A casi dos semanas de las presidenciales venezolanas, el politólogo español Juan Carlos Monedero le dio a Tiempo su visión sobre el panorama convulsionado que vivió como observador internacional en Caracas. La comunicación se realizó cuando el co-fundador de Podemos aún no se encontraba en la capital venezolana antes de partir hacia  Colombia.

-¿Cuál es tu primer análisis del desarrollo del proceso electoral?

-Hay un mundo paralelo que es el que construyen los medios de comunicación y luego la realidad que hay aquí en Caracas, de absoluta normalidad. La gente está haciendo su vida. Hubo dos días complicados: como siempre, la derecha no asume el resultado, y tampoco acude a los canales legales, para que los tribunales diriman los votos y verifiquen las actas. Es el Consejo Nacional Electoral el que debe verificar que no había habido ningún tipo de manipulación. Pero decidieron, como en otras oportunidades, llamar nuevamente a la insurrección y contratar a grupos que salieron a sembrar el terror. Buscaban una situación como la de Nicaragua, que hubiera un susto insurreccional, que interviniera la policía y que llamaran al accionar del ejército. Que hubiera 100 o 200 muertos. Hubiera cambiado radicalmente el escenario. Porque se habría juntado el ataque cibernético al CNE, es decir, hubieran intentado paralizar el resultado oficial de los votos. Y habrían presentado sus votos que, como se va sabiendo con absoluta rotundidad, son falsos en su amplia mayoría.

-Mucha gente les creyó.

-Pero estaban manipulados. Habían preparado previamente encuestas infladas, con toda una construcción mediática sobre que eran los ganadores, una construcción que les permitiera argumentar el discurso del fraude. Y otro elemento: una situación enorme de violencia que justificara una intervención del exterior. Intentaron provocar un levantamiento en un sector del ejército. Esa situación extrema fue la que buscó María Corina Machado. Una cosa que no se destacó es que la oposición hizo una buena elección con 5 millones de votos, a poco menos de un millón del chavismo. Un resultado enorme para poder desarrollar política. Lo que a la gente no se le dice en el exterior es que gran parte de las alcaldías y gobernaciones están en manos de la oposición y que esas alcaldías y gobernaciones han llamado a reconocer el resultado. Esas cosas no se cuentan porque para el relato estigmatizador de la oposición no sirve.

-¿Por qué Machado tiene tanto peso?

-Porque es la líder elegida por EE UU. Pero está inhabilitada por haber llamado a una intervención por fuerzas extranjeras, violando la Constitución Venezolana. Por esa razón, sólo podría ejercer su posición de liderazgo generando una situación caótica, surgiendo desde las cenizas. Por tal razón apuesta al caos, porque en una situación pacífica surgirían otros candidatos opositores como el gobernador de Sula, Manuel Rosales, quien en varias oportunidades compitió electoralmente contra Hugo Chávez. Un sector de la oposición al que Machado intentó dejar fuera de juego. Estas diferencias existen en distintos sectores de la oposición, que quieren hacer política con planteamientos neo-liberales. Y otros que apuestan a la deslegitimación a través de los medios de comunicación internacionales o intentando crear las condiciones con llamamientos a la intervención extranjera. Ahora todo se encamina para que ese sector de la oposición también neo-liberal, pero que quiere hacer política, intente ganar la voluntad del pueblo. Una vez que se publiquen las actas por parte del CNE, entendiendo las reglas de juego constitucionales, intentará seguir participando en política. Y se aclarará que todo ese ruido que ha ocurrido no fue más que un intento insurreccional para desconocer el resultado de las elecciones.

-La opinión pública en nuestros países que están muy atravesadas por los medios hegemónicos para entender el nivel de fiabilidad del sistema electrónico de votación y de la imposibilidad de efectivizar un fraude, moneda corriente en los gobiernos anteriores al Caracazo de 1989.

-Nosotros estamos acostumbrados a las votaciones con urnas y papeletas: cuando concluyen los comicios sabemos que se abren las urnas, se cuentan las papeletas y se redacta el acta y ese es el resultado. En Venezuela no es así. Uno se puede preguntar por qué no es así. Hace 22 años que, por las experiencias de los anteriores gobiernos, existe un dicho: “Acta mata Voto”. Así se manejaban las dos agrupaciones más importantes, Acción Democrática y COPEI. Para evitar esos fraudes se decidió el sistema del voto electrónico que validan todos los partidos de la oposición. En Venezuela, la urna es la máquina. Nosotros verificamos que la urna esté sellada, que no ha sido desprecintada, que no hay trampas. Ellos verifican la máquina. Por eso da mucha rabia que hasta algunos politólogos están diciendo tonterías que confunden a la gente. Lo que realmente vale es lo que diga el CNE porque los papeles de resguardo no se falsifican. Ese resguardo se deposita en una urna y el 55% de las urnas, en forma aleatoria, se abren, se contabilizan y todo el mundo firma y se manda la copia al CNE y a la Guardia Nacional. La mayoría de partidos tienen la totalidad de las papeletas. Pero ocurrió un sabotaje y el ataque relentizó muchísimo todo el proceso. Lo que se buscó fue aprovechar el retraso, así salía el comité de campaña de la oposición a decir «nosotros tenemos las actas oficiales», engañando a la población.

-Con esta tecnología, es difícil falsificar una elección, ¿verdad?

-Por supuesto. Por tal razón, ante la controversia, Nicolás Maduro se apersonó ante el Tribunal Superior de Justicia y le solicitó que encuentre la forma de dirimir el problema. El Tribunal convocó a todos los representantes de los partidos que participaron en la elección. Acudieron todos menos el representante de Edmundo González. Es algo habitual que los agrupamientos de la oposición extrema no se sumen a las auditorías. Más cuando saben que no han ganado. Prefieren trabajar con las sospechas. El proceso electoral es un elemento de construcción de ciudadanía.

-¿Y el papel que jugaron los gobiernos de la región?

-Fueron “hooligans”, ese grupo en el que lamentablemente se encuentra el presidente argentino, gente que salió muy de prisa a declarar sin esperar los resultados. Lo que lamento es que el Centro Carter cometió el mismo error, con un escrito, que parece haber estado redactado con anterioridad. Perdió la independencia, coincidiendo con los argumentos de la oposición. Cometieron el error de no esperar hasta el final. Hay tres declaraciones que, sorpresivamente, han sido mucho más suaves que en otras oportunidades. Antony Blinken, secretario de Estado de los EE UU, dijo que la totalidad de los votos da ganador a González, pero no ha sido tan beligerante como en otras veces. La Unión Europea, lo mismo. En su escrito plantea que no haya represión, que se respete el resultado de las elecciones y que se muestren los datos. Pues estoy de acuerdo.

-¿Y Lula, AMLO y Petro?

-El más sensato de todos fue López Obrador: “Almagro no es nadie. La OEA es un organismo no grato en América Latina, una sucursal de los intereses norteamericanos”. Y al mismo tiempo, que “en Venezuela el resultado lo tendrá que dar el CNE”. Celebró que las elecciones hayan discurrido en paz, que no haya habido ningún tipo de violencia, y dijo que espera que se publiquen los datos cuando corresponda. Lula planteó prácticamente lo mismo y Petro inicialmente fue un poquito más allá, quizás por su situación interna. Pero el comunicado conjunto y el de la UE, sorprendentemente, subrayan que esperan que todo discurra en paz. Lo que está claro que el Tribunal Supremo de Justicia va a tener una parte de los resultados y esperemos lo que quedan de los 30 días de plazo para que se publiquen los resultados definitivos. Como ha sido siempre a pesar de los hackeos. Con ello tendrían que callarse muchas voces, porque si el Tribunal Supremo dicta un resultado, estando las distintas representaciones, entre ellas varios partidos de la oposición que llevaron sus actas y las actas coinciden… El Tribunal va a lo relevante que es la maquina auditada, demostrándose que no fue manipulada y emite resultados incontrastables. La pregunta, entonces es dónde estuvo el fraude.