Es algo que no me deja de asombrar.”
Juan Iñaki estudia canto desde los once años y a los trece grabó su primer disco. Su carrera profesional lo llevó por todo el país. Se formó en canto lírico, percusión y teatro y cursó la licenciatura en Composición Musical en la UNC. Fue integrante de los Coros Polifónicos y de Cámara del Teatro San Martín de Córdoba. Ya de adulto realizó dos giras por Brasil con el grupo Caixa da Música y seis giras por Europa (España, Italia, Suiza, Francia, Portugal y Bélgica) como solista en festivales y mercados. Además, protagonizó el musical Los Miserables en Quito, Ecuador durante dos temporadas, en el rol de Jean Valjean. Toda esa experiencia, más recorrer todo el país lo hace un experto de lo que la música genera. “La música nace de una necesidad de expresarse. Eso surge y muestra lo que nos pasa. Y en este momento es clave. Lo que nos pasa, el horroroso ataque a los artistas, me parece inaudito. Evidentemente hay un miedo que le generamos a este gobierno. Tiene plena conciencia del poder de conducción y transmisión que el arte tiene. Les debe parecer como un monstruo de humo, que no tiene límites, entonces por eso se la cercena. La música está siempre lista para salir y dejar una foto de un tiempo”.
Para Iñaki, la fuerza creativa no se puede detener. “El panorama, a pesar de todo, está nutrido permanentemente de un montón de personas con ganas y talento. Es hermoso. Eso es imparable. Eso no me preocupa. Lo que si mete miedo es la falta de oportunidades, el aspecto laboral de la actividad. Las producciones están, lo que pasa es que están esperando vías posibles de llegar a los demás, para poder ser y hablar de este tiempo y de nosotros.”
Desde hace veinte años es solista de la Misa Criolla con diferentes directores y elencos, de las que se destaca la realizada junto a su autor, Ariel Ramírez en 2004 en Córdoba, y el concierto en el Centenario de la obra de junto al hijo del gran músico, Facundo Ramírez. “Es una obra popular que la canto desde el colegio. Me siento muy cómodo. Es la primera obra integral que aprendí y nunca deje de hacerla. Hay algo que me une inconscientemente y que pone la obra una y otra vez en mi camino. Lo que se juega en esa pieza es una noción de lo que es la fe, que va por encima de cualquier religión: hay que agarrarse de algo para en definitiva, creer en nosotros mismos, y sobre todo pedir por la paz. Los dos grandes motores que la obra deja”.
Juan Iñaki
Presenta Vórtice, su séptimo disco. El Sábado 16 de marzo a las 20 h en La Tangente, Honduras 5317