Hace 20 años atrás moría Johnny Cash, uno de los más grandes íconos de la música country pero también de la cultura de varias generaciones de creadores jóvenes, quienes a su tiempo, vieron en “el hombre de negro” no sólo una gran influencia artística sino también un modelo de antihéroe rebelde, siempre dispuesto a pelear con el sistema para ponerse del lado de los desclasados y los que incomodan. Desde Bob Dylan, Bono de U2 o los punks californianos de Social Distortion, su potente y singular estilo para interpretar canciones en la guitarra y cantar letras de dolor, esperanza, rabia y pasión lo transformaron en un potente catalizador y lo llevaron al estrllato
Cash nació el el 26 de febrero de 1932 en Kingsland, Arkansas, en el seno de una familia humilde, dedicada al cultivo de algodón, en plena época posterior a la Gran Depresión. A los 3 años se mudó a Dyess, en el mismo estado, y la casa en la que se crió hoy forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos. Tanto el cantante como sus hermanos trabajaron en la granja de sus padres. En ese ambiente empezó a escribir canciones a los 12 años; el músico vivió en esa localidad hasta terminar el colegio secundario, y fueron las circunstancias y los diversos intercambios sociales que mantuvo en ese tiempo los que sentaron las bases sobre las que construyó su carrera artística.
Como ciudadano de la vertiginosa segunda mitad del siglo XX, con tan sólo 18 años Cash se unió a la Fuerza Aérea, institución para la que sirvió en Alemania. Eran los años ’50, y en ese país europeo de posguerra, el músico fundó The Landsberg Barbarians, sU primer grupo. El rocanrol estaba cambiando al mundo: sus contemporáneos fueron el “salvaje” del piano Jerry Lee Lewis y “el Rey” Elvis Presley. Así, el de Arkansas, que venía dedicándose al góspel, se dio cuenta que tendría más éxito con el rabioso rockabilly.
En ese tiempo, y en una analogía con lo que sucede hoy con los artistas populares que consume la juventud, Cash logró editar sus primeros singles para el sello Sun Records. Así, entre 1954 y 1958 se lanzaron algunas de sus canciones más célebres, hoy clásicos: “Folsom Prison Blues” y “I Walk The Line”. Desde que dejó esa compañía y hasta fines de los años ’80, el músico editó más de 50 álbumes de estudio, además de registros en vivo (entre ellos, el del recital que dio en la cárcel de San Quintín), colaboraciones y recopilaciones varias.
Salto a la fama y desafíos personales
Joven y exitoso, Johnny Cash comenzó a tener problemas con las drogas. Sumado a todo lo que aquello implicaba, tuvo varias entradas y salidas de la cárcel. En los años ’60 se enamoró de June Carter, una de las integrantes de la Familia Carter, histórica agrupación de música del Sur de los Estados Unidos. June se convirtió en su segunda mujer (luego de separarse de Vivian Liberto) y colaboradora permanente de sus shows: juntos, marcarían una de las etapas más reconocibles de la carrera del músico. Uno de sus grandes éxitos juntos fue “Jackson”.
En su prolífica y extensa carrera, el cantante y compositor también fue parte del grupo The Highwaymen junto a Waylon Jennings, Willie Nelson y Kris Kristofferson. Muy poco antes de fallecer, Johnny Cash volvió a cautivar a los más jóvenes grancias a la serie de álbumes que lanzó para American Recordings, en los que grabó temas de bandas como Nine Inch Nails (“Hurt”), Soundgarden (“Rusty Cage”) y Depeche Mode (“Personal Jesus”), entre otros.
En 2005 se estrenó Walk The Line, la biopic que el director James Mangold llevó al cine con Joaquin Phoenix encarnando al músico, y Reese Whitherspoon a June Carter.
Johnny Cash falleció el 12 de septiembre de 2003, apenas meses después de la muerte de June Carter, por complicaciones derivadas de la diabetes que padecía desde hacía años. Reconocido como uno de los músicos más importantes del siglo XX, ganó, entre otros, los premios Grammy, y en 1980 entró al Salón de la Fama de la Música Country. Su música y sus canciones siguen siendo reversionadas, inspirando siempre a nuevas audiencias y artistas.