Jessica Jones dijo adiós, aunque todas sus temporadas estén disponibles en Netflix. La serie de la superheroína más interesante y sensible de la modernidad televisiva, creada por Melissa Rosenberg en base a la historia original del cómic Alias, creado por Brian Michael Bendis y Michael Gaydos, cuenta cómo una chica gana sus superpoderes al sufrir un accidente automovilístico junto a sus padres en un cuartel general donde se experimentaba con radiación. Lo mejor de todo eso: rechaza ese poder, es refractaria a tener la responsabilidad que le da ese poder; quiere ser una chica común.
De ahí en más, Jessica Jones es una de las mejores chicas jóvenes de hoy: no le gusta el mundo que le dejaron, le da fiaca cambiarlo (especialmente tener que hacerlo sola por su gran poder), cree que todos los hombres son idiotas (al menos los que se cruza, que la ven como una guarra antes que como una sensible mujer que como cualquier ser sensible prefiere ser escuchada a que le prometan bajarle la luna). De ahí que no haya nada mejor que emborracharse. Su dejadez y oscurantismo subyugan.
A este gran hallazgo de la década en materia de comics, Netflix, inexplicablemente, la hizo desfallecer. Cuando Marvel anunció que retiraba todas sus historias de Netflix, las negociaciones no llegaron a buen puerto y la plataforma sencillamente las dejó caer. Si sigue y llega a su final es gracias a sus fans, que batallaron en las redes sociales. Como auténticas Jessica Jones, no se dieron por vencidos. Como la chica con fuerza descomunal que se desprecia a sí misma por no poder darse una vida más o menos cercana a la que alguna vez imaginó, lucharon no sólo por ellos, sino porque creen que desperdigados por el mundo hay un montón de gente esperando descubrir una aventura tan bella como la de Jessica Jones.