Desde hace dos años, Josep Vives es Delegado del Gobierno de Cataluña para el Cono Sur. Es decir, desde Buenos Aires atiende asuntos institucionales para Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Abogado, exvocero del Barcelona Futbol Club entre 2014 y 2021, en esta charla con Tiempo habla del significado de la celebración de este año de la Diada, el Día Nacional de Cataluña, este 11 de septiembre, en medio de los flamantes acuerdos entre el gobierno español y el autonómico luego de años de enfrentamientos y tras una declaración de independencia que tensó la cuerda peligrosamente en la sociedad.

-Parece que va a ser distinta esta Diada…

-Si, porque es una nueva etapa en Cataluña, con reivindicaciones que son importantes y que se expresan en un acuerdo de gobierno para esta legislatura. Cataluña sigue siendo un país que tiene que perfilarse en el mundo desde un punto de vista cultural, social  económico, lingüístico. En un mundo tan globalizado y donde además tenemos tanto tránsito de personas venidas de todas partes, es fundamental que Cataluña reafirme su personalidad el día 11 de septiembre. La Diada es un día para reivindicar eso, para reivindicar una manera de ser, una manera de hacer, con una mirada hacia el mundo absolutamente abierta y con una vocación de compartir lo que somos y lo que queremos ser.

-Esto ocurre en un momento en que la sociedad española debate cuestiones como la amnistía a procesados sedición, el acuerdo para formar Gobierno de Salvador Illa y un Pacto Fiscal que de alguna manera saca del medio a uno de los ejes centrales de la reivindicaciones independentistas.

-Yo creo que una cuestión es que haya partidos políticos que defiendan la independencia de Cataluña, lo cual es absolutamente legítimo, y que haya otros que no lo defiendan. Lo que sí que es evidente, es que Cataluña necesita tener un financiamiento de acuerdo a sus necesidades ya no solo teniendo en cuenta lo que aporta al conjunto del Estado español, sino sobre todo las necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas. Esta ha sido una reivindicación histórica diría que del catalanismo en un sentido muy amplio, desde opciones que no eran independentistas o no son independentistas hasta opciones, digamos de perfil, claramente independentista ¿y por qué? Porque es una realidad material. En estos o más de 40 años de autonomía, desde el año 1980, ha habido gobiernos de colores distintos. Y todos sucesivamente han ido encontrando ese problema, porque han tenido que gestionar una realidad y se han dado cuenta de que había una insuficiencia de recursos y que aquel acuerdo para financiar el sistema autonómico español derivado del pacto constitucional del año 1978 tenía en su práctica algunos digamos defectos que se fueron manifestando de manera muy clara a lo largo del tiempo. En ese camino Cataluña se encontró con una problemática muy importante y a partir de ahí ha habido muchas propuestas. Una muy importante que fue la del Estatuto del año 2006 cuando Cataluña se encuentra con algo que es absolutamente increíble.

Foto: Pedro Pérez

-¿A qué se refiere?

-Era un estatuto aprobado por una amplísima mayoría del Parlamento catalán, por gobierno y oposición, luego en el Parlamento español y ratificado en un referéndum en Cataluña que al cabo de cuatro años se encuentra con una decisión de un Tribunal Constitucional que en ese momento tenía una dudosa legitimación -ya que algunos cargos estaban caducados- que recortó ese estatuto que planteaba también una fórmula de financiación para resolver el déficit que tenía Cataluña.

-¿No existe la posibilidad de que vuelva a ocurrir algo así?

-No podemos estar en este marco mental, sería como empezar un partido de fútbol pensando que todo lo que puedes aspirar es al empate y no. Cuando empiezas a jugar, pues piensas que has entrenado y que has hecho un planteamiento para ganar el partido y en este caso se trata de conseguir ese objetivo. No es fácil evidentemente y eso lo sabe el Gobierno de Cataluña y lo sabe todo el mundo, pero en definitiva, ese es el reto y es un reto muy importante porque yo creo que se da un paso histórico para el país.

-Ese Pacto no es similar al que tiene el país vasco, que no generó tanto revuelo en su momento?

-Si, Euskadi y Navarra tienen un régimen fiscal diferente al del resto de las comunidades autónomas españolas, ellos optaron por continuar en un régimen foral, que les permite recaudar sus impuestos y luego pagan un cupo al Estado español en función de los servicios que el Estado presta al territorio. En el resto de las autonomías incluida en Cataluña hay una caja común, la mayoría de los impuestos se recaudan desde el Estado español y a partir de ahí se hace la transferencia.

-Como ocurre en Argentina.

-Algo así.  En su momento se pensó que esa es la manera lógica pensando en los modelos que estaban funcionando por el mundo, pero el tiempo nos ha hecho dar cuenta de que seguramente teníamos que invertir el proceso y esa es la propuesta actual, un sistema parecido al que tiene el País Vasco, que le da más autonomía económica Cataluña.

-El PP están en contra porque lo consideran un ataque a la nacionalidad, porque saben que detrás de eso va a venir a reclamar Galicia, Andalucía y el resto.

-Más allá de lo que pueden opinar estos partidos políticos, yo creo que es una cuestión también de Justicia. Cuando en Cataluña tenemos unas necesidades objetivas que son las que son, debemos tener los recursos para poder cubrirlas. Y el país los genera, estamos hablando de que Cataluña significa el 20% del Producto Interior Bruto del Estado español. Lo lógico es que pueda tener esos recursos para cubrir las necesidades ya no de un gobierno determinado, sino de la ciudadanía. Tenemos ahora prácticamente 8 millones de habitantes y gente que realmente no lo pasa bien, una inmigración que también ha llegado de una manera muy importante y que tiene sus necesidades sociales. Cuando se integran y trabajan evidentemente dejan ahí su fiscalidad, pero antes tienen necesidades. Tenemos una población, como pasa en otras partes en Europa, de personas de una franja de edad muy alta, que tiene unas necesidades del punto de vista sanitario y en muchos casos necesitan de la ayuda de la administración para poder vivir con dignidad. Estoy hablando de Educación: queremos que nuestros niños y niñas tengan una educación que realmente esté al nivel . Es evidente que se necesitan recursos para poder invertir en superar obstáculos y en incrementar la calidad de vida, en todos los ámbitos de la ciudadanía de Cataluña de modo que, cuando alguien pone en duda eso, está también atacando lo que sería la justicia social para esta ciudadanía.

Foto: Pedro Pérez

-Lo que se ve es una disputa por un modelo económico y social, porque alguien podría decir “si con lo que tienen no les alcanza, van a tener que hacer recortes”.

-Todos los gobiernos en cada momento. y hablo del Gobierno de Cataluña pero podría hablar también del Gobierno español en su momento, han tenido que adaptarse a coyunturas determinadas. Cuando llegó la crisis del año 2008, por ejemplo, que fue muy grave en todo el mundo, hubo que hacer ajustes muy fuertes en España y en Europa en general y todos los gobiernos tuvieron que cumplir con objetivos de déficit que los marcaban desde la Unión Europea, y cada administración ha tenido que hacer el esfuerzo correspondiente para poder ajustarse a una coyuntura determinada. Pero la cuestión del Estado del Bienestar forma parte diría de algo que compele a la inmensa mayoría del pueblo de Cataluña. Si uno mira la composición del Parlamento de Cataluña se va a dar cuenta de que más allá de las diferencias entre las fuerzas políticas hay algo que es muy transversal, que es este modelo muy europeo, me atrevo a decir que desde cierto punto de vista inspirado por la socialdemocracia pero no solamente, que es el modelo del Estado del Bienestar siempre.

-Hay quienes hablan ahora de la insostenibilidad de ese modelo…

-Yo creo que si somos capaces de estructurar colectividades en que hay un principio de progresividad fiscal, en que paguen más los que más tienen, en que al final tengamos presente que todo el armado tributario esta pensado en el interés general y que ese interés general puede ser evaluable, que no es una percepción solo: que cuántas camas tenemos disponibles en los hospitales, cómo está nuestro servicio de urgencias, cómo están nuestros centros de asistencia primaria, cómo están nuestras escuelas, cómo está nuestra red diaria, cómo están nuestros trenes de cercanías… todo esto es evaluable, no es solo una sensación. Si nosotros somos capaces de armar fiscalmente una colectividad, un país, una autonomía, pensando en esos objetivos, yo creo que todos podemos estar de acuerdo en que eso es bueno en general para la inmensa mayoría de la gente.

-Me pongo del lado de algún partido de ultraderecha que piense que ese modelo catalán es contagioso para el resto de las comunidades españolas.

-Yo creo que si le preguntamos a cualquier persona de España y hablamos de este modelo, con matices, lo va a defender, entre otras cosas, porque somos beneficiarios de este modelo. Luego tendrá sus matices, de dónde ponemos el acento, si hay demasiada presión fiscal y se quejará de eso y alguien dirá que la estructura tributaria no responde a la progresividad. Pero nadie quiere renunciar a los beneficios del modelo y para que siga funcionando y con una calidad yo diría que notable, se necesita de unos instrumentos y unas políticas determinadas. Digamos que en general hay una mayoría de la ciudadanía que aspira a mantener ese Estado del Bienestar, aunque es correcto que haya sectores de la ciudadanía que se quejen porque en momentos determinados piensen que pierden derechos o por ejemplo que los servicios públicos no funcionan como quisieran, como puede ser el caso de la justicia. Pero claro, para conseguir que eso funcione de la mejor manera posible se necesitan recursos y los recursos los generamos nosotros.

Con un «ay en el corazón» por Messi

-Fue portavoz del Barça del 2015 al 2021, cuando Messi era el gran ídolo salvo en Argentina. ¿Cómo vivió esa época?

 -Bueno, debo que decir, en honor a la verdad, que hasta que no ganó la primera Copa América, cuando Messi jugaba en la selección argentina teníamos un “ay en el cor”, un ay en el corazón. Temíamos cómo iba a volver de la selección, porque a veces volvía triste. A nosotros nos costaba mucho entender. Yo creo que la gente no se da cuenta aquí de que Messi es profundamente argentino, de hecho, es profundamente rosarino. Podríamos decir que teniendo en cuenta los años que ha vivido en Cataluña tendría que ser más catalán. Él quiere mucho a Cataluña y yo estoy convencido que va a pasar mucho tiempo en Cataluña cuando se retire y no sé si va a vivir constantemente, sus hijos son catalanes en fin, mucha vida, muchos amigos, también mucho agradecimiento ¿no? Porque cuando llegó se sometió un tratamiento en el Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona para que pudiera crecer, y crecer bien. Él tiene un vínculo emocional muy fuerte, pero es profundamente argentino, entonces cuando él volvía de la selección con esa mochila de críticas, digamos de mala onda, volvía mal emocionalmente y decíamos “ahora le tenemos que recuperar para que esté bien”. Y nos parecía, además, injusto. Porque él, lo que más quería, lo que más deseaba, era triunfar en la selección argentina. Y no por comparación con Maradona, sencillamente por ese sentimiento que él tiene respecto a lo que es el país y lo que es la selección. Yo estoy muy contento y muy orgulloso de que ahora él esté tan feliz y que existe ese reconocimiento en el país y creo que es un acto de justicia y creo que es algo que los argentinos y argentinas deben de sentirse orgullosos.